
Habló Lagomarsino y dejó más dudas que certezas
En una conferencia de prensa en el estudio de su abogado, el licenciado en informática que trabajaba para la Unidad AMIA contó que ese sábado Nisman lo llamó diciendo si podía ir a su vivienda en Puerto Madero y agregó que le pidió un arma porque “tengo miedo por las chicas -sus hijas- y que un loquito venga y me pegue un palazo por traidor”.
La situación de Diego Lagomarsino, el informático que le prestó el arma que mató al fiscal Alberto Nisman, es cada vez más complicada. En la conferencia de prensa en la que repitió lo que dijo ante la fiscal Viviana Ferin: que el fiscal tenía miedo, que le pidió un arma y que él se la prestó, aunque le advirtió que el arma era vieja.
Luego reiteró que Nisman le dijo que no confiaba en nadie, siquiera en sus custodios. Y que le llamó la atención la cantidad de marcadores verdes que había en una mesa, los mismos que salen en una presunta foto que presuntamente envió Nisman a la Amia.
El informático da la conferencia de prensa junto con su abogado, Maximiliano Rusconi, aunque con detalles que difuminan el caso.
En su testimonio a la prensa, Lagomarsino señaló la charla que tuvo el día anterior a la muerte del fiscal y que precedió al pedido del arma por parte del fiscal. El informático dijo que le preguntó sobre su investigación y si creía que iba a tener mucha repercusión y según contó el fiscal le afirmó: «Estoy preocupaddo, tengo más miedo de tener razón que de no tener razón».
Respecto al pedido del arma por parte de Nisman, Lagomarsino dijo: «Me dejó mal parado, no entendía nada. Imginense que su jefe les pregunta eso».
El informático afirmó que le dijo al fiscal que quizá un arma no era necesaria porque tenía seguridad. «Nisman me dijo que no confiaba en su custodia».
Según Lagomarsino, Nisman le pidió el arma pero le aseguró que no la iba a usar. «¿Alberto, vos tenés portación?», le pregunté. «Me dijo por supuesto, soy fiscal».
Aunque sólo declaró como testigo y no fue citado a indagatoria, Lagomarsino se encuentra imputado del delito de entregar un arma a quien no es legítimo usuario, castigado con penas de uno a seis años de cárcel.
Finalmente Lagomarsino explicó que el domingo 18 – día en que hallaron muerto al fiscal- fue al supermercado alrededor de las 11 de la mañana y le mandó un mensaje. «¿Estás más tranquilo?, le pregunté pero no me respindió el mensaje».
Diego Lagomarsino no respondió preguntas de la prensa y el encargado de aclarar dudas de los medios fue su abogado.