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Macri descarriado

Alejandro C. Tarruella

Lilita Carrió pidió coimas en el Congreso, Macri pareció hacer una autocrítica en Santa Fe, adonde concurrió para huir de los timbreos. Los radicales castigaron duro a Lilita Carrió por sus shows de improperios y presuntos “lapsus”. Le dijeron que sin la UCR no existiría Cambiemos.

Escribe Alejandro C. Tarruella

Macri hizo avisar que revisará el salario de los militares, a quienes les desmantelan los cuarteles, con quienes no quiere realizar el acto del 9 de Julio porque temen un desmadre al estilo de lo sucedido hace días en Bahía Blanca. Chris Morena se metió en el descalabro de la política oficial, y pidió a María Eugenia Vidal presidente, ahora. La Vidal no le pagó a los maestros en tiempo y forma y una encuesta que estaría recibiendo el gobierno este fin de semana señala que ni a ella, ni a Macri, les da para presentarse con decoro en una próxima elección.

Esa misma encuesta permitió saber que los socios del festín financiero no creen ya en sus amigos del gobierno, ni en Caputo, ni en Cañonero, que va a ser ungido segundo del Banco Central de los amigos, por decreto de Mauricio, no a través del Senado. Para más, en el programa de Mauro Viale dieron cierto tono de credibilidad (cuando dicen y niegan van por ese camino) a una versión que sostiene que el gobierno iría por un adelantamiento de elecciones presidenciales.

Un Macri destemplado que ahora quiere destruir la industria automotriz mientras que las empresas quieren quedarse y trabajar, que grita y se enoja con facilidad, una sociedad que se ve asaltada a cada paso, con precios inalcanzables, tarifas para el jolgorio de las corporaciones amigas, no son los mejores augurios para la esperanza. En verdad, parece que en lugar de gobierno hubiese un grupo de amigos y no tan amigos, que están a la espera de cómo insertarse en el milagro de una fuga y misterio.

Jamás asumieron que estaban a cargo del Estado argentino. Ahí está uno de los problemas que ya no tiene solución

La fiesta loca de los usureros llegó a un punto en el que el gobierno debía haber tomado nota de que era el conductor del Estado. Eso no sucedió. Creyeron siempre que eran la cabeza de un grupo de amigos que asistían a un festival financiero que los iba a enriquecer sin consecuencias. Jamás asumieron que estaban a cargo del Estado argentino. Ahí está uno de los problemas que ya no tiene solución. Los participantes de la usura y el saqueo llegaron con un personaje de modales suaves, Sturzenegger, sucedido por otro de modos ásperos, Caputo, y allí comenzaron a bajar las aguas turbias. Se negaron, fueron apretados y luego se inició la dispersión que está en marcha.

Los que compraron Lebacs, dólares, y lo que venga, no quieren ya ser parte del juego porque el próximo paso es poner fondos para jugar a la reelección. Y en los términos de los acuerdos con los amigos, en los que el Estado no tenía ningún lugar, no se preveía que las energéticas se resistieran y sus acciones cayeran. No se preveía que el proyecto de Mario Quintana, de meter Farmacity en la provincia de Buenos Aires, iba a tener tanta resistencia que el presidente, en nombre de los amigos, tuviera que llamar al jefe de la Corte Suprema y apretar un poco a la gobernadora Vidal para hacer los gustos del amigo. Salió todo mal.

Las movidas del despojo

El resultado de esa puja está hoy en estos términos: Mario Quintana y Lopetegui, su coequiper de negocios y atención para frenar demandas en el Estado, van cayendo en desgracia y se habla hoy, en círculos gobernantes, de que ambos deben estar preparados para tomar los remedios adecuados e irse del gobierno. Tenían en apariencia todo el poder y hoy juegan en el bando de los que se caen.

¿Cuál es el punto de inflexión del proyecto de Mario Farmacity? El no comprender desde las alturas del gobierno que estaban a cargo del Estado. Se posicionaron como un grupo de forajidos de un filme del oeste norteamericano que había tomado un pueblo y lo tenían a su merced. Nunca comprendieron, porque lo desprecian y porque la inteligencia no les dio, qué era el Estado, qué significaba y qué debían hacer.

Se posicionaron como un grupo de forajidos de un filme del oeste norteamericano que había tomado un pueblo y lo tenían a su merced

La resistencia desde el barro del suelo, desde los paisanos de pata en el suelo, como solía decir Yupanqui, es muy medida y ajustada. No hay episodios fuera de lugar, el reclamo como rebelión es pacífico, crece solidario y con convicción, y eso hace que los representantes políticos serios tengan espacio para analizar, pensar y definir cómo y para qué hay que actuar.

Hay que prepararse para gobernar, para dar vuelta el posicionamiento internacional de la Argentina tomando en cuenta, además, que el Papa Francisco es un interlocutor destacado y sabio en el campo del mundo. Para muestra, Andrés Manuel López Obrador, flamante presidente de la esperanza en México, tendrá como uno de sus primeros actos como electo, ir a Roma a conversar con Francisco.

Los tiempos del gobierno serán los que Macri y sus amigos quieran ponerse. Nadie va a apurar, salvo por lo visto Chris Morena, los días que faltan para la próxima elección. Son ellos los que corren contra el reloj para irse y no hay que sumarse a ese estado de histeria, a ese festín de mentiras con las que pretenden someter al pueblo. Si es por el subconsciente de Lilita Carrió, que pide propinas y coimas a los gritos en el Congreso, no es para preocuparse. Un psicólogo macrista dijo luego de analizar el episodio: “¡cuidado, me parece que el subconsciente es peronista”. Y los hace equivocar al punto de que es posible que el macrismo lo asigne a “la pesada herencia”.

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