
Francisco confirmó su gira latinoamericana
«Ecuador está de fiesta» afirmó por su parte el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, que hizo el anuncio acompañado de su canciller, Ricardo Patiño, y de las principales autoridades de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE).
«Bienvenido papa Francisco. Trabajaremos con todas nuestras energías para que esta visita, como la de Juan Pablo II hace 30 años, sea inolvidable», declaró Correa a periodistas acompañado por líderes de la Iglesia Católica en el país.
La llegada del papa será para los creyentes católicos y no creyentes, un mensaje «de paz, de unión, de alegría; el papa Francisco es un motivo de llamado, de compromiso, de felicidad», aseguró Correa, que se comprometió a trabajar para que la visita «sea inolvidable, mejore nuestra Patria, nos haga más humanos, no haga más hermanos, nos haga más unidos».
La agenda de actividades en Ecuador se divulgará a mediados de mayo con la aprobación de la Santa Sede, pero Correa ya anticipó que el recorrido incluye las ciudades de Quito y Guayaquil.
Como director regional de los Jesuitas, Jorge Bergoglio visitó Ecuador por varias ocasiones en los años 80 y evaluó el trabajo de sacerdotes jesuitas argentinos en colegios de Quito y Guayaquil.
«El papa Francisco estará del 6 al 8 de julio en Ecuador, del 8 al 10 en Bolivia y culminará del 10 al 12 en Paraguay», informó el presidente boliviano, Evo Morales, en conferencia de prensa junto a miembros de la Conferencia Episcopal Boliviana.
El mandatario explicó que el Papa llegará la tarde del 8 de julio al aeropuerto de El Alto para una visita de seis horas a la ciudad de La Paz. Luego se trasladará a Santa Cruz de la Sierra donde permanecerá hasta el día 10. Las autoridades católicas de Bolivia anticiparon que Francisco ofrecerá un acto litúrgico en la cárcel pública de Palmasola, que cuenta con un 85 por ciento de presos sin sentencia condenatoria.
También se confirmó que habrá una reunión privada entre Francisco y Morales. Será la segunda visita de un papa a Bolivia, después de la que hizo en 1988 Juan Pablo II.