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Respuesta a las críticas del oficialismo: «No hay nada más destructivo que el macrismo en el poder» (*)

«Para mí es una inmensa tranquilidad que Cristina esté en la fórmula porque Cristina es el centro de la política argentina. Todas estas ideas de sacarla del escenario político me parecieron delirantes porque nada hubiera sido gobernable sin Cristina en el centro de la decisión también», dijo Alberto Fernández en una entrevista en la que contó los entretelones del ofrecimiento de la ex presidenta.

Parece que el orden de los factores altera el producto ¿no?

Parece que para muchos ha sido así. La realidad ha sido una cosa sorpresiva. Cristina tenía todas las condiciones para llegar a la presidencia y para competir y decidió acompañarme. La verdad que habla muy bien de Cristina.

¿Por qué habla tan bien de Cristina?

No siempre en la historia se dan casos de alguien que puede llegar al poder y deje ese lugar en este caso en favor mío. La concibo como un hecho generoso para servir al conjunto. Había muchos motivos para que ella siguiera y prefiere dejarle el lugar a otro porque piensa que puede ser mejor para el proceso colectivo.

¿Lo hubieras hecho en su lugar?

Francamente no lo sé. Tengo siempre un espíritu constructivo, concibo a la política como un acto de  construcción permanente, siempre me postergué. No hice nada por ser candidato. Cuando empecé toda mi tarea de tratar de unir las partes, me autoimpuse la idea de no ser candidato para poder hablarle a todos de la importancia de la unidad y que nadie piense que quería ser yo. Había muchos motivos por los cuales Cristina podía pensar en volver. Cristina postergó todo y cuando todos le decían y todos me decían ‘esta idea de la Cristina cambiada que vos propones es falsa’.

La verdad es que Cristina se cansó de dar pruebas de que hay otra Cristina que no es una Cristina con nuevas convicciones, es una Cristina más madura. Una Cristina a quien las cosas que han ocurrido en los últimos años le fueron templando su espíritu y hoy le permiten tomar distancia muchas veces de las decisiones inmediatas y tomar una mejor decisión. No digo que yo haya sido la mejor decisión porque sería muy, muy loco de mi parte. Pero sí digo –como me lo dijo– que creía que en el tiempo que venía yo, que tenía un mejor diálogo con muchos sectores, podía ayudar más que ella al frente de la fórmula. Si ella me hubiera dicho que la acompañe en la fórmula le hubiera dicho que sí encantado, pero nunca me lo planteó. Me lo planteó en estos términos.

Hace un tiempo decías que sin Cristina no se puede y que con Cristina sola no alcanza, que había que buscar algo así como el eslabón perdido entre el peronismo y el kirchnerismo. ¿Vos sos ese eslabón perdido de alguna forma?

No lo sé, francamente no lo sé. Lo que vi en este año, que fue una de las cosas que me llamó la atención de Cristina, es que es la única política que en el último año ha crecido sostenidamente día a día en las encuestas. Yo no estaba en competencia y yo creo que la selección tiene que ver con que ella pensó que yo podía ser en esta instancia. Para mí es una inmensa tranquilidad que Cristina esté en la fórmula porque Cristina es el centro de la política argentina. Todas estas ideas de sacarla del escenario político me parecieron delirantes porque nada hubiera sido gobernable sin Cristina en el centro de la decisión también.

¿Cuando te reencontraste con ella?

En diciembre del 2017. Pasaron nueve años sin vernos, casi 10, ese tiempo hizo que el reencuentro haya sido un reencuentro donde recuperamos la amistad que habíamos tenido, el afecto, donde saldamos todo lo que nos cuestionamos, lo que nos permite trabajar con mucha confianza el uno con el otro. Me emocionó mucho, mucho, el ofrecimiento de Cristina. La conocí casi antes que a Néstor y tejí un vínculo de amistad, después el cariño que tuve con Néstor fue inconmensurable. Tanto fue así que los pingüinos me decían que yo era un Cristino. Me pasó lo que le pasa a muchos argentinos, que se pelearon entre amigos porque la política no los ponía de acuerdo.

La diferencia es que era una discusión entre una presidente y un jefe de gabinete que eran amigos, pero teníamos los dos esa envergadura institucional. Fue muy cruel lo que nos pasó. Yo no la pasé bien estos casi diez años, pero el reencuentro fue enorme. Todos hicieron la lectura del reencuentro político y nadie hizo la lectura del reencuentro humano. Eso es lo que más valoro y me encantó ayudarla en este tiempo a salir del lugar en la que la estaban poniendo. Hoy (por ayer) volví a hablar con ella después de ver el video y me volví a emocionar y sólo le dije ‘Gracias, gracias por la amistad que pudimos recomponer’.

Además del desacomodamiento y la estupefacción del oficialismo, salió HernánLombardi a decir que esto era volver a Cámpora al gobierno Perón al poder, lo cual terminó en la dictadura. Después el presidente Macri consideró que la fórmula de ustedes sería volver a la autodestrucción del país…

Lo que Macri dice es pueril porque nada es más destructivo para la Argentina que el macrismo en el poder. Lombardi habla con la superficialidad que hablaba cuando era parte del grupo sushi, no le asigno importancia sinceramente. Ni Cristina es Perón ni yo soy Cámpora y además Cristina lo sabe porque un día renuncié y estuve diez años confrontando políticamente. Lo que a muchos les cuesta entender es que dos personas que se aprecian y se valoran y se respetan un día pueden encontrar un punto de acuerdo para trabajar juntos como trabajaron años antes. Que Cristina me acompañe a mí me da mucha fuerza. Estoy seguro que nada de lo que tenga que hacer va a entrar en contradicción con Cristina, nada porque sé cómo piensa, todo lo demás son fantasmas que van a levantar. Soy el mismo Alberto Fernández que elogiaban cuando yo la cuestionaba a Cristina y que ahora que me acerco a Cristina me han convertido en un demonio para ellos pero no es mi problema. Es un problema de ellos que deben resolver con un psicólogo.

Una vez que Cristina te confirmó, ¿con quién lo hablaste?

Con nadie porque hicimos un pacto de silencio con Cristina y nos dijimos que la cosa muriera en nosotros dos porque esto ocurrió un miércoles a la tarde y la idea de Cristina era hacerlo, como lo hizo, el sábado. Y teníamos que pasar ese jueves y ese viernes en silencio. Fueron dos días larguísimos para ver además donde me sentía muy mal con muchos amigos y muchos compañeros porque me hablaban y yo les tenía que hablar como si nada iba a pasar y estaban pasando cosas, diría Macri.

¿Dudaste?

Yo le contesté en el acto que estaba dispuesto pero le pedí que lo piense, que ella lo pensara. Le dije que estaban dadas todas las condiciones para que ella lo sea. Le dije ‘Hicimos un trabajo durante todo este año y medio que te volvió a poner en carrera’ y tuvo una respuesta que me gustó mucho, me dijo: ‘Es todo ese trabajo que hicimos lo que me da la libertad de hacer lo que estoy haciendo’. Y me dejó un poco sin argumentos pero aún así le dije ‘pensalo’. El jueves nos vimos y le pedí que vuelva a pensar y me dijo: ‘Ya lo hablamos’, como diciendo cuántas veces querés que lo hablemos. Ayer a la noche (por el viernes) me invitó a su casa y me mostró lo que iba a decir.

(*) Extracto de una entrevista publicada hoy en Página 12. Por Nora Veiras y Mario Wainfeld.

 

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