FederalesJusticiaPolíticaPrincipalesSaludSociedad

SOLO EL CONOCIMIENTO NOS HARA LIBRES

El ajuste no es solo económico: es un proyecto de dominación cultural que busca convertir la desinformación en arma y la ignorancia en sumisión.

Mientras el Gobierno de Milei desmantela la educación pública, censura medios y ataca al periodismo, una batalla crucial se libra en el terreno del conocimiento.

El ajuste no es solo económico: es un proyecto de dominación cultural que busca convertir la desinformación en arma y la ignorancia en sumisión. Pero en las aulas, las calles y las redes, crece la resistencia que entiende una verdad irrefutable: sin memoria, sin educación crítica y sin acceso a la información, no hay libertad posible.

 

El saqueo educativo y la fábrica del olvido 

El recorte del 40% al presupuesto universitario, el vaciamiento de becas y el congelamiento de investigaciones científicas no son «ajustes técnicos»: son herramientas de control. Históricamente, los regímenes que dependen del empobrecimiento material necesitan también empobrecer el pensamiento. Ejemplos no faltan:

– La cancelación de la Ley de Capacitación sobre Malvinas (una norma que garantizaba formación soberana en escuelas y fuerzas armadas o la designación de la nueva embajadora) no fue un error, sino un mensaje: la memoria es un obstáculo para la entrega.

– El ataque sistemático a los medios públicos independientes persigue un objetivo claro: que solo sobreviva la voz del poder concentrado.

 

Caputo vs. el periodismo: el manual del miedo

Santiago Caputo, el gurú detrás de la estrategia comunicacional de Milei, no inventó nada. Su consigna «La nueva casta es el periodismo» replica fórmulas de la ultraderecha global:

  1. Crear un enemigo único (para Trump fueron los «fake news», para Milei, «la prensa mentirosa»).
  2. Movilizar odio en redes mediante ejércitos de trolls y funcionarios convertidos en influencers de la grieta (como Pablo Quirno, el secretario que insulta a periodistas desde cuentas oficiales).

3.Naturalizar la mentira: Cuando el presidente acusa a los medios de «ocultar el éxito de su gestión», mientras la pobreza supera el 60%, no busca convencer, sino saturar y confundir.

 

La trinchera de los que no se rinden

Frente a este panorama, las resistencias se multiplican en silencio:

– Universidades: La UBA y La Plata aprobaron “asambleas permanentes” contra el ajuste, mientras estudiantes organizan «clases públicas» en plazas.

– Medios comunitarios: como “Barricada TV”, “ANRed”, “Lo Nuestro”, “Causa Pendiente”, o “InfoBaires24” entre otros, profundizan su trabajo territorial, documentando lo que la prensa hegemónica omite.

– Sindicatos: CTERA y CONADU lanzaron una campaña bajo la consigna «Enseñar es resistir», con talleres sobre soberanía energética y derechos laborales.

 

Nuestro desafío Militante: organizar la esperanza 

La frase que da título a esta nota —atribuida a Socrates, pero apropiada por generaciones de luchadores— hoy resuena con urgencia. “el Conocimiento” no es solo acceder a datos, sino entender quiénes nos dominan, cómo lo hacen y qué alternativas construimos. En un país donde el Gobierno intenta reescribir la realidad, cada libro abierto es un mapa para navegar la tormenta, cada aula que resiste se convierte en trinchera de dignidad, y cada medio independiente que sobrevive abre una hendija en el muro del silencio. Estas no son meras acciones cotidianas: son actos de insubordinación y resistencia que desarman la peor de las trampas, aquella que convierte la indignación en resignación y la injusticia en normalidad.

Frente a la maquinaria que busca paralizarnos con el miedo o el cansancio, estos actos —pequeños pero radicales— son antídotos contra el veneno de la indiferencia. Porque cuando un estudiante subraya un texto en una biblioteca pública, cuando un docente explica historia en un comedor inundado, o cuando un periodista local denuncia, están recordándonos algo esencial: la sumisión nunca es destino, es siempre una decisión que alguien tomó por nosotros. Y como toda decisión, puede revertirse.

 

La historia no se borra, la memoria no se clausura, la justicia no se negocia, la soberanía no se entrega y la apatía es la derrota que ningún pueblo puede permitirse”.

 

Por José “Pepe” Armaleo – Militante, abogado, magíster en Derechos Humanos, integrante del Centro Arturo Sampay.

 

Colabora con Infobaires24
Suscribite a nuestro canal de youtube TIERRA DEL FUEGO

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba

Tiene un bloqueador de publicidad Activo

Por favor desactive su bloqueador de anuncios, Infobaires24 se financia casi en su totalidad con los ingresos de lass publicidades