Derechos HumanosFederales

SALTA: Juzgan a Ricardo Lona, ex magistrado de la dictadura, por la desaparición del Gobernador Miguel Ragone

Involucrado en la desaparición del Gobernador Miguel Ragone, el ex juez negó -en la primera jornada de juicio en su contra- haber colaborado de algún modo, en el crimen contra el ex mandatario local, aún desaparecido.
El otrora juez federal hizo su declaración ante el tribunal que deberá determinar la participación en el secuestro y posterior asesinato del ex gobernador Miguel Ragone. Para Lona, quien en el momento de los hechos se desempeñaba en el cargo de magistrado, existe hacia su persona lo que calificó de “sentimiento persecutorio” puesto en manifiesto cuando no le reconocen que las condenas en la causa se debieron a la investigación llevada durante su gestión y pese a lo cual se lo está acusando por encubrimiento.
A poco de usar su derecho a exposición ante el tribunal de juicio, Lona esgrimió como argumento: “Han transcurrido muchos años desde los hechos y también han trascurrido muchos años desde mi declaración indagatoria allá un 27 de febrero de 2014, cuando me limité a presentar un memorial donde trataban todos los puntos del requerimiento fiscal”.-


En las concluidas exposiciones del magistrado federal, en proceso de juzgamiento, destacó en su favor: “Sólo quiero decirles, como expresión final, que nada tuve que ver con el crimen ni con ningún encubrimiento. Me asiste la tranquilidad de mi conciencia y puedo decirles, señores jueces, que si tuviese la mínima responsabilidad de encubrimiento hubiese deshonrado la Justicia y ya estaría muerto de vergüenza”
Ricardo Lona, criticó a la Cámara Ad Hoc en la Instrucción judicial, pues consideró que la misma no había tenido en cuenta ningunos de los argumentos que obraban en favor de su inocencia y que no obstante ello, decidió aplicarle la prisión preventiva. “Por eso, en esta oportunidad voy a limitarme a glosar aquel memorial. Solicito en mi defensa e invocando la igualdad de armas, el Tribunal tenga a bien incorporar ese memorial a las actuaciones y al debate” solició el ex juez, lo cual le fue otorgado previo acuerdo entre el Tribunal y la querella.
“Me siento cómodo ante ustedes. Advierto la seriedad del Tribunal y la delicadeza y el respeto con el que he sido tratado”, retomó su exposición, Lona para luego recordar el contexto político al momento de los crímenes cometidos alrededor de la desaparición del gobernador de Salta, en ese entonces, Miguel Ragone. El “clima de convulsión” e “inquietud social” que se vivía por aquellos años, principalmente en las ciudades más pobladas del país. Hasta ese momento, aseguró Lona; quien agregó que en Salta no habían ocurrido hechos de esta naturaleza hasta el atentado y secuestro del gobernador Ragone, el homicidio de Santiago Arredes y las lesiones en la señora Leal.

El detalle de los hechos, en boca del ex juez federal

El 11 de Marzo de 1976, por la mañana, narró el ex juez federal; concurrieron a su despacho dos comisarios a informarle lo que había sucedido; “recibí con estupor la noticia, no me detuve a pensar en cuestiones de competencia, había que comenzar inmediatamente con las investigaciones. En aquel momento se atribuía que era subversivo el origen del acto”, detalló y destacó que también la prensa gráfica, específicamente diario El Tribuno, continuaba en ese sentido sus titulares publicados.
Desde este manifiesto, Lona detalló lo sucedido tras haber recibido la información por la que dijo recorrió cada uno de los lugares específicos del ataque y posteriormente trasladarse a la propia vivienda familiar de Miguel Ragone, tomó contacto con familiares de aquel y procedentemente, se concentró en obtener mayores detalles e información.
Señaló que al llegar,allí percibió un clima convulsionado, pues familiares y amigos, estaban conmocionados por lo inesperado del hecho acaecido. Reconoció que debido a la naturaleza del ataque – por la utilización de armas de fuego – ordenó las pericias correspondientes. Omitió, en ese entonces, la realización de autopsia en el cuerpo de Arredes – que estaba en el San Bernardo – porque había quedado clara la causa de su muerte. Sumado a esto, una de las hermanas del fallecido, solicitó que fuera velado a la mayor brevedad posible y por eso como juez, dio lugar a que así sucediera.
“Después fui a ver a la señora Martínez de Leal; entro a una habitación y el médico salió diciéndome que la estaban curando, que antes le habían hecho una radiografía y que estaba sedada. Mi intención era, aparte de interesarme de su estado de salud, saber si podía hacer algún aporte, cosa que no sucedió”, aseguró. Al declarar esto el imputado, Lona, enumeró el procesó investigativo que siguió posterior al crimen y que luego de hallado el automóvil perteneciente al ex gobernador en cercanías al matadero ubicado en la localidad de Cerrillos, ordenó controles en las rutas y caminos secundarios.


“La policía se sentía burlada porque los delincuentes – decían – eran de afuera, pero especialmente porque Arredes era hermano de un oficial jerárquico de la policía salteña; los policías pensaban que lo habían baleado no porque podía reconocer a los autores, sino porque no lo conocían, porque eran de afuera”, expresó.
Además admitió que había un clima de sorpresa, porque ninguno de los políticos cercanos al ex gobernador se había mostrado interesado por el desarrollo de la investigación o, si quiera, por saber qué es lo que había sucedido.
“Como los controles de ruta no parecían dar sus frutos, me informaron que iban a hacer rastrillajes en toda esa zona y me pidieron autorización para inspecciones domiciliarias con conformidad de sus ocupantes, por esa razón, la autorizamos. Incluso también dispusimos que también se haga un rastrillaje en el dique Cabra Corral porque habían encontrado un auto cerca de Coronel Moldes”, declaró.
Conforme sus explicaciones, dijo que en el memorial pidió se incorpore a la causa, omitió informar que a partir del 5 de abril de 1976 tomó una licencia por compensación de ferias. Fue durante 40 días. Para ese entonces, informó, la investigación estaba a la espera de resultados, incluso con la solicitud de colaboración de policías de otras provincias vecinas.
“En el ambiente de la investigación se decía que era gente de afuera que había logrado evadirse. Cuando volví de la licencia coincidió con la elevación del sumario policial. Evaluamos qué se había hecho en mi ausencia y todos coincidimos en que se habían practicado todas las medidas posibles en ese momento, de allí que no quedaba otro camino que disponer el sobreseimiento provisional de la causa, tal como marcaba el código de procedimiento en ese entonces”, detalló y continuó: “Compartíamos esa inteligencia de que cabía solo el sobreseimiento. En la elevación está claro que la policía seguía investigando, lo dicen expresamente y nosotros estábamos en el convencimiento de que así era y que así seguiría”.
Ante esto es que a consideración del imputado, existe una falta de veracidad sobre las afirmaciones que lo sindican como el responsable de cerrar el sumario sin ninguna otra investigación posterior en la causa. “Ocurrió que en el diario El Tribuno leí que se llevaba adelante un juicio oral en la Justicia Provincial donde se juzgaban a policías integrantes de un grupo denominado ‘Guardia del Monte’, quienes habían intervenido en la muerte de ciudadanos corrientes” dijo. Por eso, explicó que el hermano de una de las víctimas de este grupo dijo que en el Juzgado Penal de Metán, cuando se iba a realizar un careo entre uno de los policías implicados con su ex concubina, se presentó el – por entonces – sub jefe de la Policía, Juan Carlos Grande.
“Me estoy acordando que al ver la noticia en El Tribuno un testigo había dicho que uno de los imputados sostenía haber intervenido en la muerte de Ragone”, aseguró Lona y describió que inmediatamente hizo la presentación formal para poder tener en su poder tal declaración.
“Me mandaron copias de las declaraciones y lo cité como testigo. Costó que viniera, pero apareció y tomamos una declaración testimonial. Declaró lo que había pasado en la audiencia de Metán. Él, estando en el patio de juzgado, llegó el mayor Grande atropellando y preguntando por que estaba ahí, este hombre – un hombre recio -, lo tomó de los codos y lo hizo retroceder. Entonces, Grande, achicándose, le dijo que se tranquilice”, manifestó.

La participación del Ejército

Según el ex juez federal, el diálogo entre Grande y el hermano de la víctima tuvo el sentido de advertirle que una de las personas implicadas en esa causa – Soraire – había intervenido en el secuestro de Ragone y que si se lo encarcelaba por la muerte de su hermano se iba a conocer también esto. “Usted quedesé tranquilo que en 15 días aparecerán muertos los que lo mataron a su hermano”, habría dicho Grande en aqueñ momento.
Fue luego que, siempre a dichos de Lona, le habría contado que las audiencias por ese caso se iban a suspender porque “no podían seguir más” y que Grande se había expresado en el mismo sentido. “Con tal motivo yo tuve que excusarme de seguir interviniendo porque tenía una enemistad manifiesta con Grande debido a una intervención deshonrosa suya cuando era Jefe de Policía”, aseguró.
Por todo lo expuesto, sostuvo el ex juez federal, “sostengo que no es verdad que hayan cerrado el sumario de una investigación ulterior, pues de mi actividad surgieron los principales elementos para determinar la participación policial/militar en el crimen”.
Remarcó que al reanudarse la causa sobre investigación de lo sucedido con el ex gobernador; el propio juez Toranzos hizo mérito a las diligencias realizadas hasta la fecha. “Al declararme yo incompetente, actuó el defensor oficial Alberto Oscar Aragone, lo citó a declarar a Grande en calidad de encubridor y también al entonces diputado provincial Jorge Zenteno Cornejo, quien corroboró el relato de Rodríguez, que le había dicho Grande porque había motivos políticos y que esta gente – la de Metán – intervino en el secuestro de Ragone”, advirtió.
“De lo que antecede, surge con claridad que la incorporación de los elementos probatorios se debieron a mi actividad como juez de la causa, no pudiendo continuar debido a la enemistad con Grande, ya que era inevitable indagarlo” dijo Lona.
Insistió  en que el juez Toranzos solicitó las investigaciones que estuvieron a su cargo “destacando que el hecho de Metán fue sustancial para lograr una condena” y añadió que, por la inacción de quienes lo sucedieron en la investigación inmediatamente, la prescripción de la causa hubiese sido permitida.
Para el ex magistrado, las condenas en el caso Ragone fueron sustentadas en sus investigaciones que, si bien no probaban la autoría del hecho, probaban que tanto el Ejército como la Policía asumieron como propio lo sucedido. “Queda así desnuda la parcialidad y el sentimiento persecutorio que mueve a la acusación”, señaló.
“Cuando me fue posible obré de la manera indicada. No es posible ver aquí una conducta de encubrimiento cuando fue el supuesto encubridor quien colaboró con la investigación que llevó a las condenas”, justificó y dijo sentirse dolido y extrañado por el intento de disimular sus actuaciones.-

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