Opinión. El gobierno, la oposición y los sindicatos

Por Oscar Cuartango*. En la evaluación del presente y futuro de la situación política de nuestro país, tenemos a dos sectores claramente identificables: por un lado al oficialismo gobernante, y por otro lado, la oposición que a su vez podríamos subdividir en el sindicalismo -representado por la CGT- y en la dirigencia política.

El primero, transita un escenario económico poco auspicioso, pese a haber obtenido un resultado abiertamente satisfactorio en las elecciones de octubre de 2017. Esto incluye un viaje presidencial iniciado con grandes expectativas que luego no se plasmaron durante su desarrollo y el impacto abiertamente negativo que generó en el humor social la reforma previsional sancionada contra viento y marea y con escaso apoyo legislativo en diciembre pasado y una gran movilización social de repudio severamente reprimida, lo que a su vez motivó una fuerte caída en el nivel de popularidad presidencial.

Esto último se vio agravado por el escándalo generado en torno al ministro de Trabajo Jorge Triaca, por cuya permanencia en el cargo el Presidente Mauricio Macri pagó un altísimo costo pese a ser un tema que intentó desplazar de la agenda pública recurriendo a dos poco felices y extemporáneas medidas; el congelamiento de los sueldos de los funcionarios públicos nacionales y la prohibición de contratar familiares hasta el segundo grado de parentesco de Ministros y funcionarios de jerarquía equivalente, medidas éstas que no hicieron más que evidenciar el ingreso masivo de familiares de funcionarios de la nueva gestión al gobierno, mientras propiciaban públicamente la intención de reducir la nómina de empleados estatales.

Estas decisiones, que podrían haber sido bien recibidas al comienzo de la gestión, tienen efectos negativos al ser adoptadas por un gobierno que ya transita la segunda mitad de su mandato. Resulta peor el remedio que la enfermedad y el escándalo ministerial sigue en cartelera, dejando de resalto los incumplimientos de promesas de campaña.

Ahora remitámonos al tema del que más se habla, el caso “Chocobar”.

En una de esas actitudes poco republicanas a las que nos tiene acostumbrados, Macri recibió con bombos y platillos al Policía Luis Chocobar, avalando y elogiando su accionar, actitud que implica una fuerte presión sobre el poder judicial y afecta seriamente el principio de división de poderes, tratándose de un oficial que se encuentra procesado y embargado en consecuencia, entre otras pruebas, por la difusión de un video en el cual queda seriamente sospechado el accionar del efectivo policial que podría haber incurrido en excesos inaceptables en un estado de derecho, esto agravado en sumo grado por las desafortunadas declaraciones de la Ministra Bullrich y del asesor presidencial Duran Barba convalidando el accionar del mencionado policía, cuando no hay nada más peligroso que un presidente y su entorno avalando lo que se evidencia como una ejecución por la espalda, extrajudicial, en exceso de legítima defensa de acuerdo al criterio del juez que entiende en la causa y ante la primacía del postulado prohibitorio de pena de muerte reafirmado por los tratados internacionales de derechos humanos de jerarquía constitucional en vigencia en nuestro país, comenzando a transitar un camino sumamente peligroso, ya que: “la seguridad que falta, hace que la población esté dispuesta a sacrificar libertad” y la experiencia histórica universal, así lo corrobora.

Se evidencia entonces, como ya he mencionado y desarrollado en anteriores columnas, un avance del poder ejecutivo respecto de los restantes poderes del estado, en afrenta al principio constitucional de división de poderes, que debe inquietar y alarmar a la dirigencia y a la ciudadanía.

Por otro lado, en el ámbito sindical, la C.G.T. está virtualmente fracturada, entre quienes apoyan la movilización convocada para el 22 de febrero y quienes, alineados detrás del triunviro Héctor Daher, optan por una postura dialoguista y colaboración con el gobierno, asimismo, dentro de los que apoyan la movilización, no todo son rosas, ya que muchos de ellos mantienen un importante distanciamiento con el clan Moyano. De esta manera, el sindicalismo, bastión de la defensa de los trabajadores, y elemento fundamental de la democracia, busca redefinirse en sus distintas vertientes y ponerse a tono con la respuesta que sus afiliados reclaman de cada representante gremial, ante la situación socio-económica imperante.

Finalmente, la oposición procura generar un ámbito de coincidencias, en sintonía con el convite formulado por Alberto Rodriguez Saá, y a tal fin convocó para este jueves a un encuentro bajo la denominación “Argentina Unida-Desafíos para el fortalecimiento del campo popular” que se llevará a cabo a partir de las 17 horas en las instalaciones de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) que funcionará en torno a 10 mesas que abordaran las siguientes temáticas: La calidad Institucional de nuestra democracia; El presente económico y los desafíos del desarrollo; Educación; Ciencia y Tecnología; El presente de endeudamiento; Políticas de Género; La construcción de una Argentina federal; La defensa del trabajo y la distribución de la riqueza; La Argentina desde el contexto Internacional; Juventud y el peronismo en el siglo XXI, las que se abocaran a elaborar propuestas alternativas al modelo gobernante.

Esta reunión, que a nuestro criterio tendría que poner el énfasis en la preservación de “la calidad institucional” ya que ella atraviesa y afecta trasversalmente la totalidad de materias incluidas en el temario bajo el cual se convoca, apunta a posponer el tema de las candidaturas en homenaje a la unidad y generar un ámbito propositivo que refute el discurso oficial, en los temas más sensibles para la sociedad – Creemos que es por ello, que incursiona en el camino correcto y abre un interrogante hacía el futuro que seguramente será materia de tratamiento en nuestra próxima columna.

*Ex Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, hasta el 2015.