Política

Duhalde macrista: anuncia que estamos condenados a un golpe de Estado

Alejandro C. Tarruella

Podría decirse que nadie anuncia un golpe de Estado que no está en las especulaciones sino está implicado en un golpe de Estado. Nadie anuncia un golpe de Estado ante un grupo de comunicadores corporativos que buscan horadar a un gobierno, de modo gratuito.

Escribe Alejandro C. Tarruella

Animales que conspiran

Eduardo Duhalde lo anunció en el programa de Luis Novaresio, espació de acción del macrismo residual. En abril de 1988, el dirigente bancario Juan José Zanola, lanzó en torno del Instituto de Servicios Sociales Bancarios (entidad de servicios a los bancarios que liquidó el menemismo), unos volantes en los que anunciaba la toma del ISSB el 2 de diciembre de ese año. En gobierno y en la entidad se preguntaban a qué se debía un anuncio semejante ocho meses antes. Un asesor de prensa de ese organismo dijo que el mensaje era un acuerdo no explícito con un sector militar. Los hombres de Alfonsín rechazaron de plano la sugerencia y la consideraron poco menos que un disparate.

Juan José Zanola

El 2 de diciembre de 1988, el coronel Muhamad Alí Seineldín hizo un frustrado intento de golpe de Estado con un sector carapintada. El asesor de prensa cuyos argumentos fueron rechazados, tenía razón. Zanola jugó con Seineldín y luego lo dejó sólo. El intento fracasó. Hoy, si Duhalde va a un programa interesado en que se diga algo semejante (¿por qué no lo dijo en C5N o en canal 26) es porque tiene al menos vínculos, con algún sector interesado en reflotar la técnica del golpe de Estado. El ex demócrata cristiano devenido peronista por razones de poder, tiene la ilusión de volver a estar en los primeros planos.

El PJC, poder judicial corporativo, se niega a aceptar el ejercicio democrático

El escenario nacional ante el cual ensaya golpismo el ex presidente, es el de un gobierno de Alberto Fernández que en el plano internacional, gana en la reformulación del país. La pospandemia aparece como una oportunidad que precisa la transformación que exige a su vez, acabar con el poder irracional, en términos de tiranía del ejercicio del mismo, de la Justicia, los formadores de precios, las corporaciones financieras y otros. El tema de hoy es la justicia. El PJC, poder judicial corporativo, se niega a aceptar el ejercicio democrático, una reforma que elimine el poder macrista que se expresa en Comodoro Py o en la Corte, donde manda un Ceo corporativo y acompañan personajes del poder sin límites, un caso: Ricardo Lorenzetti.

Hay que unir a este aspecto, la crisis de los Estados Unidos, quebrado entre oligarcas industriales nacionales y globalistas en retroceso, que vienen de perder la iniciativa de hacer la guerra en África y Asia para sostener a las mayores riquezas del planeta.

Musk no masca vidrio

Hace unos días, el poderoso empresario sin escrúpulos Elon Musk, ligado al litio boliviano por sus intereses, expresó previamente lo que luego reprodujo el infortunado Duhalde: al referirse al golpe de Estado boliviano, donde el sector globalista norteamericano actuó ligado al narco colombiano. Hoy se sabe que la presidenta Añez está en pareja con un colombiano de las huestes de Álvaro Uribe, que bien pudo ser el nexo con Musk y sus aliados.

“Daremos un golpe de Estado a quien queramos”, dijo Musk sin asco. Musk quiere para él el litio y se estima que apoyó la caída de Evo Morales a quien derrocó un golpe de Estado que hoy hace agua. Su empresa es la mayor fabricante mundial de autos eléctricos. Ahora Duhalde acepta para su lugar en la historia, hacer seguidismo de los globalistas. Entonces se puede especular con que su publicidad de un golpe que no estaba en los papeles de nadie, sea la firma pública de un acuerdo que no se hace público.

Si ellos sueñan con la Argentina de 1930, Duhalde se suma recordando un proceso que se inició en esa fecha y acabó en 1983

Duhalde fue violento en sus afirmaciones porque luego de anunciar el golpe de Estado, que sería contra el gobierno de Alberto Fernández, adelantó datos acerca de cuándo podría realizarse. ¿Saben lo ridículo que suena que piensen que va a haber elecciones? No va a haber elecciones, porque Argentina es la campeona de las dictaduras militares”.

Si bien hace casi 40 años que no hay golpes en el país, el ex gobernador bonaerense apeló a un argumento macrista. Si ellos sueñan con la Argentina de 1930, Duhalde se suma recordando un proceso que se inició en esa fecha y acabó en 1983. Es decir, que para afirmar que el país es golpista, salvo que padezca la dolencia que difunde el famoso gánster Al Zheimer, se pegó a los deseos del hombre de la Costa Azul que teme el rigor del Estado de Derecho apelando a fuga y misterio.

Según se desprende de estos anuncios a los que el conductor de los animales que conspiran se unió entusiasta, se realizan no ya golpeando las puertas de los cuarteles, sino de embajadas y despachos de Ceos y cortesanos. Porque, es sencillo apreciar que los dichos del ex vice de Menem, fueron de una agresividad solo semejante a algunos macristas. Sorprendió su grado de violencia verbal y nadie puede ignorar que en el continente, Paraguay, Honduras, Brasil, Ecuador, Bolivia, cuando la Corte no garantizó el poder de las corporaciones, apeló a una solución o militar o combinada entre poderes. Lo curioso del hecho es que Duhalde se ofrece como “cabeza de turco” de una movida golpista, no va de segundo o tercero y él mismo anuncia. Algo lo apremia.¿Precisa un lavado y planchado nuevo para su postura política?

Las corporaciones siempre mandan a la servidumbre a pasear sus monstruos

Pero Duhalde deja algo para pensar: primero, las corporaciones consideran que no es suficiente con la justicia corporativa y las corporaciones. Es decir, el gobierno de Alberto puede hacer la reforma de la justicia. En estos días al declarar de interés público al espectro de las comunicaciones, internet, telefonía, y anunciar plan de obras públicas, esos personeros observan que se viene una recuperación del Estado de Derecho y su respuesta es más o menos, “si querés un Estado de Derecho, yo te voy a dar un Estado de sitio”.

Además, es una de las primeras ocasiones en que un dirigente que pasó por el peronismo, aboga en estos días por un quiebre institucional. En ningún momento pidió impedir ese proceso, unirse para evitar una ruptura, sino que pregonó su inminencia. Pobre Duhalde, tan lejos de Dios, tan cerca de Mauricio y de Musk.

Él también dijo cambiemos: pasó de “estamos condenados al éxito” a “estamos condenados al golpe”. Y para que algún poderoso lo escuche afirmó que el descontento (se supone que es el de los que hacen marchas y gritan contra la cuarentena) “puede terminar en una especie de guerra civil”. Pudo agregar: y “que se muera el que se tenga que morir” pero ya lo había dicho Mauricio. Así, eligió un papel oscuro, triste y final. Las corporaciones siempre mandan a la servidumbre a pasear sus monstruos.

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