Coto puede dejar a una zona de Barracas sin agua

Un informe ambiental negativo habría sido arreglado por “PROamigos” 

Escribe Nicanor Zambrano, especial para InfoBaires24

Fue el mismísimo ingeniero Mauricio Macri, ex presidente de Boca, ahora Presidente de la Nación, quien inauguró el nuevo Coto Barracas la primera semana de agosto. Ubicado sobre la avenida Martín García, límite histórico de entrada al Río de la Plata, Coto pretende -más allá de la ley- levantar 25 pisos sobre el shopping, donde los análisis ambientales de la legislatura porteña no habilitaban la obra.

Macri dijo allí sus frases hechas -por Durán Barb- mientras se difundía la cadena de don Alberto -“yo te conozco”-. En los días previos, Coto había despedido a 120 trabajadores en Rosario porque el gremio se negaba a vulnerar la ley de descanso dominical que prohíbe a los shopping abrir los domingos y data en su presentación inicial de hace más de un siglo. Ahora, con conciliación obligatoria, el gremio mercantil de esa ciudad señala que la cadena no la cumple.

“…Este es el camino de la verdad para construir el país que soñamos y para crecer con fortaleza, con sustentabilidad”, expresó Macri en Barracas repitiendo dichos una y otra vez. ¿Se referiría al quiebre del descanso dominical?

Mientras Coto abre sus puertas y utiliza gran parte del servicio de agua que toma incluso del domiciliario y los vecinos de la zona observan que va cayendo paulatinamente la presión de agua, hay que pensar que habrá 25 pisos de altura sobre una zona pantanosa. Por ende, habrá menos agua, pero no está planificada una ampliación del sistema de cloacas. Es decir, los servicios al vecindario serán cada vez de peor calidad, en tanto ya se observa la sobrecarga de automóviles por el shopping sin que haya tampoco medidas para descomprimir. La sustentabilidad que anunciaba Macri no es otra que sustentemos a los cotos de negocios.

En la Comisión de Desarrollo Urbano de la Legislatura porteña, espacio propicio para el toma y daca de los “buenos negocios”, sabían que 25 pisos en zona de barriales con el agua subterránea muy cerca no dan con las características ambientales que se requieren; lo saben los arquitectos que meten el monstruo de cemento sobre la vida de una comunidad dado que es una obra contra natura imposible de ser aprobada. Pero cambiemos: hecha le ley hecha la trampa. Y llega entonces la trampa.

¿Usted escuchó a algún legislador quejarse por el tema? No, miraron para otro lado

Así se explica la presencia de jóvenes del PRO que visitaron la Legislatura para justificar por qué no había necesidad de ceñirse a la ley para dejar que los 25 pisos abrumen a los vecinos y recarguen los servicios esenciales. Total, “somó’ gobierno” dirían, exultantes, en el tono Ceo que los envalentona. A los jóvenes se sumaron llamados de gente muy encumbrada. Quizá incluso alguna denunciante compulsiva con título de nobleza -diputada, por ejemplo- salió a defender el presunto avance sin traumas ni leyes de los negocios de don Coto, que -como un empresario dinosáurico de esos que creen que ley son sus billetes- también habló a legislatura para sostener y proyectar la labor de los jóvenes pro shopping sin normas ni legislaciones que valgan.

Hay un detalle. Los vecinos de esa zona de Barracas, en su mayoría votantes del proyecto personalizado en Mauricio Macri que prometía no subir tarifas y pobreza cero (se le dispararon 1.400.000 más según la Universidad Católica que ya fue castigada con la suspensión de subsidios), comentan, con cierta holgura -son clase media alta no propensa al activismo político sino a la recepción de servicios puerta a puerta-, que hay menos agua.

Murmuran que Coto tomó el barrio, perdonando la redundancia-, como coto de caza sin tener previsto –perdón por la nueva redundancia- poner coto a los que vulneran la ley y las normas legales de la ciudad previstas para la sana convivencia. Coto parece creer que la convivencia se impone en el uso irrestricto y permisivo de los espacios según se les ocurra en camino al éxito. Es más, muchos vecinos parecen contentos con el entretenimiento de comprar en cierto nivel económico despojado de problemas, con acceso a productos importados aunque el país tenga que pagar luego en divisas el divertimento de cada vez más pocos.

De manera que en camino a los 25 pisos sobre terreno resbaladizo en términos legales, parece que hay una labor de lobby muy fuerte que está logrando objetivos sobre a sobre en la tarea de superar la molestia de la legislación, de la convivencia social y del respeto por el espacio del otro. Entre tanto, los llamados de legisladores que ya no responden al pueblo; esto es en su casi totalidad, es decir, de todos los partidos políticos unidos en rica amalgama de intereses: ¿usted escuchó a algún legislador quejarse por el tema? No, miraron para otro lado. Y los más vanguardistas, salieron de paseo con propuestas revolucionarias “ad hoc” pensando, tal vez, que pueden ir de paseo a un nuevo shopping en Barracas. Caiga quien caiga y cueste lo que cueste. A los otros, por supuesto.