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Con el TISA se pretende destruir el Mercosur e instalar un ALCA

Alejandro C. Tarruella

 

Escribe Alejandro C. Tarruella, exclusivo para InfoBaires24

 

   Wikileaks ha permitido conocer las bases de acuerdo de Comercio en Servicios que los Estados Unidos intentan imponer, en términos de secreto de Estado, a unos 50 países, entre los que se encuentran Paraguay, Uruguay, México.

 

Sus siglas en inglés lo identifican como TISA pero no es más que un nuevo ALCA aunque, según especialistas que lo enfrentan, supera a los acuerdos tramados hasta estos días en tratados internacionales. Se trata de poner los países “patas arriba” para dar beneficios sin límites a empresas trasnacionales.

   En el rubro servicios se actuaría contra el agua, la alimentación, la salud, la educación, investigación, comunicaciones, correos, transportes, telecomunicaciones, comercio electrónico, ventas minoristas como mayoristas, servicios financieros, temas ambientales, bosques, sistemas hidrológicos de los ecosistemas. El acuerdo llega a tramar la intervención del imperio en el asunto de las migraciones inter continentales. Cabe hacer un alto aquí y remarcar, que cuando se habla del sector servicios, quien arma el tratado es el mayor empleador de los países de mayores ingresos altos y medios, y va a impactar negativamente sobre los derechos laborales y sindicales de los diferentes países.

   Como se dijo, las negociaciones y términos de los acuerdos en los que participan países que van a entregar para el TISA, aspectos centrales de su soberanía, son secretos que vulneran los principios democráticos del Estado de Derecho, respecto a la libertad de información de las diferentes sociedades. Sin embargo, Wikileaks filtró esa información en 2014, y existe una versión actualizada que corresponde a julio 2015.

El acuerdo compulsivo denominado TISA es parte de un paquete de diferentes tratados comerciales en curso de negociación con la dirección central de Estados Unidos

   El acuerdo compulsivo denominado TISA, hay que subrayarlo, es parte de un paquete de diferentes tratados comerciales en curso de negociación con la dirección central de Estados Unidos. El imperio pretende afirmar así, los mercados en favor de sus empresas y ganar poder comercial, financiero y político, sometiendo a su voluntad a través de corporaciones políticas, comerciales, industriales y financieras, a países más débiles que discuten los temas en absoluta desigualdad. Allí se encuentran con los dientes apretados, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión y el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, tanto la TTIP como TPP, siglas expresadas en inglés. Y esto no es todo porque hay que considerar que Estados Unidos y Europa operan los tratados desde lo que se llama en la jerga de las corporaciones, la OTAN económica. En segundo lugar, están los acuerdos de Estados Unidos con países del Pacífico que cierran el cuadro.

En el TISA, hay involucrados en la actualidad, unos 50 países, como es el caso de Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia, Japón, los asiáticos, y algunos del norte, centro y sur América, tal el caso de Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú, Paraguay y Uruguay que, en su totalidad, representan alrededor de un 68 por ciento del comercio en servicios en todo el mundo. No se encuentran, aquellos países del BRICS, como Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica. China solicitó en su momento, ser parte del TISA, seguramente por razones estratégicas que lo obligaban a participar, más que por seguir al pie de la letra los acuerdos. Estados Unidos y la OTAN comercial, rechazaron de plano esa alternativa de liderazgo y buscan polarizar intereses.

   Tanto Estados Unidos como las corporaciones que promueven el TISA, notorios grupos trasnacionales financieros y cadenas de supermercados que operan en todo el mundo, son parte de grupo que pretenden, la liberación de servicios en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Ellos consideran hoy en día, por las respuestas soberanas del UNASUR con el liderazgo de algunos países como Argentina, Brasil y Venezuela en América del Sur, que está parado en su desarrollo. La OMC tiene una característica semejante el TISA puesto que negocia en secreto, con las naciones del tratado y luego en plenarios de sus miembros imponen las decisiones de grandes corporaciones y países imperiales. Es obvio que los representantes corporativos políticos de los países menores, reciben a cambio ventajas económicas y comisiones en función de las corporaciones a las que representan. Es natural a países sometidos, que sus dirigentes políticos sean la fachada de corporaciones, supermercados o lo que sea. La deuda externa sería en este contexto, disparada por que las corporaciones descargarían sobre los bolsillos de los ciudadanos, su apropiación de riquezas sin control.

   Se conoce en TISA que los términos de los “acuerdos” serán confidenciales y se aplicarán a rajatabla por cinco años una vez acordado para dar el siguiente paso, la aprobación de los Congresos sometidos de los países. La única opción que tendrán los países sometidos es aceptar o rechazar el paquete entero. Lo que implica que aprobarán con la pistola en la sien, sin chistar, el conjunto de normas impuestas por los países de la OTAN comercial y financiera y los Estados Unidos. Reciben, como sostienen algunos periodistas internacionales, una caja negra cerrada herméticamente cuyos contenidos desconocen. De modo contradictorio, TISA tiene una exigencia absoluta de transparencia de los Estados respecto de sus compras públicas, servicios y normativas. Antes de procurar aprobar una iniciativa en ese sentido, se verán obligados a remitir la información al TISA que será desde entonces, una especie de superpaís colonizador que dirá si es posible contar con ellas. Las empresas tendrán así la iniciativa por sobre la soberanía de los países que firmen.

La única opción que tendrán los países sometidos es aceptar o rechazar el paquete entero

TISA impondrá valores semejantes a los que exigen Cavallo, Macri, Melconián, Broda, Espert y otros emergentes del neoliberalismo que se impuso en la Argentina a partir de la dictadura de 1976, afirmado por Menem, De la Rúa y sus aliados. Se impone así, la privatización de servicios públicos salud, educación, agua, infraestructura, electricidad que hacen a las demandas mayores de las sociedades. Es una prolongación del fracaso ALCA que Kirchner, Chávez y Lula le arrojaron en la cara a George W. Busch en 2005 en Mar del Plata, o el NAFTA que está devastando a México, entregado a la violencia de la DEA y el narcotráfico.

   Se exige por ejemplo, la desregulación de los servicios privados y allí Walmart, mayor empresa del mundo y máximo empleador privado de Estados Unidos, para la que no existen salarios ni derechos laborales, impone términos propios en las negociaciones del TISA, con la Coalición de Industrias de Servicios. Hay una cláusula de trinquete como se la denomina, a través de la cual, los firmantes del TISA no harán ninguna ley o norma que ponga en cuestión los términos impuestos por el imperio y sus amigos. Así, un servicio, estará de modo automático incorporado aunque en el presente no esté incluido en los acuerdos según los intereses planteados en los acuerdos generales.

Hay una cláusula de trinquete a través de la cual, los firmantes del TISA no harán ninguna ley o norma que ponga en cuestión los términos impuestos por el imperio y sus amigos

   Un dato preocupante, es que en el paro general de la central de trabajadores PIT-CNT realizado en toda la República Oriental del Uruguay el jueves 6 de agosto, se rechazó absolutamente al TISA. Lo impulsa en ese país, su presidente Tamandaré Vázquez (los grupos políticos sustituyen el nombre del presidente, Tabaré –símbolo de liberación) por el del almirante del Imperio luso-brasileño que realizó la matanza de Paysandú a fines de 1864 y principios de 1865, asesinando a su población, y fue uno de los criminales de la guerra de la triple alianza, que se alinea con los Estados Unidos.

Desde su concepción de sumisión al TISA, Tamandaré Vázquez, asistido por el economista Danilo Astori (ministro de economía que promueve sin asco el TISA contra el salario y las condiciones de vida de los trabajadores orientales), quiere debilitar al Mercosur y al UNASUR.

No olvidemos que Tamandaré pidió a George Bush la intervención militar en la Argentina, como lo había intentado en 1945 –cuando Perón ganó las elecciones democráticas- el canciller de ese país, Rodríguez Larreta. En ambos casos, los pedidos de un retorno a la política de las cañoneras, fracaso. Es de esperar que suceda lo mismo en el sur de América con este intento de renacer al fracaso ALCA.

Hay que recordar además, que el Papa Francisco ha trazado una línea que separa a la acción corporativa imperial de los derechos de los pueblos. Él dijo en Santa Cruz de la Sierra: “¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza?”. Y señaló también que “La Biblia nos recuerda que Dios escucha el clamor de su pueblo y quisiera yo también volver a unir mi voz a la de Ustedes: “Las famosas tres T”: tierra, techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito: son derechos sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra”. Lo que dista de forma notoria, con la línea de imposición que se intenta con el TISA.

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