
Mar del Plata: El intendente Arroyo contra los espacios culturales
El nuevo jefe comunal se rehusa a continuar los acuerdos con los espacios culturales, vaciando los programas y dejando a cientos de jóvenes sin espacios recreativos y artísticos.
No sorprenden estas decisiones políticas de Carlos Arroyo, ya que desde que era concejal en la ciudad, propuso polémicos proyectos como la prohibición de murgas y otras expresiones artísticas en los espacios públicos.
Además, el jefe comunal no es reconocido precisamente por su tolerancia: ha tenido palabras gravemente discriminatorias contra la comunidad boliviana y se negó a darle un premio al cantante Manu Chao por «sus ideas anarquistas».
El intendente de Mar del Plata es un ferviente defensor de la última dictadura cívico militar. En declaraciones a los medios, dijo que «incluso en la dictadura había Estado», y tuvo a Luis Piatti, condenado por delitos de lesa humanidad, como integrante de su lista en el año 2007.
Arroyo también fue denunciado por su antisemitismo y acusado de liderar pandillas nazis; la sospecha fue ratificada por ex empleados que aseguraron haber visto simbología alusiva en su oficina.
Ahora, al frente del Municipio tras su triunfo en las últimas elecciones, arrasa con todas las iniciativas culturales y de inclusión social.
En la Orquesta Infanto Juvenil, por ejemplo, llegaron a ser 2500 los chicos que participaban. Jóvenes de entre 6 y 16 años se estaban capacitando en la ejecución de instrumentos de cuerda, gracias a la acción del Municipio, que contaba con 20 sedes distribuidas estratégicamente. Hoy su continuidad corre peligro.
Respecto a los teatros, el Diagonal fue municipalizado en septiembre del 2013 con el objetivo de brindar un espacio para los artistas locales. Cuando asumió la intendencia de Cambiemos, el Gobierno decidió cerrarlo.
El Teatro Municipal Colón, por su parte, desde abril no tiene ningún tipo de actividad y, según señalan algunos medios de la ciudad, también tiene posibilidades de ser cerrado por Arroyo.
A este marco se le suma el abandono de los polideportivos, que se encuentran totalmente paralizados.