

En medio de la oleada de críticas libertarias al movimiento por él fundado, de acusaciones de golpismo y de poco democrático que se le endilgan al peronismo, considero necesario formular algunas precisiones históricas para poner las cosas blanco sobre negro.
Desde los albores de nuestra nacionalidad hubo una puja y un manejo poco democrático de los hombres del poder político en nuestra Patria.
Fue Hipólito Yrigoyen el primer presidente elegido legítimamente por el voto popular -ello posibilitado por la ley Sáenz Peña- derrocado el presidente radical por el golpe militar de 1930, se derivó en lo que acertadamente Arturo Jauretche denominó “Década Infame” a la que puso fin la asonada militar del 4 de junio de 1943 y que luego de distintos avatares, culminó con el evento electoral que nos ocupa.
Producida la asonada del 4 de junio, en un primer momento la presidencia fue asumida por el General Rawson, con el General Ramírez como su vice, quien lo sucedió como Presidente ante su renuncia forzada, y a su vez, el General Farrell como su vicepresidente, sucedió a Ramírez ante su renuncia, -también forzada- con el Coronel Perón como su vicepresidente.
En el presente, se cumplen 79 años, que un 24 de febrero de 1946, el Partido Laborista que impulsaba la fórmula Perón- Quijano, “con tiza y con carbón”, enfrentó a la fórmula «Tamborini- Mosca» de la Unión Democrática integrada por radicales, demócrata progresistas, socialistas y comunistas unidos.
La Unión Democrática (UD) fue una alianza electoral realizada en 1945 al solo efecto de enfrentar a la fórmula Juan D. Perón.
La fórmula del Partido Laborista, cuyo candidato a presidente era Perón, formada por acuerdo del Partido Laborista, el Independiente y la Junta Renovadora de la UCR –fracción desprendida del radicalismo-, le dio la presidencia a Perón, con el 52.84% de votos en las elecciones, siendo derrotado únicamente en Córdoba, Corrientes, San Juan y San Luis – y fueron las últimas elecciones presidenciales en las que solo los varones tuvieron derecho a voto antes de la introducción del sufragio universal de hombres y mujeres en 1947-.
Para evaluar este triunfo debemos remontarnos al 4 de junio de 1943, en que una asonada militar derrocó al régimen que Arturo Jauretche calificó acertadamente como «la década infame» y permitió al entonces Coronel Perón, asumir una ignota Dirección, denominada Departamento Nacional de Trabajo, convertirla en Secretaría de Trabajo y Previsión y desde ella impulsar una verdadera revolución transformadora, implementando derechos laborales, previsionales y sociales, hasta entonces impensados.
Así se avanzó hasta junio de 1945 en que fue obligado a renunciar, luego fue encarcelado y desemboca en los épicos sucesos del 17 de octubre de 1945, que determinaron la liberación de Perón y su arenga al pueblo concentrado en la Plaza de Mayo.
Está nota no está direccionada a los hechos que llevaron a lo que se denominó «Día de la Lealtad» y al cual nos hemos referido en anteriores ocasiones.
Cuando Perón estaba por salir al que pasó a ser el balcón histórico, le preguntó al presidente Farrell que quería que dijera y Farrell respondió «dígale lo que quiera, pero haga que se vuelvan a sus casas» totalmente desbordado. A las 23:10 Perón salió a un balcón de la Casa Rosada. Agradeció la presencia del Pueblo, recordó su labor en el gobierno, prometió continuar defendiendo los intereses de los trabajadores y, finalmente, pidió a los concurrentes que se desconcentraran en paz. Cuando se retiró del balcón y la multitud se estaba desconcentrando, dirigiéndose a Perón, Farrell le pregunto, ahora Ud. que quiere? y éste, ante la evidencia del Pueblo manifestando su desconformidad con el gobierno y el apoyo incondicional, le respondió «que convoque a elecciones».
Perón fue puesto en libertad, y pocos días después el gobierno militar estableció la fecha de las primeras elecciones generales libres en casi dos décadas: el 24 de febrero de 1946, cuyo 79 aniversario conmemoramos.
Estoy convencido que Perón pudo al bajar del Balcón ungido Presidente de facto, pero prefirió la legitimación del voto popular, y para ello enfrentó una elección que a priori se presentaba como muy desfavorable, por la disparó relación de fuerzas y recursos.
Acertadamente Perón, con la claridad política que lo caracterizó hasta el final de su vida, optó por la convalidación electoral marcando a fuego el futuro del movimiento político en ciernes.
El peronismo, es la única fuerza política electoral, en el mundo, surgida sobre el final de la segunda guerra mundial, que aún tiene vigencia e incluso, gobernó al país en la anterior gestión.
Juan Domingo Perón emergió a la vida política, en tiempos coetáneos a políticos de la talla de Churchill, De Gaulie, Stalin, Roosevelt, los que, aún dejando huella en la historia, no lograron trascender políticamente en un movimiento político como es el peronismo. Movimiento este que jamás llegó al poder por otra vía que el proceso electoral transparente y sin proscripciones, por el contrario, fue despojado del poder por la fuerza de las armas en dos oportunidades, sufrió proscripciones, persecuciones, torturas, fusilamientos y en una oportunidad incluso, un candidato peronista, ganó una elección a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, –Andrés Framini– y le fue negada su asunción, por la fuerza de las armas.
El peronismo, que gobernó Argentina instaurando en forma definitiva una concepción de Justicia social y equidad, mantiene así –y por ello- una vigencia incuestionable, aún pese a formatos de poder que intentaron torcer el curso de esta doctrina que nos reúne en su lucha.
A la apología del libre mercado y fundamentalismo libertario del actual presidente y sus seguidores respondo transcribiendo a Perón:
“Mi idea central en materia económica es simple y clara. No he creído nunca que pueda hablarse de una economía patronal y de una economía obrera. Por esto, los problemas que afectan a cualquiera de los distintos grupos sociales no son exclusivos del grupo en que se manifiestan en un momento dado, sino comunes a casi todos los demás. Y tal es la trabazón que entre sí guardan todos los factores que intervienen en la producción, distribución y consumo de la riqueza, que no puede articularse la vida económica de los trabajadores sin tocar los soportes fundamentales de la economía patronal. Ahí está, precisamente, el origen de la disconformidad de los ricos con los métodos usados en beneficio de los pobres, en que vengo sosteniendo que los ricos han de ser menos ricos y los pobres menos pobres. Y lo sostengo y lo aplico porque la experiencia viene dándome continuamente la razón acerca de la verdad de otro axioma que he procurado inculcar a mi Pueblo, formulado así: Una riqueza sin estabilidad social puede ser poderosa, pero será siempre frágil.» Juan Domingo Perón.
Continúo esta reflexión reiterando el final de la nota de mí autoría publicada el 18 de diciembre de 2023, luego del triunfo de Javier Milei por considerarla adecuada a las actuales circunstancias:
“Volviendo a Perón que tras ser derrocado en setiembre de 1955, ante la pregunta: “General, que va a hacer para volver al Gobierno?” respondió “Yo no haré nada, todo lo harán mis enemigos”, claro que ello no implicaba y ahora tampoco implica ahora, un llamado al inmovilismo, sino simplemente que hay que manejar los tiempos con prudencia y sabiduría con el corazón caliente y la cabeza fría e interpretar a las generaciones sub cuarenta, que no vivieron el peronismo ni la dictadura genocida y con propuestas peronistas adecuadas a la realidad actual, convocarlas a refundar la patria.”
No es descalificando compañeros, ni Interviniendo las estructuras partidarias provinciales, rearmándolas a la medida de determinados sectores y excluyendo a otros que se transita ese camino.
Lealtad no es incondicionalidad ni obsecuencia, es decir las cosas y disentir de frente y debatir con honestidad.
Tampoco se puede pedir disciplinamiento absoluto e incondicional, en política no hay jefes, sino lideres que conducen y el conductor no manda, convence, persuade.
Es con grandeza, desprendimiento, asumiendo las responsabilidades de lo ocurrido con sus logros, sus fracasos y la unidad en la diversidad.
Con una auténtica visión federal y un análisis descarnado de, como salir adelante planificando, desde enfoques realistas un agiornamiento de la doctrina que nos llegará Juan Perón a la luz de las nuevas tecnologías.
Son necesarias actitudes generosas y dejar de lado mezquindades para posibilitar el resurgimiento peronista con la aparición de los liderazgos necesarios a tal fin, cumpliendo el principio de nuestro líder: “Primero la patria, luego el movimiento y después los hombres”.”
“En síntesis Volver a Perón y enamorar a un electorado justificadamente descreído, con unidad en la diversidad y participación de todos”.
(*) Oscar Cuartango, militante peronista, abogado especializado en temas laborales y municipales, conductor de Grupo Descartes