
Los metrodelegados podrían lograr la ansiada personería gremial antes de fin de año
En la mayor discreción posible, la cartera laboral arrancó con las preliminares de la compulsa que determinará si los metrodelegados del subte cuentan con las adhesiones suficientes entre los trabajadores del sector para obtener la personería gremial; el instrumento legal que les permitiría independizarse del gremio de los colectiveros, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), con la que mantienen una rivalidad histórica.
La idea original del Gobierno es que este contencioso se dirima entre los últimos días de noviembre y los primeros de diciembre. Padrón en mano y circunscripto el proceso de verificación a un área claramente determinada, no debería encerrar ningún misterio establecer con cuántos empleados sindicalizados cuentan en la actividad ambas organizaciones.
Pero en vista de lo espesa que es la relación ente la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro y el gremio que nuclea a los choferes de colectivos, sumado a todo lo que está en juego, es de imaginar que el simple punteo de unos tres mil trabajadores podría hacerse cuesta arriba, por simple que parezca discriminar entre afiliados e independientes.
Se trata de un conflicto que plantea mucho más que diferencias de entrecasa entre actores siempre enemistados. La puja ideológica los excede porque pone en entredicho al mismo modelo sindical argentino. Un hipotético triunfo de los metrodelegados consagraría un avance formidable de las formaciones de izquierda a expensas de la clásica ortodoxia gremial.
Entre otras cosas se recordará 2014 como el año en el que el sindicalismo peronista despertó de su pesado sueño y entró en pánico al ver la proliferación de comisiones internas combativas e identificadas con la izquierda más dura que lograron hacerse un lugar en la empresa privada. Un escenario impensado hace poco tiempo atrás.
Por esta razón, Roberto Fernández, el áspero jefe de la UTA, no querrá verse a los ojos de todo el mundo, y en especial de los gremios cegetistas, entregando la plaza así nomás a la organización que conduce Beto Pianelli, que a la fecha cuenta solamente con una simple inscripción gremial.
«Queremos terminar con esto cuanto antes», dijo Pianelli , dando por seguro que los metrodelegados cuentan con números a favor para quedarse con la representación de los trabajadores del subte.
Fernández, a quien se le vence el mandato en la UTA en los primeros días de 2015, seguramente no querrá llegar a esa instancia habiendo perdido el control de «los carritos», tal el nombre con el que se refiere en la intimidad a ese medio de transporte.
Por lo pronto, de entrada surgió el primer escollo. Tiene que ver con el universo que se va a cotejar. Así como los colectiveros pretenderían que la compulsa incluya a los empleados de empresas tercerizadas que prestan servicios en el subte, los pretendientes a la personería quieren circunscribirse exclusivamente al padrón de empleados de Metrovías, la empresa a cargo de la concesión.
Si no hay acuerdo, la cuestión será saldada por la cartera laboral. Aunque se descuenta que si alguna de las partes expresa alguna disconformidad con los procedimientos o con el resultado mismo del cotejo, llevará la cuestión a la Justicia.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, está obligado a manejarse con mucha cautela para no quemarse con este carbón al dente. No debe olvidarse que la UTA jugó claramente a favor del Gobierno el 28 de agosto, cuando se bajó sobre la hora del último paro general del dúo Moyano-Barrionuevo.
Eso significó que la huelga quedara notoriamente desdibujada con tantos colectivos en la calle; todo lo contrario de lo que había ocurrido en la medida de fuerza anterior, cuando los choferes sí fueron de la partida en el masivo paro del 13 de abril.
¿Qué dice la ley sobre el procedimiento arbitral por el cual el Estado debe constatar el supuesto carácter de más representativo de un gremio? Que la cantidad de afiliados cotizantes de la parte peticionante fuere considerablemente superior a la de la asociación con personería preexistente. Sólo así una organización puede alcanzar la personería gremial, auténtica llave maestra del sistema sindical vigente.