Pakistán no quiso recibir a 30 refugiados de su propio país
El gobierno local impidió el desembarco en el aeropuerto internacional de Islamabad de 30 paquistaníes deportados desde Grecia. Hubo críticas de organismos internacionales.
El director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing, aseguró en una conferencia en Bangkok que «tenemos más gente en movimiento que en ninguna otra época en la historia».
Según el director general de la OIM, hay unos 250 millones de emigrantes internacionales y 750 millones de migrantes internos debido principalmente a la explosión demográfica, los desequilibrios económicos y los conflictos.
«Del total contamos con el mayor número de migración forzosa desde la Segunda Guerra Mundial, según estadísticas del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), con unos 20 millones de refugiados y 40 millones de desplazados internos, un total de 60 millones», precisó.
La repercusión internacional del drama se reveló cuando Pakistán impidió el desembarco en el aeropuerto internacional de Islamabad de 30 paquistaníes deportados desde Grecia, país al que acusó de violar los acuerdos de deportación y de una conducta «falta de ética, inhumana e ilegal», consignó la agencia de noticias EFE.
El Ministerio del Interior paquistaní indicó en un comunicado que «30 paquistaníes no verificados llegaron en un vuelo desde Grecia» y por orden de las autoridades de esa misma cartera «no se les permitió salir del avión».
Grecia, por su parte, reclama sin respuesta colaboración de la Unión Europea (UE) para controlar la ola humana que, en su condición de extremo sudoriental del Espacio Schengen, recibe todo el tiempo desde Asia.
Desde que el gobierno de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) decidió dos semanas atrás restringir el cruce fronterizo con Grecia de ciudadanos de Siria, Afganistán e Irak, el gobierno heleno, agobiado además por largos años de ajustes neoliberales, se queja de que la UE le deja toda la carga del cuidado fronterizo.
El ministro de Migración griego, Yannis Muzalas, rechazó con firmeza hace unos días las críticas desde el exterior, según las cuales Grecia no está tomando las medidas acordadas para proteger sus fronteras.
«Nos acusan de no querer colaborar con Frontex. Como ministro en el Gobierno de transición (previo a las elecciones de septiembre) pedí personalmente el envío de 318 empleados de Frontex, tenemos 40», dijo Muzalas en el Parlamento.
El ministro añadió que tras las elecciones de septiembre pidió el envío de 1.600 empleados de la agencia europea de Protección de Fronteras con el objetivo de mejorar el registro de los migrantes y refugiados en las islas, pero «a fecha de hoy seguimos con 40» que trabajan sin parar 24 horas al día.
En la conferencia de Bangkok, Lacy indicó que existe una situación de emergencia humanitaria sin precedentes desde África hasta Asia debido a conflictos en Sudán del Sur, Yemen, Siria o Irak, al tiempo que la migración es un fenómeno global que afecta a la frontera entre México y Estados Unidos, el Mar Rojo o el golfo de Bengala.
El director general de la OIM lamentó que la ausencia de «liderazgo político» y «autoridad moral internacional» estén alimentando la idea de que la migración es un problema de seguridad, sobre todo tras episodios como los ataques yihadistas en París.
En ese orden, Lacy fustigó la creciente xenofobia que estaban despertando estos desplazamientos en los países que eligen como punto de arribo los desplazados y refugiados: «Tenemos que afrontar este sentimiento creciente antiinmigrante, en el que la gente ha olvidado que históricamente la migración ha sido indiscutiblemente positiva», aseveró.