A la hora de exportar, el grano de maíz le ganó por goleada a los productos industrializados
La coyuntura económica argentina demanda crecer en las exportaciones. Se trata de la fuente legítima de generación de divisas y una importante vía de creación de riqueza para los argentinos, siempre y cuando medie una política de distribución del ingreso en beneficio de los que menos tienen.
También sabemos que la cadena agroindustrial genera dos de cada tres dólares que ingresan al país y que una cadena más insertada con sus Manufacturas de Origen Agropecuario en el mundo va a generar oportunidades de empleo y desarrollo local.
Ahora veamos qué ocurrió dos años y medio después de que la Administración Cambiemos tomara las riendas del país y su economía, respecto de las exportaciones de productos industrializados de la cadena del maíz.
Para ello comparamos las exportaciones de una serie de productos que surgen del procesamiento del maíz, como ser harina, grañones y sémola, granos perlados, almidón, aceite en bruto y aceite refinado y envasado, entre los años 2015 (previo a la asunción de Cambiemos) y 2017.
Hay tres elementos determinantes en este análisis para comprender mejor la dimensión de la problemática de la agregación de valor en origen:
- Una devaluación que a diciembre de 2017 era del 100% respecto de diciembre de 2015.
- Eliminación de los derechos de exportación.
- Implementación de reintegros a la exportación.
En el siguiente cuadro resumimos qué pasó con cada ítem de los mencionados anteriormente en cuanto a sus exportaciones. Así vemos que de un valor de 77,5 millones de dólares que representaban en 2015, se cayó a un valor de 47,2 millones de dólares en 2017, es decir un retroceso relativo de 39 puntos porcentuales.
Cuadro I: Exportaciones de productos industrializados del maíz, en dólares
Resulta relevante ver cómo 4 de los 6 ítem han tenido un desempeño negativo, cuando hubiera sido esperable todo lo contrario. Por otra parte, hubo un solo rubro que creció en forma significativa y que es la harina de maíz, ya que el otro que creció, el aceite en bruto, apenas si avanzó 14% en sus exportaciones en el término de dos años.
En el siguiente cuadro vamos a visualizar la marcha de las exportaciones, pero en volumen, para descartar que la caída en las ventas al exterior de productos industrializados se haya debido a un factor de precios.
Cuadro II: Exportaciones de productos industrializados del maíz, en toneladas
Claramente, con alguna variación, la evolución de las exportaciones de productos de maíz con valor agregado sigue siendo negativa cuando se la expresa en toneladas.
Es evidente, entonces, que la política económica encarada por la Administración Cambiemos no está dando ninguna solución a la problemática exportadora de la cadena agroindustrial, cuando de productos con valor agregado se trata. Estos números nos indican que estamos más lejos que nunca de ser el proclamado “Supermercado del Mundo”.
A decir verdad, ocurre todo lo contrario. Lo que ha aumentado significativamente han sido las exportaciones de maíz en grano, es decir sin ningún tipo de procesamiento. La mayor producción del cereal (en buena parte fruto de que se sostuvieron las retenciones a la soja) se tradujo no en una mayor industrialización, sino en una mayor exportación como producto primario.
Dicho de otra manera: la industria procesadora no pudo capturar la mayor producción de grano de maíz ni con destino a la exportación, ni con destino al consumo interno, dado lo deteriorado del salario del argentino promedio, que estanca la demanda aunque se trate productos alimenticios.
Gráfico I: Exportaciones de grano de maíz en los últimos diez años
Conclusión: Estos datos, todos de carácter oficial, dan por tierra con el relato gubernamental de un agro argentino que está siendo conducido a ser abastecedor global de productos de alto valor agregado. Por el contrario, el modelo nos remite al viejo Granero del Mundo del mundo de fines del Siglo XIX y principios del XX.
Vemos que sin un verdadero abordaje industrial, un cúmulo de medidas que le han costado mucho a los argentinos no se va a traducir en una mejora que alcance a la sociedad.
Para la Argentina que viene necesitamos encarar un proyecto compartido, que aúne a nuestra sociedad en un sueño de bienestar, que tiene un pilar fundamental en el trabajo, que es precisamente lo que este Gobierno está destruyendo.
La agroindustria tiene un papel vital en generar riqueza a través del trabajo y esto es lo que tenemos que recuperar.
