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Ciencia y tecnología, materias fundamentales para sostener el desarrollo del país

La titularidad del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva no sufre modificaciones. Lino Barañao fue ratificado en su cargo por los próximos cuatro años, dentro del gobierno del actual presidente de la Nación, Mauricio Macri.

La especulación pasa por saber si se destinará o no, una importante fracción de los recursos del Tesoro Nacional a este sector, tal como venía sucediendo hasta la salida de la ex mandataria, Cristina Fernández de Kirchner.

La continuidad del prestigioso científico Lino Barañao al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva es, sin duda, un reconocimiento al esfuerzo por pensar a la ciencia y tecnología como una política de Estado. Desde hace ocho años, con la creación de esta cartera, la Argentina ha dado un salto significativo en lo que respecta al desarrollo y fortalecimiento del país en esta área. Barañao, quien cuenta con un doctorado en Química y es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), es el único miembro del gabinete de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner que mantiene su cargo en el actual gobierno de Mauricio Macri.

La designación genera sorpresas y deja un interrogante: ¿La ciencia y la tecnología ocuparán en los próximos cuatro años el mismo lugar de crecimiento exponencial al servicio de la sociedad que han tenido hasta ahora?

La continuidad del prestigioso científico Lino Barañao al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva es, sin duda, un reconocimiento al esfuerzo por pensar a la ciencia y tecnología como una política de Estado

La clave radica en destinar al sector científico-tecnológico iguales o mayores recursos, tal como ocurre desde 2007. Es de suma relevancia en esta nota enumerar alguno de los logros obtenidos, en materia de ciencia, tecnología e innovación productiva.

Un gran incremento presupuestario por parte del Estado ha permitido varios hitos a lo largo de las dos anteriores gestiones de Barañao, que años atrás hubieran sido impensados y que hoy enorgullecen a los argentinos. Uno de los más destacados es el lanzamiento de dos satélites geoestacionarios nacionales creados íntegramente por la empresa rionegrina Invap, lo que posiciona a nuestro país en el primer lugar del mercado de telecomunicaciones de la región.

La designación genera sorpresas y deja un interrogante: ¿La ciencia y la tecnología ocuparán en los próximos cuatro años el mismo lugar de crecimiento exponencial al servicio de la sociedad que han tenido hasta ahora?

El primero de ellos, ARSAT I, brindará 58 mil kilómetros de tendido de fibra óptica para facilitar el acceso a Internet y, además, ofrecerá cobertura de la Televisión Digital Abierta (TDA) a un 85 por ciento de la población. El segundo, ARSAT II cuenta con una mayor transferencia de contenidos audiovisuales con cobertura garantizada hacia todo el continente americano. En esta línea -en noviembre pasado- se sancionó la Ley de Desarrollo de la Industria Satelital, como política de prioridad nacional y aprobando el “Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035”, con la iniciativa de proteger las posiciones espaciales de la Argentina, construir satélites y amplificar los servicios satelitales

Gran parte de metas alcanzadas no hubieran sido posibles sin la creación del Programa Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior (Raíces), que ha repatriado a 1.245 científicos desde 2003. La fuga de cerebros, fomentada por las políticas neoliberales de los noventa y la posterior crisis económica e institucional de 2001 ha expulsado a nuestros mejores científicos hacia otras latitudes, en pos de una mejor calidad de vida. Según datos aportados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, un tercio de los científicos y tecnólogos argentinos emigrantes (alrededor de unos 4.800) se radicó en los  Estados Unidos, 27 por ciento en países europeos y 21 por ciento en Brasil. Sin embargo, muchos de ellos están de regreso para devolver a su país lo que aprendieron.

Cabe destacar que Raíces fue declarado como política de Estado por la ley Nº 26.421, con la convicción de “fortalecer las capacidades científicas y tecnológicas del país a través del desarrollo de políticas de vinculación con investigadores argentinos residentes en el exterior, así como acciones destinadas a promover la permanencia de investigadores en el país y el retorno de aquellos interesados en desarrollar sus actividades en la Argentina”. A su vez, el Ministerio impulsó el ingreso de 10.784 becarios y 9.146 investigadores del Conicet.

Cabe destacar que Raíces fue declarado como política de Estado por la ley Nº 26.421, con la convicción de “fortalecer las capacidades científicas y tecnológicas del país a través del desarrollo de políticas de vinculación con investigadores argentinos residentes en el exterior

La innovación también marca su rumbo con la creación del Polo Científico Tecnológico, un espacio único en Latinoamérica, que apunta a la promoción y divulgación del conocimiento científico. Unos 50 mil metros cuadrados encierran la sede del Ministerio, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica –que financia proyectos, con la finalidad de mejorar las condiciones sociales, económicas y culturales del país- e Institutos Internacionales Interdisciplinarios para la Innovación. Además, cuenta con el edificio del Conicet y con la sede del Banco Nacional de Datos Genéticos –que trabaja en la resolución de casos de lesa humanidad y que ya ha restituido a 119 nietos-.

Si hay que hablar de un emblema nacional, YPF es un claro ejemplo de una empresa estatal que resurgió tras penosos años que la llevaron a la quiebra. En este sentido, el Ministerio que preside Barañao hace aportes constantes con fondos destinados al desarrollo de investigaciones en explotación carburífera, como así también, a la implementación de mejoras tecnológicas que colocan a la Argentina en una posición privilegiada a nivel mundial en lo que refiere a la exportación de servicios para la industria petrolera.

La innovación también marca su rumbo con la creación del Polo Científico Tecnológico, un espacio único en Latinoamérica, que apunta a la promoción y divulgación del conocimiento científico

El Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva “Argentina Innovadora 2020” es -según palabras de Barañao- “un instrumento de planificación”  en materia de política científica y tecnológica y que tiene como objetivo “federalizar el impacto de la innovación mediante 36 Núcleos Socio Productivos Estratégicos (NSPE)”. La meta para 2020 es que el 1,65 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) sea destinado a la ciencia, la tecnología y la innovación (hoy estamos en un 0,65 por ciento). Si este objetivo se cumple, es evidente que Argentina mejorará su competitividad y la población contará con una mejor calidad de vida, más inclusiva y sustentable. Asimismo, es necesario captar a una mayor cantidad de jóvenes que quieran estudiar carreras científicas y tecnológicas, para desempeñarse en diversas áreas: salud, agroindustria, biotecnología, nanotecnología, TICs y desarrollo social y sustentable.

La inclusión e igualdad es otro de los pilares fundamentales si se piensa a la ciencia y tecnología como política de Estado y es clave sostener este concepto, a pesar del cambio de gobierno. Siguiendo esta línea de acción, el actual encargado de los medios públicos de la Nación, Hernán Lombardi, confirma la continuidad de Tecnópolis -la megamuestra de ciencia, tecnología y arte más importante de Latinoamérica, que en sus cinco ediciones, y con entrada libre y gratuita ofreció múltiples propuestas e intervenciones artísticas para grandes y chicos-. Es una noticia alentadora, ya que es necesario afianzar todo lo conseguido hasta ahora y trabajar por lo que falta.

La inclusión e igualdad es otro de los pilares fundamentales si se piensa a la ciencia y tecnología como política de Estado

Para ello, es de suma importancia garantizar el financiamiento de la ciencia y la tecnología, tal como viene ocurriendo. En este sentido, se estima un presupuesto de 9.900 millones para 2016. Es necesario destacar que, el plan de obras para la ciencia y la tecnología amplió la infraestructura científico-tecnológico a más de 107 mil metros cuadrados desde 2007, con 129 obras terminadas y otras 24 obras proyectadas a corto y mediano plazo.

Barañao demuestra ser una persona idónea, que ha puesto a la vanguardia del desarrollo nacional a la ciencia y tecnología. Como éstas pasaron a formar parte de la agenda pública, el cambio de gobierno no deberá inferir en las decisiones que se tomen. Es innegable que en los últimos años Argentina ha dado un salto significativo en esta cartera. De manera que, habrá que focalizase en apuntalar el desarrollo, generar más fuentes de empleo para investigadores y, a su vez, capacitarlos de manera constante, para así contar con una mayor cantidad y calidad de científicos y tecnólogos especializados a nivel productivo nacional.

Por Sabrina Améndola

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