Internacionales

Las divisiones celestiales convergieron en Irak

Eduardo J. Vior

El Papa aprovechó su viaje a la Mesopotamia para confluir con el Islam chiíta y reunir a las iglesias orientales en un esfuerzo por reunificar el país e independizarlo de las grandes potencias.

Por Eduardo J. Vior

El viaje del Papa Francisco a Irak sirvió para reanimar a las diezmadas iglesias católicas del país, impulsar la unidad del país en la reconstrucción posterior al azote terrorista de 2014-17 y reunir al pontífice con el guía espiritual de los chiítas de Irak, la confesión islámica más difundida del país. El Papa Francisco y el Ayatolá Seyyed Alí Al-Sistani saben que la fe mueve montañas, pero en esta ocasión se limitaron a hacer confluir sus ejércitos espirituales para consolidar la paz, unir a la nación mesopotámica y dejar fuera del juego a las grandes potencias que, con breves pausas, han saqueado la región desde hace cien años.

En febrero de 1945 en la Conferencia de Yalta, como Roosevelt insistía en consultar también al Vaticano sobre la futura organización de Europa, Stalin preguntó burlón “¿cuántas divisiones tiene el Papa?” El Papa Pío XII no respondió inmediatamente, pero ocho años más tarde, cuando murió el jefe soviético, dijo a su médico que “José Stalin ha muerto. ¡Ahora podrá ver cuántas divisiones tenemos allá arriba!” La fuerza espiritual no sustituye a la material, pero le da fe, la anima y le imprime voluntad de poder. Así la aplicaron juntos el Obispo de Roma y el guía de los chiítas durante la visita del primero a Irak.

Este lunes 8 al mediodía el Papa Francisco llegó al aeropuerto romano de Ciampino, finalizando su 33º Viaje Apostólico. Comentando el viaje para Radio Vaticano, el Cardenal Louis Raphaël I Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos, habló de un «adviento» para cristianos y musulmanes. Con el Papa llegó a Irak, subrayó, «un mensaje de consuelo y paz». El cardenal Sako relató el asombro que le produjo haber visto a la multitud acoger y llamar al Papa, mientras muchos iraquíes decían a los cristianos «ustedes tienen un tesoro, un padre tan humilde, que escucha y ama a la gente». «La visita -dice el Patriarca- tendrá un impacto en la vida política en términos de paz y estabilidad, también en vista de las próximas elecciones, ya que los políticos escucharon con interés al Santo Padre». El cardenal Sako mencionó la visita del Papa en Najaf como una «gran cosa para los musulmanes, luego Ur donde rezamos todos juntos por la paz y la fraternidad».

Al final de su tercera jornada en Irak, el domingo Francisco celebró la misa en el estadio “Franso Hariri” de Erbil (capital de la región autónoma kurda). Allí el Pontífice advirtió que es fácil caer en la trampa de fabricarnos falsas imágenes de Dios que nos den seguridad. “En realidad – afirmó el Papa – todos necesitamos la fuerza y la sabiduría de Dios revelada por Jesús en la cruz. Aquí en Irak, cuántos de vuestros hermanos y hermanas, amigos y conciudadanos llevan las heridas de la guerra y de la violencia, heridas visibles e invisibles. La tentación es responder a estos y a otros hechos dolorosos con una fuerza humana, con una sabiduría humana. En cambio, Jesús nos muestra el camino de Dios, el que Él recorrió y en el que nos llama a seguirlo. ¡Salam, salam, salam! Que Dios los bendiga a todos. Que Dios bendiga a Irak. Este país, terminó el Papa, permanecerá siempre en mi corazón”.

El encuentro con el Gran Ayatolá al Sistani en la ciudad santa de Nayaf, la oración contra la guerra en Mosul, antiguo bastión del Estado Islámico; el abrazo a los cristianos en la llanura de Nínive, a quienes el Papa animó a no rendirse, a perdonar y a no perder nunca la esperanza, fueron todos hitos diferentes, pero unidos por un hilo conductor. «En estos días -dijo el domingo Francisco- he escuchado voces de dolor y angustia, pero también he escuchado voces de esperanza y consuelo. El terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra. Quien sigue los caminos de Dios no puede estar contra alguien, sino a favor de todos».

Para el diálogo interreligioso, el viaje del Papa Francisco a Irak representa una etapa fundamental en el camino del conocimiento mutuo entre católicos y musulmanes en tanto consecuencia lógica del Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado el 4 de febrero de 2019 por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb.

Sayyed Alí Al-Sistani se reunió el sábado con el Papa en la ciudad santa de Nayaf

El encuentro con el Gran Ayatolá Al-Sistani es de gran importancia, porque Francisco ya firmó en Abu Dhabi en 2019 el mencionado documento con una gran autoridad suní; ahora ha encontrado a una gran autoridad chiíta, la otra gran ala del mundo islámico. Al-Sistani es una persona ascética, que lleva una vida sencilla y pobre, a pesar de recibir donaciones de caridad y administrar un tesoro, porque tiene una comunidad bastante grande que ofrece dinero para ayudar a los pobres. Por ello, Al-Sistani también representa una garantía para los cristianos. Su palabra es escuchada y respetada. Cuando se produjo la invasión norteamericana en 2003, aunque había estado enfrentado con la dictadura de Saddam Hussein, el líder chiíta siempre se negó a recibir a funcionarios de EE.UU.

El Papa y él dialogaron sobre la «injusticia, opresión, pobreza, persecución religiosa e intelectual, represión de las libertades básicas, falta de justicia social, guerras, actos de violencia, bloqueo económico, desplazamiento y otras cosas que sufren muchas personas en diferentes países, especialmente los palestinos en los territorios ocupados». La autoridad religiosa iraquí también destacó la importancia de los esfuerzos concertados para consolidar los valores de la armonía, la convivencia pacífica y la solidaridad humana en todas las sociedades, basados en el cuidado de los derechos y el respeto mutuo entre los seguidores de diferentes religiones y tendencias ideológicas.

Al histórico encuentro lo precedieron largos meses de negociaciones entre la oficina del Ayatolá y la diplomacia vaticana en las que se concertó hasta el mínimo detalle de la reunión. Después de la misma la oficina del guía espiritual chiíta afirmó en un comunicado que las autoridades religiosas tienen la responsabilidad de proteger a los cristianos de Irak y que el Ayatolá “afirmó su deseo de que los ciudadanos cristianos vivan en paz y seguridad y disfrutando sus derechos constitucionales como todos los iraquíes”. A su vez, el Vaticano agradeció a Al-Sistani y a los chiítas por haber “alzado sus voces en defensa de los más débiles y más perseguidos”.

La visita en Irak sirvió al Papa para destacar su devoción mariana. No sólo que una imagen de la Virgen de Loreto le acompañó en todas las etapas del viaje, sino que el culto de los fieles musulmanes a la Inmaculada es tan grande que se ha convertido en un punto fuerte del diálogo interreligioso. «El Corán, que contiene la doctrina de Mahoma transmitida por la memoria de sus compañeros, se compone de 114 Suras o capítulos. María está presente en 12 Suras y 70 versos», explica Antonino Grasso, mariólogo, miembro correspondiente de la Pontificia Academia Mariana Internacional y profesor en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas ‘San Luca’ de Catania.

Uno de los sitios marianos más populares está en el Kurdistán iraquí. En el santuario de un monasterio fundado en el siglo IV la dormición de María se celebra solemnemente cada 15 de agosto. Cada año miles de peregrinos acuden allí y entre ellos hay también muchos musulmanes que veneran a María como madre del profeta Jesús. También está la Catedral de la Inmaculada Concepción, en la ciudad de Qaraqosh, en la llanura de Nínive, que el Papa Francisco visitó. Es el lugar de culto más conocido y representativo de toda la ciudad. En el campanario se alza una gran estatua de la Virgen, que adquiere una fuerte connotación simbólica como signo de renacimiento de la ciudad iraquí, al haber sido restaurada tras el derrocamiento del EI, que entre 2014 y 2016 devastó el lugar de culto convirtiéndolo en campo de tiro y guarnición militar. Aquí también hay muchos musulmanes que vienen a rendir homenaje a María”, informa el experto.

Las revoluciones no se hacen mayormente a los tiros, sino conquistando las cabezas y los corazones de los pueblos, hasta que a los dominadores se les hace insostenible su opresión. Desde la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, Irak ha atravesado un siglo de colonialismo, invasiones, guerras, dictaduras y saqueo. Sin embargo, esta nación multiétnica, multirreligiosa y en la que conviven ideologías y doctrinas políticas encontradas está en el centro geográfico del Gran Medio Oriente y reúne a una parte importante de los musulmanes, tanto chiítas como sunitas. Para EE.UU. y sus aliados es una posición estratégica, rica en petróleo, que necesitan controlar, para cercar a Irán y amenazar a Rusia desde el sur. Por el contrario, potenciar espiritualmente a su pueblo, para que halle los acuerdos que le permitan vivir pacífica y civilizadamente implica quebrar el ciclo del colonialismo occidental en una región bisagra entre Eurasia y el Mediterráneo. Al unir sus divisiones, el líder católico y el chiíta han puesto en marcha un gigantesco e invencible ejército de la paz.

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