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La clave del viaje de Macri está en Brasil

Eduardo J. Vior

El inicio de negociaciones entre Dario Messer y la fiscalía, el hábeas corpus para su socio Horacio Cartes y la reapertura del caso Banestado forzaron a Mauricio a entregar sus papeles.

Por Eduardo J. Vior

Desde el pasado lunes 13 se especula en Paraguay y Argentina sobre las razones de la visita relámpago del ex presidente argentino a su par en Asunción portando un minúsculo maletín. La explicación más congruente parece estar en el indicio que dio sobre la superioridad jerárquica del ex mandatario paraguayo y en la ofensiva de la más alta magistratura brasileña contra Bolsonaro, los militares y el Lava Jato. La red criminal que desde hace 25 años azota a la región se está reorganizando y Macri debió rendir cuentas.

Mauricio Macri viajó el lunes pasado a Asunción y retornó en la misma tarde. Desde el aeropuerto de San Fernando partió en un avión Cesna que le envió la Tabacalera del Este (propiedad de Horacio Cartes) y llegó a la capital paraguaya, donde lo esperaba el ex presidente, con quien almorzó. Por la tarde visitó raudamente al presidente Mario Abdo Benítez, antes de retornar a San Fernando. No se dieron explicaciones creíbles para el viaje. La Conmebol, con sede en Asunción, desmintió que haya ido en su función como presidente de la Fundación FIFA, como había anunciado Cartes. Tampoco es aceptable que viajara para hablar sobre “la situación regional”, como se comunicó por la noche de fuentes macristas. Para eso bastaba con una conversación a distancia.

Según declaró el senador del Frente Guasú (FG) Jorge Querey a Página/12, “además de Cartes y Macri, participaron de la reunión el doctor Carlos Fernández Valdovinos, ex presidente del Banco Central del Paraguay, y el doctor Santiago Peña, ex ministro de Hacienda durante el gobierno de Cartes. También participó la señora Sara Cartes, titular del conglomerado de las empresas Cartes. Todos ellos miembros y titulares importantes del Banco Basa, propiedad del Grupo Cartes.”

Las especulaciones aumentaron por el pequeño maletín que Macri llevó. Nunca antes se lo ha visto llevando algo. ¿Qué había en él?

Al retornar a Argentina, el ex presidente dio una clave de su viaje: “obedecí a una invitación de mi amigo Horacio Cartes”, dijo. Ni “accedí” ni “acepté gustoso”, “obedecí”. Es sabido que el jefe del PRO habla un pésimo castellano, pero “obedecer” en cualquier idioma es sinónimo de “acatar”, someterse a la voluntad de otro. O sea que Cartes le ordenó ir a verlo.

La oposición paraguaya adjudicó el motivo del viaje a conversaciones entre ambos socios sobre las recién iniciadas obras del brazo Aña Cuá de la represa de Yaciretá. Lo mismo hizo el martes 14 por C5N el abogado José Manuel Ubeira, representante de Oscar Thomas, ex presidente argentino de la Entidad Binacional Yaciretá (EBY) durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, perseguido por el difunto juez Bonadío en la causa “Cuadernos”.

Por cierto, Ignacio Barrios Arrechea, el nuevo presidente argentino de la EBY, quien asumió el pasado 10 de junio, debe decidir próximamente si envía al Congreso Nacional el acuerdo de 2017 entre Macri y Cartes que modificó el Tratado argentino-paraguayo de 1973, sobre cuya base se llamó a licitación para la construcción de la represa complementaria.

Hace exactamente un año se adjudicó la fabricación e instalación de las turbinas a la alemana VoithHydro, mientras que la obra civil se otorgó a un consorcio del que forma parte la italiana Impregilo, perteneciente al Grupo Macri y sindicada por la Justicia italiana como tapadera de los negocios de la N’Drangheta calabresa. En la agenda de Yaciretá están pendientes también la indemnización a Paraguay por el territorio que será inundado y la superación del entredicho sobre el pago de la energía cedida a Argentina. No obstante la gravedad de los temas, ninguno parece ser de tan urgente resolución, como para que Mauricio Macri viaje a Asunción, exponiéndose a la indagación pública.

Comienzo de las obras civiles en el brazo Aña Cuá, julio de 2020

Otro tema que el senador Querey supone que se tocó es el relativo a la cerealera Vicentín en Paraguay. Recordó el líder opositor que, entre sus muchas actividades empresarias, aprovechando sus nexos en Argentina, pero sobre todo en Brasil, Cartes siempre estuvo ligado a oscuras maniobras cambiarias. Sin embargo, mientras la intervención de la empresa esté frenada por la Justicia santafesina, no da la impresión de que los intereses de ambos estén en riesgo.

La verdadera urgencia

Resolución urgente, en cambio, requieren las consecuencias de la lucha por el poder en Brasil. El mismo lunes 13 del viaje de Macri se anunció en Brasilia, por un lado, la apertura de negociaciones entre el Ministerio Público Fiscal (MPF) y el cambista Dario Messer para el arrepentimiento de éste en la causa que se le sigue, conexa con el Lava Jato. Por el otro lado, el mismo día el Supremo Tribunal Federal (STF) confirmó el hábeas corpus solicitado por la defensa de Horacio Cartes en la misma causa y que había sido resuelto por el Superior Tribunal de Justicia (STJ) en abril pasado. El ex presidente paraguayo queda, por consiguiente, librado de toda persecución en Brasil y en el exterior por su complicidad con el lavado de dinero y puede defenderse en libertad.

Tabacalera del Este, la empresa en cuyo avión fue trasportado Macri entre San Fernando y Asunción, es sólo una de las cerca de 30 empresas propiedad del empresario-dirigente de fútbol-político. Empresas de taxi aéreo, distribuidoras de bebidas, madereras, un banco, comercializadoras deportivas, etc., forman un emporio que abarca todo el país, pero con su base principal en Hernandarias, en la frontera con Brasil sobre el Lago de Itaipú.

Algunas de las empresas del Grupo Cartes

Según una investigación del matutino asunceño Última Hora de julio de 2019, “entre las ciudades de Hernandarias y Salto del Guairá, en el lado paraguayo, y Foz de Iguazú y Guaira, en el lado brasileño, en tierras de la hidroeléctrica binacional Itaipú hay por lo menos 261 puertos clandestinos dedicados al tráfico ilícito entre ambos países. Drogas, armas, electrónicos, rollos de madera y cigarrillos que fabrica la empresa Tabesa, propiedad del ex presidente Horacio Cartes, cruzan el río Paraná desde tierras de Itaipú”.

Como recordó Marcelo Falak el pasado 15 de julio en Ámbito Financiero, en marzo de 2000 efectivos de seguridad aeronáutica incautaron un avión de matrícula brasileña que llevaba 343 kilos de marihuana y 20 kilos de cocaína que aterrizó en Nueva Esperanza, la estancia de Cartes en Capitán Bado (Amambay). Asimismo, su apellido apareció en los cables del Departamento de Estado norteamericano divulgados por WikiLeaks. Uno, fechado el 5 de enero de 2010, decía que aquél estaba bajo la lupa de la Drug Enforcement Administration (DEA) y de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) en el marco de una investigación internacional sobre narcotráfico y lavado de dinero en la Triple Frontera, pero la sospecha nunca adquirió nivel judicial ni impidió que realizara negocios en Estados Unidos a través de su empresa de bebidas Pulp.

Recientemente quedó involucrado en la operación Lava Jato. En abril último el juez Rogerio Schietti Cruz, del STJ, lo benefició con el hábeas corpus (confirmado este lunes 13 por el STF) que lo puso a salvo del pedido de captura librado por el magistrado de Río de Janeiro Marcelo Da Costa Bretas. Éste, que sospecha de sus vínculos con el detenido cambista Dario Messer, aceptó en mayo la continuidad del proceso contra Cartes sin prisión preventiva. Con la ratificación de la medida y el acogimiento de Messer a una negociación con el Ministerio Público Fiscal (MPF), este último sale temporariamente de la escena y la sociedad entre ambos queda exclusivamente en manos de Cartes.

Dario Messer el día de su entrega a la Policía Federal brasileña en julio de 2019

En todas partes del mundo el dinero mal habido u ocultado a los ojos del fisco necesita buscar canales para legalizarse e invertirse en la economía formal. En el caso del Grupo Cartes, su vehiculizador es Dario Messer. El cambista, hijo de un inmigrante judío polaco, se hizo famoso en 1996, cuando se descubrió que había desviado 228.300 dólares de una cuenta de la agencia Foz de Iguazú del Banco del Estado de Paraná (Banestado) en Nueva York.

Messer no sólo reconoció su culpabilidad, sino que reveló a la policía brasileña y al FBI norteamericano el procedimiento: aprovechando la situación de frontera de la ciudad, inversionistas buscaban allí testaferros para abrir cuentas para extranjeros no residentes (las llamadas CC-5), que permiten la inmediata transferencia del dinero al exterior sin los recaudos habituales.

Por esa vía, entre 1996 y 2001 salieron por esa sucursal del Banestado alrededor de 30 mil millones de dólares procedentes de las coimas pagadas a funcionarios y dirigentes políticos, sobre todo, del entonces gobernante Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del presidente Fernando Henrique Cardoso por la masiva privatización de empresas estatales durante su gobierno (1995-2002).

Por presión del entonces senador federal (1995-2002) y posterior gobernador del Estado de Paraná (2003-10), Roberto Requião, la Policía Federal abrió una investigación que culminó en un proceso con centenares de imputados cuya instrucción llevó en Curitiba el juez Sergio Moro. Al mismo tiempo se formó en la Cámara de Diputados una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) que se cerró en 2003 sin informe final, gracias a un acuerdo entre el PSDB y el entonces gobernante PT. Por su parte, el juez Moro retiró del expediente el material probatorio, de modo que el Tribunal Federal que evaluó el proceso dictó la falta de mérito por “ausencia de pruebas”. Dario Messer pagó el favor sosteniendo su estudio jurídico en Curitiba hasta el comienzo del Lava Jato en 2015.

Finalmente, cuando comenzó el proceso del Lava Jato en 2014, probablemente avisado por Moro, Messer se exilió en Paraguay, entonces gobernado por Cartes (2013-18), quien le otorgó rápidamente la ciudadanía. Cuando subió Mario Abdo Benitez, el cambista volvió a Brasil, donde en julio de 2019 pactó su detención en São Paulo.

En paralelo a estos acontecimientos, el pasado domingo 5 de julio el portal Duplo Expresso, dirigido desde Berna (Suiza) por el abogado Romulus Maia (es un seudónimo) tuvo una audición especial de cinco horas de duración con Roberto Requião, el entonces fiscal Celso Trêsy el comisario de la Policía Federal (jubilado) José Castilho Neto, que en aquella época llevó la investigación en Foz de Iguazú. En la misma se detalló el contenido de las listas de las cuentas bancarias (CC-5) involucradas en el escándalo, que nunca antes se había dado a publicidad.

La enumeración de los nombres –que incluye a empresarios, abogados, políticos y magistrados todavía actuantes- llevó a que Requião reclame la reapertura del proceso y la formación de una Comisión Parlamentaria de Investigación. Seguramente, en las listas hay nuevos datos sobre las complicidades de Dario Messer, Horacio Cartes y Sergio Moro.

No es casual que Messer haya comenzado ahora las negociaciones con el Ministerio Público Federal (MPF) de Brasil, para negociar un acuerdo en el marco del Lava Jato. El “hermano del alma” del ex presidente Horacio Cartes pactó en julio del 2019 su entrega en São Paulo y está con prisión domiciliaria. Para la Justicia brasileña, el cambista lideró un esquema de lavado de dinero y evasión de divisas que movió 1.600 millones de reales a través de cambistas en Paraguay.

La banda de Jaír Bolsonaro y la cúpula militar brasileña están nerviosas: han dejado avanzar la pandemia en la esperanza de que la masacre desate el caos, para que el presidente pueda imponer el estado de sitio, pero no contaban con la resistencia institucional de algunos ministros del STF y del Procurador General de la República Augusto Alas, a quien ellos mismos instalaron.

En ese contexto, el reflotamiento de la causa Banestado devuelve a Dario Messer al centro del escenario. A cambio, probablemente deba dejar el manejo de los negocios comunes en manos de su socio Horacio Cartes. Todo buen empresario es previsor y, si se tienen en cuenta las nuevas relaciones de poder dentro de la sociedad y los riesgos que Mauricio Macri corre ante la Justicia argentina, no sería extraño que el jefe paraguayo le haya ordenado llevarle las claves de las numerosas cuentas y cajas de seguridad off shore que la sociedad debe tener. Como en La Carta Robada, de E.A. Poe, el secreto está a la vista: en el maletín que Macri llevó a Paraguay.

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