Un hombre se filma y amenaza a Juan Grabois y a Pablo Moyano. Dice que representa a “los milicos” y a elementos percibidos como liberales libertarios de Javier Milei y su sostén Mauricio Macri.
El canal La Nación + lanza una campaña de lapidación contra trabajadores y trabajadoras de prensa de los medios públicos en una especie de analogía neonazi de aquella señalización de objetivos humanos para aniquilar después en las cámaras de gas.
Alguien estacionó un Falcon verde a metros del Congreso y otro lo dibujó en San Martín. No hay procesados ni detenidos por el delito de instigación a la violencia. Silencios de zona liberada sin intervención de la Justicia ordinaria. Amenazan a Marcela Durrie en su casa de la zona norte del Gran Buenos Aires.
Le dejan boletas de Javier Milei y Victoria Villarruel. Lo mismo sucede con la colega Bárbara García. Otra amenaza de muerte le llega a una familiar de un detenido desaparecido. Legisladoras y legisladores nacionales reciben amenazas de muerte por el solo hecho de pensar distinto al gobierno electo en las últimas elecciones. Entre los amenazados hay importantes dirigentes de la UCR de la Capital Federal.
De pronto los liberales libertarios potencian a grupos ultras que salen a intervenir placas en memoria de las 30 mil víctimas de la dictadura genocida que robó 400 bebés y arrojó personas vivas al río y al Mar. Se percibe un clima espeso de cancelación del otro como sujeto de derecho. Carlos Rodríguez, asesor de Milei, dice: “Si veo a dos hombres besándose, me duele la barriga, pero si son dos mujeres me encanta”.
Lombroso estaría de acuerdo con Rodríguez, pero vivió en el siglo XIX y murió en 1909. Unos años más tarde que los apologistas económicos que defiende el sujeto que habla con su perro muerto y ahora viajará a rezar a Nueva York antes de asumir la presidencia de la República el 10 de diciembre. Karina Milei es llamada “jefe”. Su hermano delega en ella casi todo y adelanta que vivirán en la Quinta de Olivos sin asistir a la Casa Rosada. Nadie repregunta nada.
El sujeto que comenzó siendo neoliberal y después se reconvirtió al anarquismo económico –cuya praxis no existe en el mundo-, declara que ejecutará un ajuste del 13%. Lo cual en los hechos significa miles de empleos menos. La Cámara de la Construcción adelanta desempleados antes de que asuma el propagador de calamidades masivas. Para colmo, anuncia que privatizará YPF, Vaca Muerta, el gasoducto hecho por el Estado, los Ferrocarriles y los medios públicos. Algo que no sucede en ningún país serio de la Tierra: Reino Unido, Alemania, España, y Francia, entre otros países, poseen medios públicos.
Quizá quieren que La Nación + sea su canal oficial con periodistas que ahorraron muy bien en dólares durante el apogeo macrista en su versión anterior, mientras el pueblo argentino todavía sufre el endeudamiento con el FMI por un siglo en más de 400 mil millones de dólares.
Los familiares Caputo vuelven a controlar las finanzas del país y Techint se adueña del patrimonio de la Nación, con otras corporaciones que arriman “cuadros” a la gran fogata. La jueza Loretta Preska cambia su fallo contra la Argentina y ahora dice que los litigantes –abogados de conflictos internacionales y fondos buitres radicados en Nueva York y Londres- podrían quedarse con las ganancias de la mayor reserva de petróleo y gas no convencional de América.
El sujeto afirma que dejará de hacer obras públicas y que el pago del aguinaldo de diciembre para los empleados está en duda, porque “no hay plata”. Los gobernadores no saben cómo harán para pagar los sueldos porque el que se va a rezar a Nueva York ha dicho que los fondos entran en el plan de su ajuste brutal. Son los orcos del fascismo. Lo peor es que muchos no saben ni siquiera qué fue el fascismo y otros tampoco leyeron los dos tomos de Durkheim. No es ficción.
Fuente: Juan Alonso en X
