Desinteligencias de la inteligencia: Mientras algún D’Alessio opera, la caída es un camino sin retorno
El escándalo de la inteligencia macrista parece un asunto de aficionados en pugna. Ha habido en estos días una “apretada” de María Eugenia Vidal, aparentemente investigada por los esbirros de Gustavo Arribas (el intermediario de jugadores de Boca que Macri convirtió en un James Bond de cabotaje), y Lilita Carrió. Vidal, que puede ser candidata a gobernadora o a presidenta, precisa de ese resorte y no vería mal echarle mano, y Carrió quiere convertirse en el agente encubierto que disponga de los servicios de inteligencia como agencia privada y personal.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Marcelo D’Alessio, que sería un agente inorgánico de una serie de cientos de ellos que promueven grandes gastos y gestos elocuentes, desató el escándalo al revelar que la AFI se maneja como una agencia casi personal del Presidente, en la que jugaban con alegría engrosando patrimonios, jueces, políticos, amigos, orgánicos e inorgánicos.
La agencia servía además (D’Alessio lo ha contado con rara generosidad) para asentar negocios de extorsión a empresarios con el objetivo de vincularlos –tengan o no relación con los hechos y responsabilidad– a la trama que se organizó en torno de la familia Kirchner y funcionarios de gobierno más empresarios. De ahí surgió la causa de las fotocopias que el macrismo insiste en relacionar a cuadernos que jamás nadie vio. Esto preocupa incluso a periodistas de servicio que ayudaron a instalarla y que encubrieron el hecho de esos cuadernos revueltos en fotocopias, “un fantasma que crea mi ilusión”, como diría Carlitos Gardel.
El macrismo insiste en relacionar la causa de las fotocopias con cuadernos que jamás nadie vio
El periodista español José Manuel Burgueño ahondó el estudio de la invención en la actividad periodística en su libro “La invención en el periodismo informativo”, publicado en España. Ha habido historias que sorprenden a millones de lectores, protagonizadas por la CNN, cuestionada por el presidente Trump, The New York Times, The Washington Post, o que son la continuidad de otras que abundan en los archivos de los medios.
Recientemente, la revista alemana Der Spiegel tuvo que admitir la falsedad de las historias que escribió durante años su periodista estrella, Claas Relotius, quien reconoció su culpabilidad y abandonó la revista. Burgeño ahondó en la invención como parte de la creación de una realidad que se utiliza, como lo hace el gobierno de Macri, al enmascarar partes de la verdad para manipular y engañar al pueblo.
Cuando los santos vienen espiando
En Argentina, es posible que el periodista Daniel Santoro haya abrevado en fuentes de servicios, funcionarios y acciones lejanas a la legalidad, luego de colaborar, según lo deja expuesto el espía D’Alessio, para crear falsa realidad y exponerla ante miles de lectores. Sobre esos escándalos, abundaron en reunión privada Vidal, Carrió y Macri. Sin embargo, el Presidente que pide que sea expulsado de la justicia el juez que investiga el escándalo, Ramos Padilla, tomó una decisión. No se modificará ni cerrará la agencia de espías que manipula el Ejecutivo, y “aquí no ha pasado nada”.
Tenía razón seguramente Silvia Majdalani, segunda en la escala de dirección de los espías, que nombró a Ricardo Bogoliuk que sería quien tiene la misión de espiar a Vidal. “El que me toque se va a enfrentar a alguien que cuenta todo”, le atribuye Pagni haber amenazado cuando se intentó tocar al ex policía bonaerense expulsado de su fuerza.
No se modificará ni cerrará la agencia de espías que manipula el Ejecutivo. Aquí no ha pasado nada
Macri no introduce cambios, parece decir que todo está bien como está. Eso equivale a afirmar que 7.600 millones de presupuesto no se tocan, la impunidad de su manejo, cuya rendición de cuentas es vidriosa, tampoco. Lo que se negoció, entonces, puede pasar por sacar de la mira a la gobernadora con aspiraciones presidenciales pero sin tocar el organismo y su función. Lo dijo el jefe.
D’Alessio estalló y está en manos de la justicia su suerte. Sus revelaciones salpican al fiscal Carlos Stornelli y prácticamente destruyen la causa cuadernos y la dejan ver como un montaje, y el Presidente no pide justicia sino abandonarla y para ello, echar al juez Ramos Padilla, para subrayar la labor de D’Alessio, Stornelli y la banda que los acompaña. Lo cual subraya el fin del Estado de Derecho, cosa que ya afirman dirigentes políticos y hombres de la justicia.
El Presidente posee una particular obsesión por los espías. Tiene una causa por escuchas en la que fue favorecido por sus amigos de la justicia. Había llegado a utilizarlas para hacer seguimiento incluso de sus familiares. Si la AFI desaparece en estas circunstancias, podría armarse un nuevo organismo pero él no tendría el manejo absoluto del mismo, aunque algunos resortes fueran a manos de Carrió, de Vidal o algún dirigente de Cambiemos. Y él, por lo visto, quiere sostener el manejo absoluto, privado y personal del organismo.
El Presidente tiene una causa por escuchas en la que fue favorecido por sus amigos de la justicia
Ese es el punto máximo de la crisis. El momento histórico indica que se produce cuando la “colisión” oficial está en sus índices más bajos de apoyo del electorado. El Macri enojado, de imagen casi feroz en las cámaras, “caliente” como suele presentarse, no cambia las cosas. Que esté muy mal, que no soporte su investidura, hace al parecer a su caída. Estuvo en el exterior, regresó y recibió al rey de España y volvió a irse. Se muestra en una extraña y permanente fuga de la realidad que ejercita junto a sus subordinados de Cambiemos.
La situación del país es cada vez más grave para el pueblo y los sectores más heridos por el saqueo y el enriquecimiento ilícito de bancos, formadores de precios, espías y vivillos. Por cierto, los espías no van a dar vuelta las cosas. Mientras algún D’Alessio de turno opera, la caída es un camino sin retorno.