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Lavagna-Ricardo Alfonsín o Vidal-Lousteau. ¿Otra vuelta de tuerca o piantavotos sin destino?

Alejandro C. Tarruella

El tema electoral parece para algunos un juego donde se tejen candidaturas, se arman y se desarman. Todo lo que indica ese ajetreo es nada más que el ir y venir de quien no sabe adónde va. Así, en las últimas semanas se alentó que podría urdirse una fórmula entre Roberto Lavagna y Ricardo Alfonsín.

Escribe Alejandro C. Tarruella

Recuerdos de ayer

Recordemos que en 2007 Lavagna fue candidato enfrentando a Lilita Carrió por lo que iba a ser Cambiemos, y a Cristina, que ganó con casi 46 por ciento de los votos. Lavagna sacó un 16,91 por ciento detrás de Carrió. Se habían disparado candidaturas de Lavagna con Stolbizer como ahora se había hablado de unir al ex ministro de Economía de casi 77 años con Miguel Pichetto, que perdió casi todo en Río Negro.

Ahora, en el radicalismo sin cargos, o acaso en situación de perderlos a corto plazo, se aventura que Ricardo Alfonsín sea el hombre que acompañe a Lavagna. Sin embargo, sostienen esos radicales que hay un problema para alcanzar esa alternativa: Ricardo quiere que el nuevo alineamiento sea aprobado por la Convención Nacional del partido, algo de lo que el conjunto de la dirigencia del radicalismo –luego de la experiencia guerrera de Gualeguaychú en 2015- quiere huir sin escalas.

Cuentan que Federico Storani fue escupido en tanto que a Coti Nosiglia le volcaron el contenido de un tarro de basura sobre la cabeza

Ocurre, reseñan cuando se habla con varios de los radicales que vivieron aquella experiencia en la ciudad entrerriana, que los asusta recrear lo sucedido. Cuentan que Federico Storani fue escupido en tanto que a Coti Nosiglia le volcaron el contenido de un tarro de basura sobre la cabeza. Ernesto Sanz, recordarán por muchos años, fue golpeado al punto que se escondió en una casa, y al poder sentarse luego de vivir un infierno, se largó a llorar, cansado, como lo ilustra el tango.

Insisten con que Ricardo Alfonsín no quiere ser candidato fuera de la Convención radical y cabe preguntarse también si ese es su límite o se trata de que es imposible ganar, ante lo cual elegir la Convención como traba podría tomarse como una salida elegante ante lo imposible.

Recordemos el encuentro Perón-Balbín en Gaspar Campos, donde el general le ofreció al caudillo radical integrar una fórmula común, y don Ricardo rechazó por el asunto de la interna radical. De manera que lo que pueden conseguir, y ven como objetivo casi inexpugnable hoy, es convencer a Ricardo A. de tomar una decisión histórica y política. En 2007, había sido el propio Raúl Alfonsín quien dijo a la prensa que “Con Lavagna vamos a ganar las elecciones en el 2007” pero luego de atravesar su interna.

¡Guarda con los piantavotos!

De este modo, la candidatura de Lavagna parece alistarse como una vuelta de tuerca en la historia reciente del partido de Leandro N. Alem. En este caso, enfrentados los dirigentes que ostentan cargos, en particular los gobernadores sometidos a un profundo giro a la derecha neoliberal y saqueadora, los que apoyan el cambio que consiste en no cambiar nada, buscan espacios con votos para ganar terreno en las cotizadas planillas de diputados y senadores.

¿Qué ocurriría si Macri decide no postularse e intenta partir a Roma para radicarse y escapar de posibles reclamos judiciales?

Desde Cambiemos y el círculo rojo, Lavagna aparece también como una suerte de “pintavotos” con expectativas aunque con él quieran robar votos al kircherismo. ¿Qué ocurriría si Macri decide no postularse e intenta partir a Roma para radicarse y escapar de posibles reclamos judiciales, y el candidato progre radical asciende en una fórmula con Cambiemos? Lavagna-Vidal, Lavagna-Stanley podrían ser parte de un replanteo en crisis no expresada.

Hay que contar con que la realidad del país hace que la figura de Macri se desgaste, y en ese rumbo podría ser su sombra más importante que sus fulgores. No por nada, se analiza hoy su fuga como candidato presidencial y algunos medios sostienen que uno de los Caputos, que le manejan las finanzas, le propone irse y se habla de una fórmula Vidal-Lousteau. Está claro que para Cambiemos, no hay nada claro.

Todo esto, sin embargo, tiene un trasfondo inevitable cuando se analiza el presente político. El reciente triunfo de Sergio Uñac en las Paso de San Juan, con poco más del 55 por ciento de los votos, llamó a algunos difusores de encuestas turbias, a ponerse serios con el peronismo. Aún más cuando se habla del norte donde así como se produce ese resultado, en Salta avanza Unión Ciudadana mientras Urtubey, aún con su fuerte acción mediática sobre base de inversiones, cae en lo más bajo de la consideración del electorado.

Durán Barba es avasallador, nada más. Sirve para ganar, no para construir

Hay que imaginar entonces que si la incertidumbre es una de las marcas de época, lo que se verá en los próximos meses puede dejar mudo, observando las incómodas pizarras de la realidad, a más de un creyente sin reflexión en la suerte de los subordinados del hijo de Franco.

Macri avanza hacia la desesperanza sin escalas y sus subordinados no pueden salir de ese sentimiento en caída. Durán Barba no es un hombre esperanzado, es avasallador, nada más. Sirve para ganar, no para construir.

En el peronismo y el kirchnerismo, si se encuentra el camino, la esperanza late como una sensación presente, posible de describir en un tiempo político. En la historia, además, el peronismo construye y su dolor se debe a que nunca pierde su esperanza.

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