
No fue para Francisco: el Nobel de la Paz lo ganaron una paquistaní y un indio
La adolescente pakistaní Malala Yousafzai y el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el indio Kailash Satyarthi, han ganado el Nobel de la Paz 2014, informó hoy el Comité Nobel de Noruega. Además del prestigio y reconocimiento internacional, Yousafzai y Satyarthi compartirán $1,1 millones de de dólares que entrega la fundación a los ganadores
El comité reconoció a Satyarthi por su «lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación».
«Los niños deben ir a la escuela y no ser explotados financieramente», exclamó el presidente del comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland.
Mientras que Malala es conocida por haber padecido la violencia extremista de los talibanes en su país, Satyarthi se destaca por su constante militancia en favor de la educación de los niños
La elección de ambos líderes está claramente conectada. Yousafzay, que hoy tiene 17 años, trabaja para la fundación que lleva su nombre en pro de mayores libertades para la mujer en todo el mundo, enfocándose especialmente en su país, Pakistán, donde el extremismo islámico está presente y pretende coartar las iniciativas individuales de mujeres que quieren orientar su vida con libertad.
Malala Yousafzai es una defensora del derecho a la educación de las mujeres propulsada a símbolo mundial de la lucha contra el extremismo tras sobrevivir milagrosamente a un atentado de los talibanes.
Hace casi exactamente dos años, el 9 de octubre de 2012, varios islamistas irrumpieron en el autobús escolar en el que volvía a su casa después de las clases en Mingora (en el valle de Swat, norte) y uno de ellos preguntó: ¿Quién es Malala? Luego le disparó un balazo a quemarropa en la cabeza.
Increíblemente, el proyectil no acabó con su vida. En estado de coma, Malala fue evacuada a un hospital en Birmingham, en el Reino Unido, donde recuperó el conocimiento seis días después. Había nacido la leyenda Malala.
«Estaba aterrorizada. Lo único que sabía era que Alá me había bendecido al concederme una nueva vida», cuenta la adolescente en su autobiografía, «Yo, Malala», un best-seller internacional que tuvo una acogida discreta en su Pakistán natal.
La adolescente vive hoy en Birmingham, en el centro de Inglaterra, donde este viernes se encontraba en la escuela cuando le fue atribuido el premio, compartido con el indio Kailash Satyarthi, que milita contra la explotación infantil.
Kailash Satyarthi, el Gandhi de los niños
Activista social con formas «gandhianas», Satyarthi ha liberado a unos 80.000 niños esclavos forzados a trabajar en la India. Además del Nobel de la Paz, su trabajo ha sido señalado con numerosas distinciones como el español Galardón Internacional Alfonso Comin en 2008, el Premio Internacional de Derechos Humanos Robert F. Kennedy de Estados Unidos, o el Premio Internacional Derechos Humanos Fredric Ebert de Alemania, entre otros.
Nacido el 11 de enero de 1954 en la ciudad de Vidisha en el estado indio de Madhya Pradesh, Satyarthi abandonó su carrera como ingeniero eléctrico a los 26 años para luchar contra el trabajo infantil en la década de los ochenta.
En 1983 fundó la ONG Bachpan Bachao Andolan (BBA, Movimiento para Salvar la Infancia) en la India, que con 50 millones de trabajadores es el país del mundo con mayor incidencia de empleo infantil.
La organización de Satyarthi lleva a cabo redadas en talleres y fábricas donde se usa mano de obra esclava infantil, en ocasiones sin informar a la Policía del lugar concreto para evitar que avisen a los criminales.
Creó la etiqueta «Rugmark» que certifica que las alfombras indias que se venden en el extranjero no han sido fabricadas con mano de obra infantil.
Además, organiza campañas de concientización con protestas que siguen el modelo pacífico de Mahatma Gandhi.
Pero la lucha de este activista ha traspasado las fronteras indias y la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, organismo que ayudó a fundar.