Rousseff y Neves ajustan sus estrategias para un reñido balotaje
Los 148,2 millones de brasileños convocados a las urnas el domingo 26 de octubre están divididos en dos bloques de igual tamaño, mayoritariamente en función de su clase social, que definirán si el Partido de los Trabajadores (PT) prolonga sus doce años en el poder.
En la primera ronda, el pasado 5 de octubre, la candidata del PT reunió el 41,5% de los votos, contra el 33,5% del senador del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Para el balotaje, la mayoría de las encuestas muestran un empate técnico, aunque en los últimos días los sondeos mostraron una mínima ventaja en favor de Dilma.
En un reportaje con la revista Carta Capital, Rousseff reiteró que “la diplomacia del PSDB es hablar fuerte con Bolivia y suave con Estados Unidos” y se defendió de los ataques de la oposición por los bajos números de crecimiento y los índices de inflación oficiales.
Según analistas del mercado, Brasil crecerá este año menos del 0,3% y la inflación está en el límite de la meta máxima fijada del 6,5% anual.
Al respecto, la mandataria señaló que “el mundo atraviesa por la peor crisis en los últimos ochenta años”, pero, a diferencia de otros países, Brasil no redujo los empleos.
En la misma línea que Rousseff, su asesor especial para Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García, advirtió que una eventual consagración de Neves como presidente sería letal para América latina.
El asesor, que desempeñó el mismo cargo en los dos gobiernos de Luiz Lula da Silva, agregó que el PSDB “tiene una política aventurera para América latina” e indicó que “ellos no saben cómo van a tratar a Perú y Bolivia, no saben que nosotros trabajamos con las policías para lidiar con el tráfico de drogas. Aécio confrontará con Bolivia, y de ahí va tener falta de entendimiento con Venezuela, con Argentina y, después, vamos a estar aislados”.
En tanto, Neves centró su discurso en cuestiones internas y se comprometió a que en caso de vencer el domingo renegociará la deuda de los estados con la Unión federal, para fomentar las inversiones en infraestructura y en el área social.
“Hay una necesidad urgente que se impone, y tengo tranquilidad en hablar de eso porque fui gobernador: la renegociación de la deuda de los estados”, señaló.
Para Neves, la renegociación permite la “creación de un espacio más adecuado para que los estados vuelvan a tener las inversiones necesarias, sea en infraestructura o en la calidad de los servicios públicos”.
La semana pasada, Neves recibió el respaldo de la ex candidata socialista a la presidencia, Marina Silva.
Admisiones oficialistas y reproches opositores
Desde que estalló el escándalo de denuncias y acusaciones de corrupción en Petrobras, por primera vez la presidenta Dilma Rousseff admitió que existió desvío de dinero en el ente estatal, y se comprometió a hacer lo posible para resarcir al Estado.
“Haré todo lo que me sea posible para resarcir al país. Si hubo desvío de dinero público, lo queremos de vuelta. ‘Si hubo’, no. Sí, hubo desvío”, se corrigió a sí misma la mandataria, admitiendo de ese modo las acusaciones de corrupción que afectan a la petrolera estatal.
Por su parte, el líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, afirmó que el reconocimiento por parte de Rousseff de la existencia de desvíos de recursos de la petrolera para supuestamente favorecer políticos, es “una evolución”, pero que llegó “un poco tarde”.
“Cuando hubo un pedido (en el Congreso) para la creación de la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación) de Petrobras, el Partido de los Trabajadores aseguraba que todo era una fabricación, pero los hechos están ahí”, declaró Neves, que busca sacar rédito electoral del escándalo.
