
A los 87 años, murió el bandoneonista y director de orquesta Leopoldo Federico
Nació el 12 de enero de 1927, en el barrio del Once, Ciudad de Buenos Aires. Extraordinario músico, que debutó como bandoneonista (discípulo de Francisco Requena) en el Tabarís cuando contaba con 17 años. El mismo relató, en una entrevista hace unos años, esas épocas. «Era un chico grande. Los primeros meses, cuando salía a las cuatro de la mañana, mi viejo me estaba esperando en la esquina para tomar el tranvía hasta Once. Y después se tenía que levantar a las ocho para ir a su laburo. Lo tuve que convencer porque los músicos me empezaban a cargar».
Federico sintetiza en su trayectoria artística casi todas la corrientes tradicionales y evolucionistas del tango. Su fraseo, su manera de interpretar, conmueven mas allá de su consagrado virtuosismo con el instrumento. El Maestro había alcanzado cumbres interpretativas como pocos.
Respecto a su extensa y rica trayectoria cabe mencionar que comenzó entre niño y adolescente a estudiar el bandoneón, aprendió armonía con el profesor Felix Lipesker y el enorme bandoneonista Carlos Marcucci y llegó a grabar algunos tangos con la orquesta del pianista y compositor Juan Carlos Cobian.
Pasó también muy joven a integrar las orquestas del violinista Alfredo Gobbi, Victor D’Amario y, ya como primer bandoneón, la orquesta del genial pianista Osmar Maderna. También integra después las orquestas de Mariano Mores, Hector Stamponi, Carlos Di Sarli, Lucio Demare y Horacio Salgan. Poco tiempo después formaría su primera orquesta co-dirigida por el pianista Atilio Stampone.
Federico afrontaría, con menos de treinta años, nuevos desafíos. En 1955 es convocado por Astor Piazzolla para reemplazar a Roberto Pansera en uno de los conjuntos mas revolucionarios de la historia del tango: el Octeto Buenos Aires con el que deja versiones ontológicas junto al creador de Adiós Nonino.
Hacia fines de los 50 comienza a grabar con su propia orquesta pero otra vez su destino grandioso lo vincula con el cantor que seria el mas grande éxito de la historia del tango reciente: Julio Sosa, a quien acompaña con su orquesta hasta la trágica muerte de Sosa en un accidente en 1964.
Tiempo después forma con el gran guitarrista Roberto Grela un cuarteto con el que graba memorables versiones de tangos como Amurado, El Pollo Ricardo, A San Telmo (del propio Grela), Danzarin y A la Guardia Nueva , entre otros.
Hacía cuarenta y cinco años que lleva adelante su propia orquesta con instrumentistas calificados y con su propia y arrolladora personalidad. También formó parte de uno de los grandes grupos del tango junto al pianista Osvaldo Berlingieri y al contrabajista Fernando Cabarcos: el Trio Federico-Berlingieri-Cabarcos.
Respecto a su magnifica obra como autor se pueden destacar Cabulero (recientemente grabado por la orquesta El Arranque), Sentimental y Canyengue, Retrato de Julio Ahumada y Preludio Nochero (junto a Osvaldo Requena), Diagonal Gris, Siempre Buenos Aires y Cautivante, entre otros.
Leopoldo Federico había hecho infinidad de giras con su orquesta y participó de una de las formaciones del mítico Quinteto Real con Horacio Salgan. Es además Presidente de la Asociación Argentina de Intérpretes y continuó con su orquesta en la que participan grandes y jóvenes solistas como el pianista Nicolas Ledesma y el violinista Damian Bolotin.
Es sinónimo del mejor y más evolucionado tango que nunca olvida las raíces, y como intérprete puede ser considerado uno de los grandes maestros.
Entre la numerosa cantidad de premios que recibió se encuentran el Gardel a la trayectoria y el Grammy latino, en dos oportunidades. También fue declarado ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 2002.
Cuando, acompañado por su esposa Norma, recibió hace dos años el premio Senador D. F. Sarmiento que la Cámara Alta le otorga «a personas físicas o jurídicas que mejoren la calidad de vida a los habitantes y a su comunidad», resumió su identidad y su actitud frente a la vida.
«No voy a decir si lo merezco o no lo merezco. La verdad es que siempre estuve al lado de gente que me enseñó tanto. Y siempre tuve la suerte de que se me cumplieran los sueños: tocar con Horacio Salgán fue un regalo del destino, Astor Piazzolla es lo insuperable, me recuerdo junto a Julio Sosa y quisiera empezar todo de vuelta para volver a hacer lo mismo».
Leopoldo Federico falleció hoy a los 87 años en el Sanatorio de la Trinidad, del barrio porteño de Palermo, donde permanecía internado desde hace un tiempo por complicaciones en su salud.