
Protestas en Europa contra el Tratado Comercial Transatlántico
Las manifestaciones, organizadas por la izquierda europea y movimientos sociales, han discurrido en más de 20 ciudades de manera pacífica.
Protestan por lo que consideran reducirá los derechos sociales y laborales básicos y desprotegerá al medio ambiente, pero también porque el acuerdo se esté negociando de forma secreta y a espaldas de la ciudadanía.
Desde febrero de 2013 la Unión Europea y Estados Unidos negocian, sin ninguna transparencia, un acuerdo que daría lugar a la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, creando así la mayor zona de libre comercio del mundo.
Algunos de sus objetivos son: eliminar o reducir al máximo los aranceles comerciales y las barreras no arancelarias , facilitar la libre inversión; dar a las partes firmantes y a las empresas la capacidad de litigar ante un “mecanismo específico de resolución de conflictos”, contra las leyes y regulaciones de los Estados contrarias a los preceptos de la TTIP; y preservar la propiedad intelectual.
Para los sindicatos y otros movimientos de izquierdas, tras el Tratado se esconde una reducción de los stándares sociales europeos.
En total, se han celebrado más de 700 eventos en todo el gmundo para exigir la paralización del acuerdo, que cada vez cuenta con más opositores.
Al grito de «¡No es un tratado, es un golpe de Estado!», y «Somos personas, no mercancías» miles de personas -más de 10.000 según los organizadores- recorrieron el centro de Madrid en un ambiente festivo para protestar contra un acuerdo que consideran una nueva ofensiva del neoliberalismo económico, y que podría afectar a los derechos laborales, a la protección de los consumidores o al medio ambiente europeo, entre otros. Eso, por no hablar de que fomentará las privatizaciones, destruirá puestos de trabajo y supondrá la pérdida de soberanía de los estados en detrimento de las empresas.
La Comisión Europea no hizo preguntas cuando redactó un mandato negociador, tampoco cuando garantizó que los documentos serían secretos durante treinta años tras la firma del TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership). En todo el proceso sólo ha preguntado abiertamente a los europeos en una ocasión, sobre la cláusula ISDS que incorpora el acuerdo y que blinda a las multinacionales. La respuesta despejó todas las dudas: el 97% de los 150.000 participantes en la consulta dijo no al blindaje de las corporaciones, y Bruselas dejó de hacer preguntas.
Consciente de que las preguntas podrían no volver a llegar, la Campaña estatal #NoalTTIP, organizadora de las movilizaciones en 53 ciudades españolas, quiso hacer llegar su mensaje a la Comisión, a los gobiernos de los 28 y a las multinacionales que ansían la firma del acuerdo: la movilización acaba de empezar, esto es sólo el punto de partida, y cada vez más gente conoce la esencia del TTIP, por lo que el número de detractores del acuerdo seguirá en aumento.
Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza o Bilbao son algunas de las ciudades españolas que han protagonizado las protestas de este 18-A contra el TTIP. Según la agencia EFE, hasta cuatro mil personas se concentraron en la Ciudad Condal para rechazar el acuerdo Transatlántico en la segunda movilización global contra el TTIP en apenas seis meses.
En Viena fueron más de 20.000, en Bruselas más de 2.000, y en los municipios más pequeños apenas fueron decenas, pero los organizadores creen haber salido reforzados tras su paso por las calles y plazas.
Los activistas insisten en que están a tiempo de parar el TTIP, en que la Comisión no puede seguir haciendo oídos sordos a sus quejas, y apuntan que esto es sólo el inicio del camino, el punto de partida de sus reivindicaciones. «Las movilizaciones acaban de empezar», advierte Cayo Lara, coordinador federal de Izquierda Unida en España.
Cerca de 4.000 personas marcharon por las calles de Berlín donde están situadas las sedes diplomáticas de Estados Unidos y Canadá, informa la agencia RIA Novosti. Llevaban pancartas con los lemas «Abajo la OTAN económica», «Paren el TTIP-CETA», «No al trigo genéticamente modificado» y «Contra el TTIP, por la democracia y los derechos civiles».
Al llegar a la delegación de la Unión Europea en Alemania, los manifestantes han formado delante de las puertas del recinto una fila en la que se firma una petición destinada a los eurofuncionarios. El documento pide encontrar una alternativa al TTIP.
Según señalaron los organizadores de la manifestación contra el TTIP en el Reino Unido, se ha convocado también una marcha en el oeste de Londres. Los activistas destacaron la amenaza que el acuerdo transatlántico representa para la democracia y la economía de los países europeos. Esta amenaza es la razón por la que se reúnen en el que han llamado ‘Día de Desacuerdo’ bajo el lema «Democracia o TTIP».