El Frente para la Victoria es de la gente, no de los dirigentes
“Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca.”
Es sabido que la aparición de José López con sus bolsas llenas de dinero ha motivado, o mejor precipitado, algunas partidas y despegues urgentes de anteriores alineamientos dentro del peronismo.Ya había comenzado el éxodo con la huida de los pro buitres Bossio, Oscar Romero y toda la tropa que fue conducida en ese derrotero por Omar Viviani; más cercana está la despedida de los miembros del Movimiento Evita.
El FpV ha sido hasta aquí, la herramienta electoral mediante la cual se sostuvo el peronismo y sus partidos aliados en el poder por doce años consecutivos.
Al igual que el propio Movimiento Justicialista, el FpV se ha caracterizado por su heterogeneidad en todos los aspectos, allí conviven personajes de derecha agiornados, movimientos piqueteros y hasta ex combatientes montoneros y de otras vertientes guerrilleras de los 70´, pero la característica sobresaliente que signa este periodo, ha sido la aparición de Néstor Kirchner y su confirmación como gran conductor de este espacio junto a Cristina.
La pronta e inesperada muerte de Néstor, abrió las puertas a aquellos que no soportaron ser conducidos por una mujer y otros molestos con las características de dicha conducción y así, sin haber tenido el coraje durante la era Néstor, se sintieron ahora en condiciones de pegar el salto, comenzando con los gremialistas conducidos por Hugo Moyano y su genuflexo dirigente judicial Julio Piumato.
Todas estas idas y vueltas sin embargo no significan más que acomodamientos políticos sin demasiado contenido, por cuanto nada de lo narrado hasta aquí toma en cuenta la razón de ser de toda acción y esto es la gente, el votante, el militante, el pueblo.
En vísperas de la segunda vuelta electoral pudimos ser testigos de un fenómeno que como bien definiera Daniel Scioli, fue “el milagro de la gente” De manera paradójica es esta gente en la que menos se piensa cuando transcurren estos corrimientos de un espacio a otro, tanto que en dichas movidas se perjudica grandemente los intereses de ese pueblo, con el cual se llenan la boca en las jornadas de campaña electoral.
Sólo se especula sobre intereses personales, cambio de fichas, bloques pequeños de legisladores que terminan siendo funcionales a los intereses del macrismo, cuando no le votan sus leyes abiertamente, poniendo excusas tan pueriles como las que esgrimen a la hora de pegar su salto de un espacio a otro.
Hoy comienza a ponerse en debate la pertenencia de las bancas, esa gente que no es tenida en cuenta, cuestiona la falta de honestidad política de quienes se van de los bloques llevándose la banca/voto/dinero que según el sentir popular, les pertenecen a ellos, al espacio que apoyaron con su voto, al proyecto que ese voto representa y no a oscuros y desconocidos pseudo dirigentes, incapaces de pelear una interna en la Sociedad de fomento de su barrio.
El Frente para la Victoria es la gente, es de la gente, es la idea política superadora que puso en alto valores de integración nacional y continental, de inclusión social, igualdad en materia de género, es la idea que consiguió el más fenomenal crecimiento en el nivel de vida registrado en los últimos setenta años.
Al fin, el pueblo es el único que entiende que la lealtad tiene su raíz en la nobleza. El voto del FpV es un voto positivo, consciente, constructivo y por ello dotado de una enorme nobleza.
Cristina es el FpV. Ella lo conduce. Si tal y como viene pregonando desde su auto exilio sureño, este frente trocara en otra cosa, la gente y los votos que ella representa, se irían a donde la conductora propusiera.
Esto es en lo que no se han detenido a pensar los saltimbanquis de marras. Subestiman de manera cínica la conducción de CFK, y paradójicamente Macri y sus esbirros la quieren presa por reconocer la trascendencia de esta conductora única de la oposición.
Cuando ya no tengan argumentos, ni el paño de la economía les dé tiempo para inventar más causas, entonces se agigantará aún más la figura de Cristina Fernández de Kirchner y los que se rasgan hoy las vestiduras, casi de rodillas ante quienes quieran oírlos, negando a Cristina, deberán buscar un lugar bajo el ala buitre de Massa, Duhalde y la eterna derecha que solo sabe rascarse para adentro, inventando un nuevo frente electoral que no contenga al pueblo.
El 2001 está a la vuelta de la esquina junto al “que se vayan todos”, pero esta vez queda en pié la figura de la conductora que se mantiene fuerte en el amor y la consideración de su pueblo y hasta en más de uno que no la ha votado, pero que ya dicen, ojalá que vuelva.