
La Guerra es el Negocio más Prospero
Hace apenas un año, con la retirada de las tropas que se hallaban en Irak y Afganistán y los recortes anunciados en el presupuesto militar, los grandes accionistas de la industria armamentista estadounidense veían negro el futuro de sus ganancias. Pero ahora, con las operaciones militares del Pentágono en Siria e Irak y el nuevo enfrentamiento con Rusia, el futuro parece nuevamente luminoso.
El 23 de septiembre de 2014, primer día de los bombardeos aéreos en Siria, 2 barcos de guerra estadounidenses lanzaron 47 misiles Tomahawk, con un costo de 1,4 millones de dólares cada uno, para destruir instalaciones petroleras y otras infraestructuras sirias con el pretexto de que se hallaban en manos del Emirato Islámico.
Unos días después, la firma Raytheon, fabricante de los Tomahawk, obtuvo un contrato ascendente a 251 millones de dólares para la entrega de misiles nuevos y el valor de sus acciones se elevó en más de un 4% en menos de un mes, a pesar de que la tendencia general de la Bolsa registraba un descenso de 2%.
Los demás grandes contratistas del Pentágono también registraron aumentos similares o incluso superiores, como Northrop Grumman con + 4% y General Dynamics con + 4,5%. Las acciones de Lockheed Martin, fabricante entre otros de los misiles Hellfire, cada vez más utilizados como armamento de los drones Reaper de General Atomics, registraron un alza record de 9,5%. El 18 de octubre, Lockheed botó el séptimo navío de guerra de litoral (LCS) que, altamente maniobrable y capaz de navegar en aguas poco profundas, puede acercarse a las costas enemigas para asestar golpes en profundidad. Poco antes, en abril, había entregado a la US Navy el primero de los 10 barcos de asalto anfibio de la nueva clase America, de donde incluso pueden despegar los aviones de guerra F-35 de Lockheed.
El frente espacial también trae excelentes noticias para el negocio de la guerra. El 10 de octubre General Dynamics hizo un ensayo de enlace entre un avión en vuelo sobre el Pacífico y una base en Estados Unidos con una capacidad de transmisión superior en 10 veces a la anterior a través del sistema satelital Muos, que cuenta con 4 estaciones terrestres –incluyendo una en la localidad siciliana de Niscemi.
El 14 de octubre la Marina de Guerra de Estados Unidos instaló el sistema de armas Aegis, de la firma Lockheed (ya instalado en 74 de sus navíos de guerra), en la base de Deveselu (Rumania), que se convierte así en la primera base terrestre (la segunda estará en Polonia) del «escudo» antimisiles de Estados Unidos en Europa dotada de un radar Spy-1 y de una batería de misiles Sm-3. El Pentágono asegura que esos misiles «no tendrán capacidad ofensiva sino que sólo interceptarán misiles balísticos lanzados desde países hostiles». También hace una clara referencia a Rusia, que tendría que confiar en la palabra del Pentágono cuando este último afirma que los misiles instalados en Rumania y Polonia no tendrán capacidades de ataque nuclear.
El 17 de octubre aterrizó en la base de Vandenberg (California), después de pasar 22 meses en órbita, el avión espacial robot X-37B, fabricado por Boeing. Lanzado al espacio por un misil, este avión de 9 metros de largo y 5 toneladas de peso, es capaz de regresar de manera autónoma. Aunque no se ha divulgado cuál sería su misión, hay razones para pensar que está concebido para destruir los satélites enemigos como paso previo al inicio de un ataque nuclear o incluso para llevar armas nucleares al espacio.
Vaciando de todo valor la promesa de la administración Obama de reducir el presupuesto militar, el Pentágono declara que, como «Estados Unidos tiene que seguir siendo capaz de proyectar su poderío en áreas a las que se nos niega acceso y libertad para operar, conservaremos una amplia panoplia de capacidades militares».
Y así seguirán engordando, con cientos de miles de millones de dólares provenientes de los fondos públicos, las billeteras de los patrones de la industria militar.
Los magnates de las armas
Los mayores mercaderes de armas en el mundo son Estados Unidos, Rusia y Alemania. Estados Unidos mantiene su predominio mundial al concentrar 44 de las 100 mayores compañías y el 60 por ciento de las ventas totales, mientras que otras 30 empresas radicadas en Europa Occidental acaparan el 29 por ciento del mercado. Las estadounidenses Lockheed Martin con ventas de 36.270 millones de dólares, y Boeing, con 31.830 millones encabezan la lista de los 10 principales fabricantes de armas, junto a otras cinco compañías norteamericanas.
En 2010 Estados Unidos acaparó el 53 por ciento del mercado mundial de armas por un valor de 21.300 millones de dólares, según el informe anual del Servicio de Investigación del Congreso (CRS). Ese año la potencia norteña aprobó la venta de equipos militares valuados en 200 millones de dólares a la monarquía de Bahrein, confesó el Departamento de Estado. En 2008 la Casa Blanca vendió a la nación árabe armamento valuado en 88 millones de dólares y en 2009-2010 amplió las exportaciones de aviones y equipamiento electrónico, fusiles de asalto, escopetas y otras armas empleadas para reprimir protestas sociales, por un valor total de 112 millones de dólares.
En diciembre de 2012 el Departamento de Defensa de EEUU notificó al Congreso que firmó un nuevo convenio con Israel para venderle armamento de última generación por valor de 647 millones de dólares. El Pentágono proveerá al gobierno de Tel Aviv 6.900 aditamentos de municiones de ataque directo conjunto (JDAM) que convierten a las bombas de caída libre en municiones “inteligentes”, al equiparlas con un sistema de dirección inercial que les proporciona mayor precisión y un alcance aproximado de 30 kilómetros. [2]
Se supo también que el gobierno de Japón analiza la posibilidad de eliminar una ley vigente desde fines de la Segunda Guerra Mundial que le impide exportar armas, con el fin de desarrollar el avión espía de alta tecnología F-35 en alianza con Estados Unidos, reportó la cadena televisiva NHK. En Japón existen cerca de 130 instalaciones militares estadounidenses y una cifra aproximada de 50.000 efectivos, sobre todo en Okinawa.
Por otro lado, el presidente Vladimir Putin reveló que entre enero y septiembre de 2012 Rusia se ratificó como el segundo proveedor mundial de material bélico al exportar 10.700 millones de dólares, el 80 por ciento del volumen previsto en el plan anual. El director del Servicio Federal para la Cooperación Técnica Militar, Alexander Fomin, confirmó que Rusia tiene contratos de exportación por un valor superior a los 40.000 millones de dólares, de los que 36.000 corresponde a la firma Rosoboronexport, la mayor exportadora de material de combate entre las 22 empresas rusas autorizadas a concurrir de forma autónoma al mercado internacional.
De otra parte, en 2012 el gobierno de la canciller alemana Angela Merkel aprobó la exportación de armas a seis estados árabes miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (Bahréin, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos) por un valor de 1.420 millones de euros, más del doble que el año precedente, informó el rotativo Sueddeutsche Zeitung.
El año pasado las empresas alemanas duplicaron sus envíos a Argelia en comparación con 2011, cuando las exportaciones bélicas ascendieron a 570 millones de euros, según un cálculo del Ministerio de Economía alemán. En diciembre de 2012 el gobierno de Alemania se negó a brindar información sobre un posible nuevo contrato de venta de armas a Arabia Saudita, alegando que ese tipo de negociaciones tiene carácter secreto.
El semanario Der Spiegel estimó que este año Alemania concedió licencias para exportaciones armamentísticas por un valor de 3.300 millones de euros, lo que supondría un aumento de 800 millones de euros en comparación con 2011.