«Socializar la maternidad es una lucha de amor»
La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, dijo que pedirán que el 30 de abril, fecha de fundación del organismo, sea declarado el «Día del Amor Maternal».
Este 30 de abril se conmemoran los 44 años de la fundación de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, y plantearán que la fecha sea declarada «Día del amor maternal». Hebe de Bonafini dijo que para ellas ya es así porque «socializar la maternidad es una lucha de amor, darle vida permanentemente a los hijos es una lucha de amor». También reflexionó que «nosotras parimos hijos todos los días, cuando le damos una mano a alguien o un apoyo porque tienen problemas».
Hebe recordó cómo comenzaron a caminar, en 1977, agarradas de los brazos en Plaza de Mayo, alrededor del monumento a Belgrano, cuando las llamaban locas y la policía las golpeaba. Contó que allí les sacaron las primeras fotos cronistas de Holanda y que la prensa argentina las presentaba como «las revoltosas». Fue durante el mundial de fútbol cuando tuvieron más visibilidad con la prensa internacional, fundamentalmente holandesa.
En diálogo con Javier Corcuera, en Radio Caput, Hebe relató que era peligroso estar ahí, les pegaban y las seguían. Que llegaban Madres desde La Plata, Ensenada, Tigre, San Martín, de González Catán, viajando horas. «Primero nos dejaron hasta que nos empezaron a llevar presas» pero «la cosa era hacer visible lo de los hijos, porque todo era en silencio».
En ese sentido, Hebe recordó que en la Liga por los Derechos del Hombre «fueron los que más pusieron el cuerpo» porque tenían abogados que defendían a los presos políticos. Había madres que buscaban ayuda en el Movimiento Ecuménico, o en Familiares pero «eran reuniones, no había visibilidad, por eso estábamos en la plaza».
Hebe de Bonafini contó también que desafiaron a la Iglesia cómplice de la dictadura «hicimos un vía crucis escrito por nosotras, hicimos volantes con los nombres de los obispos responsables de entregar a nuestros hijos y se los pegamos adentro de la Catedral de Buenos Aires. Y a veces dejábamos cosas escritas arriba del altar».
