
Se negocia, sí, pero las condiciones las pone el país, las pone Cristina
Por Alejandro C. Tarruella
Hay un principio en la actividad mercantil de los especuladores y usureros. Nunca es tarde para negociar y así, el que sale pegando, se retira negociando. Singer se instaló en el planeta frente a la Argentina, no en 2010 cuando apenas había comprado esos bonos degradados por unos pocos pesos, sino cuando la economía argentina se veía en crecimiento y se avizoraba un salto económico histórico con la habilitación del proyecto Vaca Muerta. Singer y sus socios olieron petróleo y se lanzaron al ruedo. Contrataron una campaña internacional que consistía en un video que parafraseaba a Macri, a Ernesto Sanz y otros, más los periodistas “a comisión” en los medios, y salieron a vaticinar poco menos que el fin de la Argentina. Según sus vaticinios desaparecer del mapa era poco para los usureros convertidos en agoreros.
Singer subestimó la historia del país, no leyó el mensaje histórico que dejó la consigna “Braden o Perón”, que llevó al general histórico a ganar las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946. Braden a su modo, era un Singer con más conocimiento de América del Sur y sus potencialidades. Braden llegó a la Argentina como embajador gringo luego de haber propiciado la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia en 1932, por intereses petroleros. Standard Oil se llamó la empresa con la que tuvo que vérselas Perón, y por cierto era mucho más fuerte que el clan Singer, aunque no es para subestimar. Singer tiene por detrás hasta a los fabricantes de armas que auspician arrebatar el petróleo a países del Medio Oriente.
En esos contextos, el usurero buitre se mandó sin anestesia contra el país, sin contar con en las primeras batallas sería superado por la estrategia trazada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Posiblemente, como en 1955, el odio de los interlocutores nacionales encegueció los análisis de quienes decidieron servir a Singer contra su país. Y las estimaciones fueron así parecidas al vaticinio de Claudio Escribano en mayo de 2003, recuérdese que Escribano se llamaba uno de los entregadores de Dorrego. Claudio dijo entonces, que Néstor Kirchner no llegaba gobernando a fin de ese año. El Pai Escribano se refleja hoy en los Broda de turno que cabalgan junto a Singer. Piden a gritos que se pague lo que pide Singer pero van mordiendo el polvo de la derrota.
Singer pegó mientras pudo pero como es tonto, se percató que mientras seguía intentando una golpiza, el pueblo argentino se abroquelaba junto a su Presidenta y el proyecto político que representa. Y ahí entonces, sin dejar la línea dura, lanzó mensajes de tono conciliador. Griesa en tanto, el juez del grupo que opera en Nueva Jersey a favor de Wall Street, decía lo que creía entender y los que sus laderos del NML Elliot le transmitían. Eso quedó claro en coberturas como las de TN, cuya corresponsal contó que Griesa no comprendía nada y era afable con las órdenes de Singer y su gente. La pandilla salvaje, no Sam Peckinpah que está en los cielos, se había instalado en su despecho y comandaba las acciones y gestos del juez.
Fue en el de mayo de este año, cuando se vio la primera señal en camino a una negociación por parte de los fondos buitres. Argentina había logrado un acuerdo con el Club de París, ese acreedor forjado para sostener la deuda del gobierno de facto que dio el golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955. De inmediato, se conoció la versión de Jay Newman, vocero del fondo Elliot dicha ante el semanario aleman “Der Spiegel”. Decía en aquella oportunidad que el MLN Elliot, el fondo buitre de Paul Singer, estaría dispuesto a aceptar “parte de la deuda en efectivo y parte en bonos”. Newman mencionó que un mes atrás habían hecho la propuesta y encontraron en la parte argentina un total “silencio de radio” y sostenía que las autoridades argentinas eran “improvisadas”. «Si la Argentina nos dijera que podemos cobrar parte de la deuda en efectivo y parte con nuevos bonos, ese sería un buen inicio», había dicho Newman reforzando el ala negociadora de Singer y sus adláteres de Wall Street.
Singer venía desplegando una actividad sigilosa y persistente contra la Argentina. «Si la Argentina nos dijera que podemos cobrar parte de la deuda en efectivo y parte con nuevos bonos, ese sería un buen inicio», repitió luego Newman ante el “Der Spiegel”. Lo que no admitían aunque era una presunción, era que desde el 25 de Mayo de 2003, la Argentina es un hueso duro de roer para los lobos. Y que ahora, las condiciones son otras. Hay una pueblo en pie ya hay una conducción política que sabe lo que quiere. Y lo hace.