Lilita y la colisión con Massa: otra vez el narco
Por Alejandro C. Tarruella
Primero insistió en castigar a Sergio Massa con una de sus acusaciones más severas: vínculos con el narcotráfico y manipulación de la opinión pública para la política. El viernes, la diputada Elisa Carrió repitió la metodología y se largó con una nueva denuncia para alterar desde un escenario de locos desatados, al público que la sigue y que, por cierto, no gana para sustos. La chaqueña aporteñada Carrió hizo una demanda contra el presidente del bloque de concejales del Frente Renovador de la ciudad de San Pedro, Ariel Ramanzini. Lo acusó de estar relacionado al lavado de dinero y exigió a la justicia que investigue además, si Ramanzini actúa en carácter de testaferro de Sergio Massa. En otras ocasiones, cuando fue contra el ex intendente de Tigre, le enrostró el narcodelta como espacio de tropelías de todo tipo. Massa mantiene silencio frente a esos dichos. En los corrillos de la derecha, susurrán que no tiene con que responder frente al ego trepidante de la diputada del UNEN.
La semana pasada, en su nueva incursión acusatoria, estridiente, Carrió estableció diferencias entre Massa y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri a quien intenta seducir ahora en tanto procura, a los gritos y entre exabruptos, que su coalisión en colisión, UNEN; vaya detrás del hijo de don Franco. Lilita expuso que Macri podría ser pasible de una denunciar pero Massa llevaría el país hacia el “narcoestado”. Si bien no se refirió a los encuentros de Massa, como para darle la razón, se reunía en los días del fin de semana, con ex mandatario colombiano, Álvaro Uribe, no solo relacionado al narco sino metido con esa práctica de su misma familia comenzando por su papá.
Carrió fue a la justicia en compañía de la legisladora porteña Paula Oliveto y pidió que se investigue a Ramanzini por la singular venta de un inmueble. Gritó Lilita que pese a ser concejal en San Pedro, Ramanzini tiene un domicilio alternativo en Tigre, dominio del patrón Massa. Según sus imputaciones, sostuvo que “es posible que ese sea el domicilio paterno, dado que su padre Jorge Ramanzini ostenta el cargo de director general de Informática en la Municipalidad de Tigre”. Vaya, vaya y agregó: “Ramanzini vendió un terreno de mil metros cuadrados en la exigua suma de 50 mil pesos, lo que implica que se pagó el metro cuadrado 46 pesos”, una ganga. Operación que no creerían ni los niños. Se suministró también una lista de empresas que integraría Ramanzini que podrían llevar a la justicia a determinar que es un vulgar testaferro de actividades reñidas con la Ley. Lilita y Oliveto dieron “fuentes” que establece que “la compraventa” de la propiedad como “el resto de las actividades comerciales” del concejal “se habrían solventado con dinero y fondos que provendrían de hechos derivados de la corrupción y del narcotráfico”. Sobre esa inquietantes bases, pidieron al juez Carlos Villafuerte Ruso que investigue si hay vinculaciones “con la causa Fondo Blanco”, operativo antidroga que permitió detener a ciudadanos colombianos que operaba en áreas donde se desplazan, nerviosos, algunos hombres que tendrían vinculaciones con el pope del Tigre, Sergio Massa.
Lilita por lo visto no pierde el tiempo. Luego de calificar de imbéciles a sus pares de UNEN, Solanas, Sanz, Binner y los otros, se le va a las barbas a Massita. Massa a su vez, contabiliza ahora que su suegra, Marcela Durrieu, la mamá de Malena, se lanzó a comparar al intendente de San Isidro, Gustavo Posse, con Micky Vainilla (ver nota en Infobaires24), el personaje de Peter Capusotto. Durrieu fue montoneras, luego menemista, luego duhaldista, crió políticamente a Sergio Massa, según ella misma refiere desde hace años, y ahora no incomoda castigando, como Lilita, a sus compañeros de ruta. No sería nada extraño que en estos cabildeos de barrio, alguna vez, Lilita y Marcela se junten para pulverizar a gritos y descalificaciones a sus propios aliados para luego, conformar un frente inexpugnable. Sin votos posiblemente, pero con un impacto mediático que haría la envidia de muchos aspirantes a ser los mimados del establishment de la corporación económico financiera que alucina regresar a los noventa y festejarlo en el Nodelta.
