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La verdadera inflación de Cambiemos

Eva Sacco

Desde diferentes espacios se informaron cifras de inflación ¿A cuál creerle?

Desde que las cifras del INDEC comenzaron a tener dudosa credibilidad, resuena en los medios diferentes cifras acerca de la inflación calculadas por consultoras e instituciones privadas. También cobraron trascendencia cifras de alcance provincial producidas por institutos de estadísticas locales. Todas estas soluciones no fueron más que paliativos, “curitas” que remendaban la falta de estadísticas oficiales creíbles: los guarismos surgidos de consultoras oficiales se calculan a partir de datos secundarios y a disposición, lo cual puede propiciar un tipo de error que en estadística se conoce como sesgo de selección.

Como explico a mis alumnos en las clases de Estadística, cuando queremos estimar un valor desconocido (en este caso la inflación) y no contamos con el conjunto total de la información, tenemos que recurrir a una muestra y para que una muestra sea representativa, debe ser tomada con ciertos recaudos. El principal cuidado que se debe tomar es que los elementos de la muestra tienen que ser escogidos aleatoriamente propiciando que todos tengan posibilidad de ser seleccionados. Cuando se toman datos secundarios disponibles, se está cometiendo potencialmente un grave error: se consideran sólo los datos que están disponibles de manera secundaria (a través por ejemplo de cámaras de comercio) y se dejan de lado muchos otros sin posibilidad de ser elegidos. La muestra deja de ser representativa y pierde validez científica.

Los índices provinciales tienen una mejor performance, siempre que respeten los principios estadísticos del muestreo probabilístico. Pero su alcance es local y en muchos casos miden canastas diferentes, por lo cual muchas veces son difícilmente comparables. Existe una tercera alternativa, que en Argentina está siendo implementada por la consultora Elypsis y el CESO (Centro de Estudios Scalabrini Ortiz) basada en información de precios on-line de todas las cadenas de supermercados. Esta solución se encuentra a mitad de camino de la solución, y probablemente sea el norte al cual se dirige la medición de variables económicas a medida que se informatice toda la economía.

Actualmente el mayor déficit que posee este sistema es que los datos son tomados de un conjunto de actores específicos: las grandes cadenas de supermercados que cuentan con plataforma para la venta on-line. Si bien estos actores son los formadores de precios, es muy probable que la variación de precios que surge de estas mediciones sea representativa, justamente porque lo que se esté considerando es la manera en que cambian los precios. Pero también es cierto que los precios on-line son casi siempre superiores a los valores de venta en comercios, aun considerando una misma cadena de supermercado. Los valores de la línea de pobreza e indigencia que surgen de estas mediciones son muy poco representativos y siempre son sobre estimados.

Actualmente el mayor déficit que posee este sistema es que los datos son tomados de un conjunto de actores específicos: las grandes cadenas de supermercados que cuentan con plataforma para la venta on-line.

Además de las cuestiones técnicas relativas a la medición de la inflación, no puede perderse de vista que existe una razón mucho más importante para que las Estadísticas y las mediciones no pueden dejarse en manos del sector privado. Las expectativas juegan un rol fundamental en la economía, y las mediciones económicas tienen un rol fundamental que los intereses privados pueden y probablemente utilicen en muchos casos para operar en favor de intereses particulares y específicos. Este fue probablemente uno de los mayores errores de un gobierno que tenía como objetivo el desarrollo con inclusión: propició el surgimiento de un campo fértil para la especulación.

En la actualidad existe un apagón estadístico que no genera demasiado ruido en los votantes de Cambiemos. Al contrario, es usual que se censure cualquier tipo de crítica porque el INDEC “siempre funcionó mal”, y se convaliden alternativas como el índice congreso que informa una inflación de un 9,9% acumulada entre el 1 de noviembre y el 31 de enero. Se informa también, que “no existe intencionalidad política en la publicación de este índice”.

¿En qué sentido tendremos que leer esta frase? Para esto consideremos los datos de la iniciativa observando precios, de la cual forma parte la que escribe. Observando precios calcula un índice de precios populares (IPP), que dan cuenta de una inflación muy superior: si bien solo se mide una canasta de alimentos y bebidas, productos de aseo personal y de tocador; la variación acumulada en los precios entre el 1 de noviembre y el 31 de enero arroja la friolera de un 38,79%. Si bien la diferencia en las canastas es diferente por la composición, si se consideran solamente las subcanastas de alimentos, en el caso del IPC congreso se llega a un 16% de variación, mientras que el IPP trepa a la friolera de 46%.

Frente a esta diversidad ¿Cuál valor es más creíble?

Frente a esta diversidad ¿Cuál valor es más creíble? No se trata de convencer al lector de la veracidad de la información, sino de aplicar un simple razonamiento: el IPP está realizado por un colectivo de actores, que provienen tanto de diferentes iniciativas y agrupaciones políticas, asociaciones de estudiantes y en general del ámbito de las iniciativas de empoderamiento ciudadano. Cualquiera puede acerarse y participar en el relevamiento, es una iniciativa abierta a toda la ciudadanía. Los más de 200 actuales relevadores, contabilizan cada uno un promedio de 100 precios, en todas las regiones del país y adaptando una metodología -la del índice de precios nacional urbano- que está respaldada por el trabajo de las universidades públicas y fue aprobada en su momento por el Fondo Monetario Internacional como instrumento válido para la medición de la inflación.

Analizando la situación desde la teoría económica, cuando una devaluación ocurre en una economía; el incremento del dólar se traslada a precios en una proporción que depende tanto de la estructura económica (en qué medida las industrias no reemplazan insumos nacionales por importados), la estructura de mercado, (grado de concentración de cada uno de los eslabones de la cadena de valor y que poder tienen para formar precios) y las medidas que pueda o no tomar el Estado para compensar estos aumentos.

Los próximos meses serán muy candentes con relación a los aumentos.

El desmantelamiento de la Secretaría de Comercio de la Nación en pos de un sistema dirigido por las “fuerzas del mercado” redundan claramente en un traslado total de la devaluación a precios; especialmente en alimentos donde se experimentó el mayor aumento y que constituyen productos cotizados a precio dólar.

Los próximos meses serán muy candentes con relación a los aumentos. En la antesala de las negociaciones colectivas, y en falta de una alternativa oficial “creíble” la ciudadanía no solo busca datos alternativos, sino que se organiza para producirlos. En este contexto, además queda en claro nuevamente que el papel que juega el diputado Sergio Massa, dista mucho de ser opositor, y que la felicitación del ministro de hacienda a la publicación del ipc congreso es más que merecida. Un ministro que propone como plan anti-inflacionario poner tope a los reclamos salariales, despedir empleados públicos y generar un clima de hostilidad y persecución hacia la protesta social y la militancia.

Tendremos que continuar como ciudadanía abocados durante cuatro años a la poca divertida y excitante tarea de producir estadísticas.

La solución a la trampa de las Estadísticas es fácil si se quiere solucionar, no hace falta ni 1 mes, ni 8 ni 2 años. El gobierno actual tiene además la oportunidad de capitalizar un regalo político del kirchnerismo si actuara de manera estratégica: hacer del INDEC un organismo autárquico e Independiente, manejado por un comité de expertos provenientes de las universidades e institutos de investigación nacionales. Donde el secreto estadístico no sea una carta en blanco, sino que se concilie con un equipo de auditores provenientes de todos los partidos políticos y la ciudadanía.

Cambiemos no dio muestras de avanzar en este sentido, sino todo lo contrario. Tendremos que continuar como ciudadanía abocados durante cuatro años a la poca divertida y excitante tarea de producir estadísticas, y al próximo gobierno le tocará tomar conciencia y generar consenso acerca de la importancia de contar con datos fiables y que todos los actores involucrados renuncien a la poco constructiva forma de hacer política a través de la manipulación de los datos.

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