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¿Hay agrotóxicos en lo que comemos?

La carrera de Nutrición de la UBA convoca al público a entregar frutas y verduras este martes 29 para detectar si contienen agrotóxicos.

 

Con el objetivo de llevar a cabo un relevamiento directo, la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CaLiSA) de la carrera de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA recibirá hoy, martes 29, frutas y verduras que acerque la población para analizar si contienen agrotóxicos. Se recibirán muestras de lechuga, morrón, tomate, zanahoria y naranja, las cuales serán analizadas por estudiantes y profesionales de la Universidad. Los resultados se conocerán en dos semanas. Las muestras pueden acercarse hoy, a las 18 hs. a la Facultad de Medicina (Paraguay 2155, Ciudad de Buenos Aires), en el Primer Piso, Salón de Consejo.

Esta nueva investigación se llevará a cabo tomando en cuenta la realizada entre noviembre de 2014 y abril de 2015, por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y que determinó que ocho de cada diez alimentos vendidos en verdulerías están contaminados con agrotóxicos utilizados en las explotaciones agrícolas para combatir las plagas.

En el marco de la investigación de la UNLP, el análisis de verduras de hoja verde, cítricos y hortalizas comercializados en verdulerías de la Ciudad de La Plata y, por ende, consumido por los ciudadanos en forma directa, arribó a resultados alarmantes: basándose en el análisis de 60 muestras de frutas y verduras se hallaron plaguicidas (insecticidas y fungicidas) en el 83% de los cítricos y las zanahorias; el 78% en morrones y 70% en verduras de hoja. De la totalidad de las muestras, el 76,6% tenía al menos un químico y el 27,7% de las muestras tenía entre tres y cinco agroquímicos. Los alimentos contenían los insecticidas lambdacialotrina, endosulfán, clorpirifos y cipermetrina. Y los fungicidas (para hongos) tebuconazole, tpoxiconazol, según el estudio.

 «Estudios recientes demuestran que las personas contienen en su sangre y en su orina gran parte de estos agroquímicos, y no nos referimos a quienes viven o trabajan en el campo, sino a hombres y mujeres que viven en plena ciudad».

«La variedad de plaguicidas es muy grande. Y el cóctel de químicos es muy fuerte», afirmó Damián Marino, codirector del trabajo, y señaló que entre los productos que más se detectaron está el insecticida «endosulfán», prohibido en la Argentina desde 2013. «Estos son los amigos del famoso herbicida glifosato», agregó el coordinador, quien además destaca la importancia de estudiar y alertar a la población y a los productores de alimentos sobre el uso del herbicida glifosato (el más utilizado en el país, en soja y maíz, entre otros), pero también remarca que esos «amigos» están presentes de manera cotidiana en la mesa de los argentinos y que es necesario encontrar una solución a este problema, basada no en el reemplazo de un veneno por otro, sino en la supresión del uso de todos los agrotóxicos.

«Hace tiempo que transmitimos a la población la importancia de consumir alimentos lo menos procesados posible. Decimos que hay que comer frutas y verduras, pero lo que observamos a través de estudios es que éstas contienen cada vez más agrotóxicos», asegura por su parte Miryam Gorban, Licenciada en Nutrición y coordinadora de la Cátedra de Soberanía Alimentaria. «Existe un modo de producción de las materias primas, de las verduras y frutas que al principio nosotros asociábamos sólo a la soja pero que se ha extendido a todos los cultivos, que utiliza agroquímicos y que encima lo hace de forma irresponsable», agrega la Licenciada.

Además, la especialista sostiene que «estudios recientes demuestran que las personas contienen en su sangre y en su orina gran parte de estos agroquímicos, y no nos referimos a quienes viven o trabajan en el campo, sino a hombres y mujeres que viven en plena ciudad».

«La producción agroecológica no es más cara, hay que comenzar a desmitificar esto de que comer más sano es sólo para una elite»

«La idea es que la persona traiga medio kilo de las especies que pedimos, comprada en su verdulería habitual y pueda saber si tiene o no agrotóxicos», detalla por su parte Raúl Bottesi, ingeniero agrónomo y docente en la carrera de Nutrición, quien explica que «según las propias indicaciones de los productores de los agroquímicos, hay sustancias que no deberían detectarse en los alimentos a menos que el agricultor se haya excedido con la dosis, o no haya respetado el tiempo de carencia antes de cosechar, es decir, que haya fumigado muy cerca de la cosecha».

«Si no se conoce el origen del cultivo lo que se recomienda es lavar varias veces y con mucha agua frutas y verduras. Algunas verduras como la zanahoria, la papa o el nabo conviene siempre pelarlas, al igual que las frutas», recomienda Bottesi. Asimismo, el ingeniero asegura que «la producción agroecológica no es más cara, por eso también hay que comenzar a desmitificar esto de que comer más sano es sólo para una elite» y agrega que»también como consumidores tenemos que cambiar la cabeza, porque una acelga orgánica seguramente tendrá hojas de distinto tamaño, alguna quizás picada por un bichito, o los tomates tendrán diferente forma a la tradicional, ésta es la variabilidad genética que impone la naturaleza y es lo más saludable».

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