
“Trabajar en casa” vs. “Vivir en el trabajo”
En el marco de la crisis sanitaria de Covid-19, varios organismos, empresas e instituciones, siguiendo con la línea del ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio) que propone el Gobierno Nacional, han adoptado como medida “estrella” de prevención del contagio al teletrabajo.

Por este motivo, en mi carácter de Secretaria de Salud de ATE en la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y teniendo en cuenta que el objetivo primordial de nuestro organismo es “garantizar el efectivo cumplimiento del derecho a la salud y seguridad de la población cuando trabaja”, les propongo realizar un análisis más exhaustivo acerca de esta modalidad de trabajo.
Como sociedad trabajadora nos encontramos atravesando un momento extremadamente difícil, un momento de quiebre y de crisis que nos obliga a crear nuevos mecanismos y a actualizar otros ya vigentes porque es necesario que la vida continúe, más allá de la pandemia, y el trabajo también.
Si bien desde el Ministerio de Trabajo se está cubriendo con eficiencia una tarea difícil en un momento que exige soluciones rápidas, es necesario repensar de qué se tratan las medidas que adoptamos en nuestro estilo -esperemos- “provisorio” de trabajo. Pensemos entonces en primer lugar,
¿A qué nos referimos cuando hablamos de teletrabajo?
Lo primero que haremos es tratar de definirlo, denominarlo, conceptualizarlo; señalar características y alcances.
Lo que se conoce mundialmente como “tele-trabajo” es “una actividad laboral que sedesarrolla fuera de las instalaciones del empleador u empresa contratante, apelando a las tecnologías de la información y de la comunicación para el desarrollo de los quehaceres”. Y esto no es nuevo. A nivel mundial, se calcula que una gran parte de la población activa teletrabaja normalmente al menos un 25 % de su jornada, aprovechando la flexibilidad temporal y espacial que esta modalidad les ofrece. Sin embargo, para los que no estamos acostumbrados a realizarlo, ha sido una gran novedad y en muchos casos, este desafío nos enfrenta a otro aún mayor: lograr que “trabajar en casa” no se convierta en “vivir en el trabajo”.
¿Cuáles son sus principales características? ¿Qué riesgos conlleva?
En primer lugar, debemos prestar atención a las emociones, que en estos momentos se encuentran a flor de piel: ansiedad, miedo a enfermar uno o que enfermen los familiares, incertidumbre sobre el futuro a corto y largo plazo, tristeza, irritabilidad, etc.
Para afrontar estos vaivenes emocionales y que no se conviertan en síntomas de un cuadro de mayor gravedad (como síndromes depresivos, trastornos de ansiedad, por nombrar algunos) es importante contar con una buena red de contención y apoyo psicoterapéutico, en la medida en que cada persona lo necesite y/o lo considere
oportuno. Algunos de sus principales riesgos y/o consecuencias son:
• Aislamiento. Al aislamiento social se le suma la pérdida de cotidianidad con los pares de trabajo. Las personas pierden su entorno y sienten miedo al despido, o temor a ser reemplazados.
• Fatiga. Sensación de cansancio patológico, físico e intelectual. Alteraciones en la percepción del tiempo, ya que el trabajo funciona en muchos casos como ordenador. Alteraciones en el ritmo del sueño.
• “Presencialismo”: es la necesidad de demostrar que se trabaja todo el día, de mostrarse más allá de cumplir los objetivos, de ser el empleado perfecto las 24 horas, desmereciendo el ocio y el descanso.
• Limita los derechos sindicales y de representación, disminuyendo las posibilidades de organizarse, intercambiar ideas, realizar reclamos, hacer asambleas, reuniones, etc.
• Dificultades para separar el trabajo de las tareas domésticas. Estas se agravan en el colectivo femenino ya que deja expuesta la falta de buena complementación de la pareja en las tareas hogareñas, donde las
mujeres ejercen una “doble jornada de empleo”.
• Aumento de la violencia doméstica. A mayor encierro, más horas de convivencia que dan por resultado un aumento de las denuncias por violencia de género dentro del hogar.
Medidas de Prevención – Regulación del Teletrabajo. Actualmente circulan alrededor de quince proyectos legislativos para reglamentar y regular el teletrabajo. Algunos son antiguos y muchos otros se elaboraron
recientemente. El objetivo es que se incluya como un tema dentro de la misma Ley de Contrato de Trabajo nº 20.744.
Aquí van diez recomendaciones a tener en cuenta si estas realizando “teletrabajo”:
1- La jornada laboral debe estar claramente delimitada, estableciendo una hora de inicio y hora de fin, con cortes o “pausas” programadas y un tiempo destinado a la alimentación/hidratación. Se recomiendan tres comidas al día. Asimismo, respetar días laborables y fin de semana
2- El lugar de trabajo, al igual que la jornada, también debe estar delimitado. Es importante establecer un espacio de la casa exclusivo para trabajar, donde estemos cómodos y tranquilos, con buena iluminación, minimizando los distractores y evitando la exposición a ruidos fuertes. Mantener la higiene del espacio físico donde se desarrolla la actividad. Luego de finalizar la jornada, ordenar los elementos de trabajo y guardarlos.
3- Mantener una rutina diaria que se asemeje a la que llevamos adelante cuando vamos a trabajar de manera presencial; por ejemplo, levantarse a determinada hora, asearse, cambiarse la ropa, desayunar, etc.
4- Adquirir hábitos saludables: Mantener una rutina básica de actividad física, acorde a nuestras capacidades, que nos permita estar en movimiento a pesar de estar confinados. Introducir ejercicios de relajación. Evitar consumo excesivo de sustancias adictivas (café, estimulantes, alcohol). Evitar posiciones rígidas que llevan a contracturas y desgaste articular. Descansar la vista alejándola periódicamente de los dispositivos electrónicos.
5- Exigir al empleador que garantice las herramientas de trabajo necesarias para llevar a cabo la tarea que se nos encomienda. Evaluar puesto de trabajo, ergonomía, condiciones ambientales. Solicitar al empleador herramientas para mejoras del puesto de trabajo. Tener a mano el número de emergencias/ART.
6- Organizar el trabajo: planificar el día estableciendo metas y objetivos razonables, acordes a nuestro conocimiento y habilidades. Asimismo, organizar el trabajo de manera intrafamiliar, delimitando horarios de actividades (charlas, cursos, clases virtuales) y turnos para uso de los dispositivos electrónicos, según obligaciones de los convivientes.
7- Declarar si tenemos personas menores o mayores a cargo en el domicilio, ya que esto debe ser tenido en cuenta al momento de establecer la carga de trabajo.
8- Conformar un punto de encuentro virtual de compañeros y compañeras donde se generen espacios de discusión colectiva entre pares, sin jefes/as. No perder la comunicación.
9- Fomentar el contacto permanente con vínculos cercanos, familiares y amigxs, mediante encuentros virtuales, llamadas telefónicas, etc.
10- Evitar la sobreexposición y/o reproducción de noticias, correos, mensajes, videosrelacionados con la problemática actual. Evitar en reenvío de información que no esté debidamente chequeada.
#CuidarteEsCuidarnos
#PrevenirEsTrabajoDeTodos