Boca aplastó al Zamora y vivió una fiesta en la Bombonera
Boca fue un absoluto dominador del encuentro, con fútbol y buen manejo de la pelota, aunque como atenuante, frente a un rival muy limitado.
En el comienzo sobresalió el juego asociado con criterio, velocidad y, sobre todo, con voracidad ofensiva, algo de lo que el equipo de Arruabarrena careció en los últimos partidos y que ante Colón, por el torneo local, le costó un empate (1-1).
Así, a los 7 minutos, una buena jugada colectiva derivó en el gol de Meli; otra, a los 14m, finalizó en el tanto de uruguayo Lodeiro (el primero en el fútbol argentino); y una tercera, a los 36m, terminó en la anotación de Carrizo, jugador determinante.
Pero Boca fue mucho más que esas tres conquistas, ya que prácticamente no pasó sobresaltos en defensa, a excepción de algún que otro centro al área y un aparente penal de Marcos Torsiglieri, y además generó muchísimas situaciones de riesgo, la más clara en los pies de Daniel Osvaldo (24m.), que eludió al arquero y definió con displicencia con el arco vacío, lo que posibilitó la recuperación de Edwin Peraza.
El segundo tiempo estuvo de más, ya que la diferencia, tanto en el tanteador como en el juego en sí, fue notoria y dejó en claro en la incapacidad de Zamora para llegar al empate, más allá de algún que otro disparo de larga distancia.
Sin embargo Boca mostró la ambición para ampliar la ventaja, con el valor agregado de que lo intentó con dos premisas básicas: juego asociado y pases al ras del piso. Esa parece ser la idea futbolística que pregona Arruabarrena y que los jugadores intentan llevar a cabo.
En ese contexto, Osvaldo desperdició dos ocasiones (8m. y 19m.), pero en la tercera que tuvo en el segundo período (la cuarta en el partido), a los 24 minutos, marcó el 4-0, que tuvo como dato pintoresco una fotografía grupal (la sacó con su teléfono celular un colaborador del entrenador).
Y el delantero surgido de las divisiones inferiores de Huracán, a los 36 minutos, cambió por gol un penal que le cometió el arquero Álvaro Forero a él. El 5-0 se ajustó a la realidad.
Osvaldo, así, llegó a los 99 goles en su carrera (hubiera alcanzado los 100 si el árbitro asistente Humberto Clavijo, el mismo que fue echado del Mundial de Brasil por un error en un partido de México-Camerún, no le hubiese anulado uno en posición correcta) y, además, se convirtió en el goleador de Boca en la Copa con tres conquistas.