Los medios de comunicación han comenzado a indagar sobre los privilegios de una Buenos Aires, opípara de recursos en su centro político y escasa en las consideraciones con el resto del país, en materia de estructura impositiva, financiera y social. La rueda comenzó a andar desde que la vicepresidenta de la Nación, comparó los datos del bimonetarismo nacional.
«Averigüen cual (jurisdicción) es la que más gasta dólares y no produce dólares»
La perspectiva que propuso Cristina Férnandez de Kirchner contrarió a los propaladores de la taxonomía desde el PBI que permite constituir el relato victimizante de la CABA. La participación en el PBI e impuestos, la Ciudad de Buenos Aires es del 17% pero recibe un 2,4% de transferencias por coparticipación. Pero las mediciones desde el punto de vista de la generación de ingresos en dólares y exportaciones da para entender que genera el 60 % del déficit comercial del país. CABA aporta menos del 1 % del total exportado, pero importa el 13%.
Es interesante tomar un poco del análisis realizado por Ezequiel Adamovsky que plantea:
- La incapacidad de percibir los privilegios que da la geografía (ayudada por la política) es análoga a la incapacidad de percibir los privilegios de clase, de género o los que vienen con tener la piel clara. De hecho, el privilegio se sostiene en esa ceguera interesada: todos los que gozan de alguno imaginan que lo que tienen les viene por el mérito propio. Que lo merecen. Pero cualquiera que sepa algo de historia sabe que Buenos Aires seguiría siendo una pequeña aldea pantanosa sin importancia –como lo fue durante dos siglos– si no hubiese sido porque tuvo la suerte de ser el único puerto sobre el Atlántico que tenía la futura Argentina en el momento en el que Europa amplió sus redes comerciales a través de ese océano. Y que probablemente seguiría siendo una ciudad menos importante que Córdoba o Tucumán –como lo fue en la colonia– si los reyes de España no hubieran decidido convertirla en capital del Virreinato, porque les preocupaba un posible avance militar de los portugueses desde Brasil. Azar político y geografía.
- La cantidad de recursos que le llueven a CABA solo por ser capital del país son incontables. ¿Cuánta recaudación impositiva se le iría si los bancos, casi todas las empresas transnacionales y buena parte de las locales mudasen a otra capital sus casas matrices? ¿Cuántos puestos de trabajo perdería si eso ocurriese y si el Estado nacional no tuviese allí el grueso de su aparato, los otros países sus embajadas, etc.? ¿Cuánto menos turismo tendría si toda la infraestructura del transporte no tuviese su vértice en la ciudad, si los vuelos internacionales llegasen a otro aeropuerto, si las rutas y los trenes confluyeran a otra urbe? ¿Y qué privilegios le vienen de tener toda la televisión y los diarios nacionales en su pequeño territorio, hablando con tu tonada convertida en castellano “neutro”? ¿Cuánto de su sentido del propio valer y de la promoción de sus intereses viene de allí? Y algo menos obvio, pero acaso más importante: ¿Cuánto se beneficia CABA del talento de toda esa gente que desde hace dos siglos migra masivamente desde el Interior para desarrollar sus carreras y su creatividad en un ámbito más propicio? Sin todo eso la ciudad no tendría la participación que tiene en el PBI y en los impuestos.
Por eso es bueno traer a colación, aquel informe de nuestro IB24 «cloacas para ricos, mierda para pobres» en el que se deja expuesta el nivel de impunidad que rasga al país, cuando el cambiemita porteño, se vale del poder político para dibujar un mapa social y económico distinto, con toda la saña de borrar con un plumazo adrede a los pobres -o a los laburantes- del esquema nacional.