“Que se rompa, pero no se doble” apotegma clave del radicalismo, enterrado en pos del neoliberalismo
Por Jorge Rachid
1- Cuando los partidos populares pierden su capacidad de acumulación política, los espera la dispersión, la claudicación de sus principios y valores, entrando por la ventana abierta los aires del posibilismo político, de ocupación de cargos, por encima de aquello que dio fundamento a su creación y permanencia en el tiempo. Esa declinación es funcional al neoliberalismo, que demuestra que la política se reduce a la obtención de beneficios sectoriales o personales, alejados de los intereses del pueblo.
2- Ese apotegma principista enarbolado por Alem y continuado por Irigoyen y años después por Alfonsín, describe el ciclo histórico del centenario partido, que históricamente fue parte del movimiento nacional al menos en sus programas, aún cuando la irrupción de otros movimientos populares, los determinó hacia las filas antipopulares, como en 1945. Hoy repiten la historia y son sustento indispensable al gobierno de los ricos.
3- Sin embargo frente al golpe institucional de estado contra Irigoyen, en 1930 llevado adelante que comenzó desde entonces encabezado por militares funcionales a los grupos de poder económico, hombres como Jauretche y otros radicales se levantaron en armas frente al atropello, como después del 55 hicimos los peronistas, contra las dictaduras militares. Don Arturo en la revolución de Paso de los Libres, fúsil en mano fue encarcelado en esa ocasión.
4- Ni siquiera la polémica Personalistas versus Antipersonalistas, en la lucha por el poder interno del Partido Radical , entre irigoyenistas y alvearistas, cuando gobernó el segundo, se produjo tal transferencia de recursos y saqueo de la Patria como hoy. Desde 1922 a 1828 se crearon YPF y la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba entre otras realizaciones que llevaron a la construcción del subterráneo, en un esquema al menos desarrollista con sesgo nacional. Ningún radical adscribía a las teorías que después se instalarían en la Década Infame neoliberal, del país agro exportador.
5- D´Alessandro, Don Arturo, Homero Manzi, Fleitas, Ortiz Pereyra, Gabriel del Mazzo entre otros con el acompañamiento de Jorge Scalabrini Ortiz que sin ser parte, era sin dudas uno de los mentores ideológicos de la consigna forjista “somos un país colonial, queremos ser una Patria Libre”, fueron capaces de reconocer los nuevos escenarios políticos, ante la irrupción de la Segunda Guerra Mundial y la presión liberal para participar en la misma y la posición nacional y popular de la neutralidad, como había sido en la Primera gran guerra, con Irigoyen y el enorme Manuel Ugarte, expulsado del socialismo por ese planteo Latinoamericanista y neutralista.
6- Así los forjistas, no tuvieron dudas en apoyar la masiva entrada del peronismo como nuevo actor político y social de esa Argentina que determinaba un necesario camino de Liberación Nacional, sintetizado en la consigna Patria si o Colonia no, salida de las entrañas radicales resistentes. Ese reconocimiento lo hace el mismo Perón cuando invita al Líder radical de esa época, el cordobés Sabattini que no se atreve a dar el paso hacia el fortalecimiento del Movimiento Nacional y queda enredado en la Unión Democrática. Aunque es el radical Quijano quien finalmente acompaña a Perón, en ambos períodos pero muere al poco de asumir. Las aguas radicales divididas serían una constante en adelante, como hoy, como sucede con la social democracia, a la cual adhiere el partido, que se ha convertido en el “ala izquierda” del neoliberalismo en Europa.
7- Fueron radicales ligados a los golpistas de 1951 los que intentaron derrocar a Perón, también autores de los atentados en especial del subterráneo en Plaza de Mayo y los bombardeos de junio del 55, acompañando los aviadores asesinos de entonces con casi 350 muertos civiles, transeúntes ocasionales del lugar, Cada vez que sectores radicales equivocaron el camino de sus principios, terminaron siendo protagonistas o funcionales a los intereses neoliberales que no duda en matar, como lo hace hoy el gobierno nacional con los niños o los ancianos, con sus medidas restrictivas en el plano social.
8- El radicalismo hoy es el puntal necesario de un grupo hegemónico de poder, que sin historias de compromisos políticos, ni participación social, ni sin otro protagonismo que vivir del saqueo del estado, acumulando riquezas y poder, que travestido en su forma política, es Cambiemos (de negocio). La necesidad de reciclarse en su agonía conceptual, los lleva a los radicales orgánicos a ser el colchón de una política que está en las antípodas de sus principios, acompañando medidas que lesionan al cuerpo social argentino, someten su Soberanía, agreden al pueblo, crean dolor y angustia en los hogares argentinos, todas cuestiones que intentan esconder detrás de una supuesta “pesada herencia” o “la corrupción”, en una cadena de mentiras con las cuales bombardean el espacio simbólico de los argentinos.
9- Lo hacen estos ex radicales, actuales Pro coloniales, que entierran la memoria de sus líderes, que existen sólo en sus cuadros, detrás de los cuales esconden sus intereses más espurio que puede tener un hombre de la política, entregar la Patria sin pudor, acompañando por una limosna de poder al gobierno que ha tenido la peor claudicación histórica, en términos nacionales, económicos y sociales, desde las épocas de las dictaduras militares, donde estos grupos económicos hicieron sus fortunas al calor de las muertes de jóvenes generaciones de argentinos que luchaban por la democracia y la libertad. Están repitiendo la historia, antes como intendentes de las dictaduras, miles de radicales, ahora como socios menores de una coalición antinacional.
10- Existen sin embargo grandes contingentes de radicales que acompañan el fortalecimiento del movimiento nacional y popular, que desde sus trincheras reivindican lo mejor de la esencia del radicalismo, sus principios y sus valores. Esos radicales son estigmatizados por el régimen, escrachados por el poder, como hacen con el peronismo y con todo aquello que huela a popular. Sin embargo como la historia la escriben los pueblos, enterrando los Mitre y sus secuaces que intentan reeditar en cada instante “civilización o barbarie”, asumiendo “ellos” el papel civilizatorio que no es más que colonial y cipayo, con tal de enfrentar lo inevitable: la vuelta al poder del pueblo argentino que lucha por sus derechos de Soberanía, Justicia Social e Independencia Económica, principios a los cuales adhirieron los radicales de verdad.
Jorge Rachid
