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¿Por qué se prohíbe ver a la selección nacional en la televisión?

Alejandro C. Tarruella

Escribe Alejandro C. Tarruella

El festín de las corporaciones

Sorprende el creciente abandono por parte del gobierno, de sus funciones en la rectoría de las actividades que se realizan en el país. Ahora los argentinos, tenemos una nueva para dolernos porque el próximo jueves 23 de marzo, tenemos prohibido expresamente por las corporaciones que manejan el negocio del fútbol, ver por TV el partido que la selección nacional campeona del mundo en Qatar 2022, mantendrá con su similar de Panamá.

Inflación del 6,6 por  ciento, desocupación encubierta detrás del trabajo precario. Aumento del 72 por ciento en el monotributo para cubrir lo que no pagan a la AFIP corporaciones, ricos y vivillo, desatención en salud, educación, cultura y lo que venga, aumentos desmedidos en los precios donde el Estado ha dejado de regir ese universo de la usura, fiesta del narcotráfico que sostiene a la fuga de divisas y la buena vida de poderosos personeros del negocios y funcionarios de Estado de varias provincias, puede ayudar a saber porque se castiga al pueblo. Vicentín es el ejemplo vivo de esa actitud permanente que abona un camino hacia el sometimiento. Es sabido que a la injusticia social la sostienen el despilfarro económico que a su vez, traza una sociedad donde prevalece el desaliento, la caída de la autoestima y la explotación sin límites, que es producto de profundas diferencias sociales como sucede hoy en la Argentina que no verá a su selección. La crueldad entonces, es el arma de las corporaciones que manejan esa suerte de caos donde navegamos.

Y ahora el fútbol que desde las alturas, reprime a un pueblo que, en una proporción que pudo ser el 15 por ciento de la población argentina, salió a festejar en diciembre el triunfo de su selección en un clamor de unidad nacional pocas veces visto. Parece ser que las corporaciones debían castigar ese desenfado argentino, compartido por comunidades de países sudamericanos, Bangladesh, Nápoles y otros puntos del planeta. También aquella expresión sin olvido, incomodó a un gran número de personas con cargos porque, si aquella muestra se transformaba en decisión política, podría romper el toma y daca de los cargos en un año electoral. No es para perder de vista esta observación.

Festejos en Bangladesh por la conquista de la Copa del Mundo

La indiferencia

Desde el gobierno, el ministerio del Interior debía tener una política de acercamiento con el mundo del fútbol para lograr que en diciembre, los jugadores hubieses saludado desde la Casa Rosada. Se hizo todo lo contrario, el resultado consiste en que hoy se prohíbe ver el fútbol. Impericia política, desinterés, lección de castigo, vaya uno a saber que se impone pero lo cierto es que el jueves próximo, el pueblo tiene vedado ver el partido aunque se trate de una mascarada de la AFA para hacer un negocio junto a las corporaciones y alejar al pueblo. Si para muestra basta un botón, obsérvese el precio de las entradas donde no llegarán jamás los que menos tienen mientras preparan los estadios para una elite de tinte superior.

El negocio de la AFA y los poderosos consiste en dar los tickets de venta de entradas a empresas que generarán un festín de reventas a través de una empresa de pago gangsteril para generar dinero en negro con destino a la fuga interminable. ¿El Estado? Bien, gracias. No es para vos, aléjate. Imaginate que ni el autor de la letra de “Muchachos”, Fernando Romero, pudo conseguir entrada y lo más posible es que no pueda estar en la cancha. Recordemos que en Qatar no hubo funcionarios del gobierno en las finales, cosa que es natural a la posición de indiferencia al fenómeno tomada respecto del mundial.

Digamos que hay un paulatino alejamiento del Estado, aunque no en su totalidad porque hay tanto funcionarios como parlamentarios, preocupados que trabajan con coherencia en sus tareas luchando contra ese “estado de cosas”. Para atender alguna vez, tenemos el caso de la falta de servicio de energía a los hogares, donde Edesur está sospechada de trabajar para la campaña de la oposición, y el de los formadores de precios que lograron un pico de inflación en febrero con ausencia de regulaciones. Cabe recordar de todos modos, que en una actitud firme, el presidente declaró en 2022 la guerra a la inflación. Menos mal.

La prohibición que afectará a millones de argentinos que no verán el festejo del logro de Qatar 22, no ha movido ni un pelo de funcionarios de toda laya. Será injusticia el próximo jueves. “Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen”, dijo alguna vez Willy Brandt aunque dicho esto, puede ser que una vez nuestros funcionarios miren para otro lado. ¿Será por qué quieren que el pueblo pierda otra vez y se vea envuelto en una ola amarilla de perversiones y adversidades? “no nos comamos el chamuyo y la mentira”, alertó Diego hace tiempo como si nos hablara hoy, parado en la esquina, sin entrar a la cancha.

Por eso, con el fútbol y la alegría del pueblo aprisionada, sé que una vez más, no será justicia.

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