El Ministerio de Transporte de la Nación promete desde hace meses la construcción de un aeropuerto civil en la base Aérea de El Palomar, como parte de un plan mayor que ha dado en llamar “la revolución de los aviones”, es decir, una política de apertura de los cielos a empresas de low cost (bajo costo), en perjuicio de la línea de bandera Aerolíneas Argentinas. Un grupo de vecinos de El Palomar denunció que la obra empezó sin que antes se llevaran a cabo los estudios de impacto ambiental y las audiencias correspondientes e interpuso un amparo por las consecuencias que una construcción de esas características podría tener en una zona que debería ser declarada reserva natural. Los terrenos aledaños al aeródromo, un predio ubicado dentro de la I Brigada Aérea de El Palomar, que abarca una superficie de unas 140 hectáreas, en palabras de los vecinos representa “el último pulmón del Partido de Morón. Los terrenos que pretendemos sean reserva son casi el 50 por ciento de la superficie verde del partido”.
En el año 2009 la Municipalidad de Morón, a instancias del entonces intendente Martín Sabbatella, le solicitó a la Universidad de Buenos Aires un estudio de los terrenos linderos a la Base Aérea de El Palomar, para evaluar la posibilidad de convertir la zona en una reserva. El trabajo fue realizado por el Grupo de Investigación en Ecología de Humedales de la Universidad de Buenos Aires, premiado por la UNESCO y encabezado por el biólogo Fabio Kalesnik. El resultado fue la confirmación de que este predio, atravesado por el arroyo Morón y el río Reconquista, cumple con todas las condiciones necesarias para ser protegido. Según los investigadores se trata de “uno de los últimos relictos de pastizales húmedos pampeanos que se encuentran en el Gran Buenos Aires, de especies exóticas, que ofrecen importantes funciones ecológicas”, como la mejora del suelo, la amortiguación de la erosión de la lluvia (fundamental para regular las inundaciones), la preservación de la biodiversidad. Dentro del predio hay un bosque con ejemplares de más de cien años y viven alrededor de doscientas especies de fauna silvestre. Después de estos resultados, varios proyectos para preservar la zona entraron al Consejo deliberante de Morón, pero la ordenanza de protección nunca llegó.