Reducen el riesgo de infecciones, el dolor y el tiempo de internación. En lugar de abrir una herida extensa solo es necesaria una incisión de unos 10 centímetros.
Antes se abría todo el esternón. Ahora, solo queda una cicatriz que no supera los 12 centímetros. Ese es el cambio en las cirugías de corazón que viene realizando un equipo de especialistas en el hospital provincial San Juan de Dios de La Plata y que, en los últimos meses, mejoraron la vida de seis pacientes.
En rigor, este tipo de intervenciones cardiacas mínimamente invasivas empezaron a hacerse en ese establecimiento público el año pasado y consiste en la aplicación de técnicas que reducen las probabilidades de infección, el tiempo de internación post-intervención y la intensidad del dolor tras la operación.
Según explicaron los especialistas, se denomina “cirugía mínimamente invasiva” a aquellas en las que a través de una pequeña incisión, a menudo empleando instrumentos quirúrgicos especiales, se logra realizar operaciones cardíacas como la de reemplazo valvular y bypass coronario, entre otras.
Tradicionalmente, las cirugías de corazón abarcaban la totalidad del esternón, lo que supone un trauma y un riesgo quirúrgico importante, pero el desarrollo de nuevas tecnologías y de instrumental especializado nos ha permitido reducir su magnitud, con menos invasión y trauma de los tejidos
“Tradicionalmente, las cirugías de corazón abarcaban la totalidad del esternón, lo que supone un trauma y un riesgo quirúrgico importante, pero el desarrollo de nuevas tecnologías y de instrumental especializado nos ha permitido reducir su magnitud, con menos invasión y trauma de los tejidos”; explicó Carlos Enrique Flores, quien se desempeña como jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular del San Juan de Dios.
“El año pasado el establecimiento inició el proyecto de cirugías cardíacas mínimamente invasivas tras entrenar a miembros del equipo en centros de gran experiencia”, dijo el profesional, quien detalló que en los últimos meses concretaron exitosamente tres reemplazos valvulares aórticos; una cirugía de revascularización miocárdica; una minitoracotomía anterior derecha para extracción de cables de marcapaso en un paciente con endocarditis derecha y una cirugía de troncos supraaórticos con miniesternotomía superior. En todos los casos, los pacientes evolucionaron favorablemente.