Política

La Alameda denunció que la ex diputada «Gil Lozano cobraba dos sueldos y no cumplía horario»

 

 

 

Al parecer, el debate tiene un tono mercantil puesto que Gil Lozano es una representante corporativo política que migra en el estilo de Graciela Ocaña que para en un partido, denuncia, y parte hacia otro.

Favorecida por una banca que no ganó sino por pertenecer a una agrupación que en ese momento contaba con votos, Gil Lozano perteneció a la Coalición Cívica CC, ganó espacio en los medios y luego, al decaer el peso de la fuerza, comenzó a repudiar a Elisa Carrió. Utilizó el acercamiento a Mauricio Macri para cuestionarla y ahora, en una voltereta que contrasta con la ética, ella se va más a la derecha aún, entregándose al proyecto de Sergio Massa.

Lozano trabajaba hasta hace poco tiempo, como asesora del diputado Gustavo Vera, un ex trotskista que luego de acercarse a Jorge Bergoglio desde su ONG “La Alameda”, rompió con Lilita Carrió y UNEN y formó un grupo de su propiedad en la Legislatura Porteña. Ahora Gil Lozano denunció haber sido apartada de la dirección de la Comisión Especial de Delitos Vinculados a la Trata de Personas por el equipo de Vera.

El recurso de la denuncia es hoy frágil a la necesidad de los medios de emplear escándalos para sustituir información. Así, Gil Lozano, que funge de especialista en trata de personas, se pasó al Frente Renovador. Denunció previamente, «haber sufrido maltrato laboral y psicológico en sus tareas como también agravios y amenazas». Todo un drama por lo visto.

Lo cierto es que no sorprende con su partida porque no es más que otra operación propia de tránsfugas (término del diccionario de la Real Academia que remite a quienes van de un partido político a otro como si se tratara de un deporte). A Massa le resulta útil en un momento de caída de su propuesta, hacer sonar ruido en los medios y así sumar a quien sea porque, en realidad, Gil Lozano no va a alterar una urna con su nueva fuga.

La separación que le dictaminó “Bien común”, el partido de Vera en otra movida mediática, se basa según informaron, a «dos motivos. El primero es que mantenía dos cargos públicos, que nos parece incompatible: un contrato en el Congreso Nacional que recibía de la Coalición Cívica, y en paralelo los ingresos que percibía como directora de la Comisión de Trata en la Legislatura porteña», explicaron desde Bien Común en un comunicado.

O sea que la ahora massista, ex lilitista y ex verista, tenía dos sueldos incluso uno de la Coalición cuando ya no era empleada política de ese grupo. Los seguidores de Vera dijeron que Gil Lozano cobra «por encima de lo que gana el legislador del partido Bien -Común, Gustavo Vera, que dona el 60% de su sueldo a entidades del bien público, quedándose con 20 mil pesos por mes, tal como propuso en un proyecto de ley en la Legislatura que presentó junto a Pablo Bergel». «El segundo motivo tiene que ver con lo estrictamente laboral, ya que no cumplía con el régimen de 8 horas diarias de lunes a viernes, algo incompatible con el trabajo en el despacho del Bien Común», dijeron en una eventual declaración de vagancia.

   Lo cierto es que a la mirada de algún “piola”, la Gil Lozano tiene más de piola que de gil, lo cual es habitual en muchos falsos representantes que andan de aquí para allá buscando un conchabo en miles de pesos sin mostrarse interesados en los intereses del pueblo.

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