Política

Histórica intervención del diputado Oscar Romero

 

 

 

Por Ignacio Campos

 

 

   Oscar Romero es diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Es militante del movimiento obrero, miembro del Consejo Directivo Nacional del SMATA, como trabajador mecánico de Junín. Durante la votación en la Cámara de Diputados, que aprobó la estatización de los ferrocarriles argentinos, al replicar al diputado trotskista Néstor Pitrola, abordó la historia de los ferrocarriles, su desmantelamiento, el papel de los gremios y señaló a los responsables de las decisiones que se tomaron contra el país.

   Oscar Romero es un lúcido estudioso y analista de la historia nacional, y los aplausos (fue uno de los más reconocidos por su pares en la sesión) de los diputados, confirmaron esa preocupación. Los periodistas y presentes en la sesión, pudimos observar y percibir la fuerte emotividad y reconocimiento que causaron sus palabras. También hay que recordar, que proviene de una familia de ferroviarios y él mismo, fue delegado de los trabajadores de ferrocarriles, despedido al oponerse en la década de los “90” al cierre de los talleres y el despido de sus compañeros.

   Cuando Nicolás del Caño, diputado del trotskista Frente de Izquierda, se molestó por los festejos de trabajadores de la Unión Ferroviaria adentro y afuera del recinto parlamentario, Romero disparó una de sus frases más brillantes. Sintetizó el sentir peronista y kirchnerista al decir que “es peor el gorilaje de izquierda que el de derecha”. La Cámara pareció sacudirse una y otra vez ante sus palabras. Recordó entonces, a los periodistas Mariano Grondona y Bernardo Neustadt, abanderados de las posiciones liberales y antinacionales de la época: “La lucha no fue fácil, los medios nos pegaban por todos lados, éramos el mal de la Argentina, vagos, sucios, deficitarios, etcétera”, dijo y señaló que con el proyecto de estatización “no sólo hablamos de la nacionalización de los ferrocarriles, hablamos de reactivar los talleres, de poner en marcha la industria ferroviaria, de dignificar a esa gran familia que son los trabajadores ferroviarios”.

   Hizo historia, una de sus preocupaciones intelectuales, y recordó que “la historia del desguace y desmantelamiento de los ferrocarriles no comenzó en la década del 90, comenzó mucho antes, con la mal llamada Revolución Libertadora en el ‘55 y luego con el gobierno de (Arturo) Frondizi y su ministro Álvaro Alsogaray, que incluyó la persecución de dirigentes gremiales ferroviarios dejándolos cesantes y prohibiéndoles el ingreso a sus puestos de trabajo”. Se refería a la etapa del Plan Larkin, un oficial norteamericano de logística en la segunda guerra mundial que promovía la destrucción de ferrocarriles nacionales en países dependientes. Con Frondizi se cerraron 4 mil kilómetros de vías y hubo 6 mil trabajadores despedidos. Las huelgas fueron multitudinarias y Frondizi movilizó a Gendarmería en la represión. En 1966, el Plan Flouret buscaba profundizar el Larkin, y otra vez, el gremio ferroviario luchó sin pausa para seguir uniendo el país e impedir despidos. En 1980 ferrocarriles tenía unos 60 mil puestos de trabajo de los que quedaron poco más de 10 mil con los cierres de 1990. Eso habla de la importancia del proyecto de reestatización que impulsa Cristina Fernández de Kirchner.

   Romero dijo entonces que “en los 90 llegó la estocada final”. “Todos recuerdan la famosa frase ‘ramal que para ramal que cierra´. Y no cerraron solo los ramales, cerraron los talleres ferroviarios quedándose 80 mil trabajadores sin laburo. Desaparecieron pueblos enteros, se eliminó una actividad que generaba mano de obra calificada, sacaron los trenes de las vías y se afanaron hasta los durmientes”, analizó. Y subrayó que “no sólo hablamos de la nacionalización de los ferrocarriles, hablamos de reactivar los talleres, de poner en marcha la industria ferroviaria, de dignificar a esa gran familia que son los trabajadores ferroviarios”. Y cuestionó al diputado Néstor Pitrola, que criticó al ministro Randazzo, responsable de conducir la recuperación de los servicios ferroviarios. “El actual secretario general de la Unión Ferroviaria, el compañero Sergio Sassia, tomó un gremio vaciado. Este proyecto es un hecho histórico. Me da lástima la ‘supuesta’ izquierda”, cuestionó. Y al vincular el acontecimiento con la conducción política del país, aseguró que “hoy nuestra presidenta nos da la posibilidad de recuperar nuestra historia, de dignificar a esa gran familia que son los trabajadores ferroviarios”.

   No es mucho más lo que resta cuando un periodista se encuentra frente a una pieza oratoria tan precisa, contundente y profunda. Todo proyecto tiene una historia, un desarrollo, un motivo y desde allí expande su valor hacia la realización de un cambio. Eso es lo que se destaca, entre muchas intervenciones sin duda valiosas, lo expresado por Oscar Romero. Tiene el valor adicional de que abre el camino a tratar la necesidad de ampliar el marco de participación parlamentaria de los trabajadores que representan al movimiento obrero, esa columna vertebral que por medio de sus palabras expresa a una mayoría incuestionable del pueblo argentino. Se avanza así, hacia un logro histórico como lo es la recuperación de los ferrocarriles para el país. Un diputado cuyo origen es la vida ferroviaria, nos marca el camino.

 

 

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