
“La legislación vigente solo beneficia a los boliches grandes e incentiva la acumulación»
Por Agustín Maidana
Cantante de La Chata y sus Doblados, supo soltar el micrófono para poner manos a la obra y junto a un grupo de personas transformar un galpón lleno de basura al lado del cementerio de la Chacarita en un club de artes bajo el nombre El Chaperío. Hoy nos cuenta que aquella ilusión que se forjó en la calle Newbery, que por distintas clausuras tuvo que mudarse primero al Parque Centenario y hoy al barrio de San Telmo, está más firme que nunca y amenaza con pluralidad de voces y una fiesta integradora.
Siendo la autogestión uno de los pilares fundamentales de esta movida ¿Qué es lo que los lleva a ustedes a gestionar este espacio?
Facundo Cadavid: Creo que principalmente son dos: por un lado la necesidad como artistas de contar con espacios de estas características, donde poder tocar, organizar diversos encuentros, buscar, crear, prime más lo que acontece y de qué manera sucede por sobre el dinero y las apariencias, y por otro la vocación de participación activa dentro de nuestra comunidad, haciéndonos cargo de esas necesidades sin esperar que venga una solución de arriba, de abajo o del costado, simplemente generando la alternativa nosotros mismos.
A casi 10 años de la tragedia de Cromañon, un hecho que significativamente marcó un antes y un después, ¿Con qué escenario se encuentran cada vez que van a buscar lugares para tocar?
FC: La legislación vigente solo beneficia a los boliches grandes e incentiva la acumulación. Existe una habilitación, casi imposible de conseguir, que es la de Boliche Bailable Clase “C”, que permite el boliche con bandas en vivo. Son pocos quienes las tienen, eso genera acumulación de poder, y en efecto no es nada beneficioso para la escena local, ya que son pocos los que deciden quién tiene difusión, quién se sube al escenario, etc. Por otro lado, hay toda una red espacios culturales alternativos, nuevos y no tanto, que le damos espacio a quien quiera decir lo que sienta, participe y se haga cargo, que estamos peleando por el reconocimiento que merecemos por fomentar, gestionar, difundir y empujar a toda una nueva generación artistas. Ese reconocimiento se traduce en una nueva regulación para los espacios, para la cultura y, especialmente, para música en vivo.
Desde su experiencia, ¿Los dueños de los espacios donde se permite que haya espectáculos en vivo colaboran o tienden a entorpecer el desarrollo cultural?
FC: La verdad es que hay de todo, depende a donde llegues. Hay mucho de los viejos métodos del «te cobro por tocar», mucho del ninguneo al músico, del no respetarlo. Pero hay muchos otros, de nuestra generación principalmente, que nos movemos de otra manera, horizontalizando la toma de decisiones, haciendo parte al músico de la coyuntura local actual, dividiendo responsabilidades y beneficios de manera más equitativa y consensuada; quizás es porque muchos somos músicos, artistas, es decir, intentamos ponernos de los dos lados.
¿Cómo ven la política del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el plano cultural?
FC: Es muy claro el entendimiento de qué es la cultura para la actual gestión del Gobierno de la Ciudad, ellos mismos se encargan de jerarquizar a algunos personajes del medio. A nosotros particularmente -y cuando digo nosotros hablo por los centro culturales y las bandas emergentes- no nos ayudan en nada, al contrario, nos clausuran, nos quieren borrar del mapa, no nos incentivan ni tampoco nos cuidan. No nos dan salida y nos ahogan.
¿Están al tanto del proyecto de ley de Centros Culturales? ¿Qué opinión tienen al respecto?
FC: SI, creemos que es una excelente iniciativa, de hecho hay más de una ley que se encarga sobre el tema. Necesitamos algo que nos reconozca. Lo importante como siempre es incorporar todas las voces y los puntos de vista de los actores de la cultura para que sea realmente representativa. Esperemos sea ese el espíritu y tome ese rumbo.
Uno de los platos fuertes de la noche será Ojerosa, la banda liderada por Ale Falcone que durante este año estuvo de lleno presentando ¿Quién baila? (2013), con el estreno del videoclip del tema “Poquito a poco” de por medio, y ahora espera por un fin de año que los verá metidos en la grabación de su siguiente material discográfico. Además tocarán Un Lime y El Brote Percusión.
¿Cómo nace la idea de congeniar bandas de distintos estilos musicales en una misma fecha?
FC: Desde el comienzo el lema de El Chaperío fue ser un “gran guiso cultural”. Fomentar la mezcla, el intercambio, como punto de partida hacia nuevos lugares, nuevas formas de organización, nuevos sonidos, nuevas palabras y sentidos. Así se fueron gestando felizmente varios conceptos, durante el hacer, sin preconcebir demasiado la cosa. Aparecían bandas de funk y orquestas de cumbia, muchas, y aparecía una sana competencia por quien traía más gente, quién hacía enloquecer más al público, y pintó el funk vs. cumbia.
¿Creen en la pluralidad de géneros como método para la integración? Porque uno de los motivos de que no se generen espacios para diversos géneros en simultaneo es “no mezclar públicos”
FC: Totalmente, creemos en la pluralidad como concepto. Los matices, las diferencias son las cosas que nos enriquecen. En ese contraste cada uno es quien es, único y no es nadie más. Se ensaya mucho la tolerancia también, y se demuestra que se puede. Es unidad en la pluralidad, porque hay algo más grande y más importante que nos une más allá de lo que nos pasa circunstancialmente a cada uno.