Internacionales

La incidencia de Brasil en los comicios uruguayos

 

 

 

Como nunca antes, esta vez se mezcla en la campaña electoral de Uruguay lo que ocurre en Brasil, al punto que uno de los candidatos, Pedro Bordaberry, se animó a hablar en portugués en un acto en la frontera. Ambos países elegirán presidente el mismo día.

Uruguay en primera vuelta y Brasil, su principal socio comercial, tendrá el 26 de octubre su balotaje entre Dilma Rousseff –que tiene la simpatía del Frente Amplio– y Aécio Neves, un senador de la social democracia que remontó en el tramo final y logró pasar. La oposición de Uruguay se identifica más con Neves, el candidato que critica al Mercosur.

La relevancia de Brasil también cobró fuerza por lo deteriorada de la relación con Argentina. Sin embargo, los candidatos a la presidencia de Uruguay tienen más vínculos con políticos de Argentina.

Según quien gane las elecciones en ambos países, se abrirán diferentes escenarios.

Marcos Soto, especialista para Brasil de la consultora PwC, dijo a un periódico orientalor que “Uruguay tiene para ganar en todos los escenarios, si el nuevo Poder Ejecutivo comprende el interés de quien resulte electo en Brasil”.

Dilma reforzará el Mercosur y tiene buen diálogo con Uruguay. Aécio ya adelantó que llevará a Brasil a abrirse al mundo, algo que reclamó tanto el Frente Amplio desde el gobierno, como la oposición.

Fuentes de la cancillería explicaron  que hoy la relación con Brasil es muy buena y se logró reducir el nivel de problemas. Advirtieron que la “flexibilización” que se reclama, y que impulsa Aécio Neves, puede implicar que Brasil recorra “sólo” ese camino y tendría  “una fila esperando para cerrar acuerdos”. No ocurría lo mismo con Uruguay.

Los europeos, por ejemplo, cerrarían un acuerdo con Brasil y no con Uruguay, por lo que habrá que buscar algún mecanismo intermedio para insertar al país, dijeron las fuentes. Si gana Aécio Neves, se explicó en la cancillería, se corre el riesgo que Brasil se interese menos por la región al intentar correr su propia carrera en el exterior.

Bajo la actual presidencia de José Mujica, el mandatario apostó a subirse “al estribo” de Brasil. Para reforzar esa política se crearon equipos de trabajo en ambas cancillerías y se cerraron varios acuerdos.

La coyuntura regional cargada de problemas con Argentina gobernada, primero por Néstor Kirchner, y ahora por Cristina Fernández de Kirchner, llevó a las administraciones del Frente Amplio a arrimarse al Brasil de Lula Da Silva y de Rousseff. Con el país norteño la diplomacia presidencial de Mujica funcionó. Cuando Tabaré Vázquez fue presidente sintió que no tuvo el respaldo del líder regional en el diferendo por las pasteras del Río Uruguay.

El presidente de Brasil era entoncesLula Da Silva. En una entrevista con el semanario Voces de agosto pasado, Vázquez contó que habló personalmente del tema con Lula: “me atendió muy bien, por cierto, un gran compañero y amigo. Yo sé que él hizo muchos intentos, pero fueron negativos”, afirmó.

En la actual etapa de la campaña electoral de Uruguay, el que más buscó el espejo de Brasil fue Pedro Bordaberry quien intentó trazar un paralelismo para mostrar que Neves, que iba tercero en las encuestas, fue quien al final pasó a la segunda vuelta.

Tanto miró al país norteño, que el fin de semana en Rivera, Bordaberry mezcló en su discurso frases en portuñol. “A virada já comecou”, dijo Bordaberry desde el estrado, utilizando lo que le dijo un veterano que de esa manera sintetizó el vuelco que observa en el electorado a dos semanas de las elecciones.

“Muda Uruguay el 26 con el Partido Colorado”, dijo Bordaberry acompañado de su vice, Germán Coutinho. Para el candidato “hay una mayoría silenciosa, que no se expresa, esa mayoría uruguaya que está callada hasta los últimos días y se empieza a manifestar”.

En Brasil, dijo “faltando 20 días, Aecio Neves estaba tercero y las encuestas le daban 15%, el día anterior le daban 22 o 23 y el día que abrieron las urnas, no estaba tercero sino que además iba al bolataje”. “Aécio no le creyó a las encuestas y no se dejó ganar por ellas”, dijo Bordaberry.

En Uruguay, todas las encuestas dan primero al Frente Amplio, al candidato colorado tercero y a los blancos duplicándolo.

 

Coincidencias

 

Diego Escuder, coordinador del equipo de política exterior de Luis Lacalle, señaló que “objetivamente” hay varias “posiciones coincidentes” entre el programa del Partido Nacional y el del candidato Aécio Neves. No obstante, Lacalle no ha expresado públicamente una preferencia hacia Neves. Sus asesores explican que “no corresponda” que lo haga.

Los puntos de coincidencia son que Brasil quiere que el Mercosur cumpla con sus acuerdos y  quiere avanzar en negociaciones planteadas como con los europeos.

Lacalle es partidario de cerrar ese tratado comercial, incluso en un formato de 3 +1, es decir con Argentina yendo a un ritmo más lento.

El embajador Rubens Barbosa, asesor de Neves en política exterior, afirmó que Brasil no puede tener más paciencia con el Mercosur por lo que no aceptarán incumplimientos a las reglas del bloque aduanero.

Escuder entiende que, independientemente del resultado de las elecciones, Brasil “dará un giro a su política exterior para tener más apertura al mundo y no encapsularse en el Mercosur”. “El que gane, sea quien sea, fijará un nuevo rumbo”, insistió.

Tanto blancos como colorados se mostraron críticos de la gestión de la cancillería de Luis

Almagro por haber apostado al “vínculo ideológico” para resolver problemas. Desde la oposición se propone  reforzar el perfil negociador y profesional del ministerio de Relaciones Exteriores.

Marcos Soto, especialista en temas brasileños de la consultora PwC, dijo que Uruguay puede obtener buenos réditos si el próximo Poder Ejecutivo entiende cuál es el interés del nuevo gobierno de Brasil.

Hasta ahora se apostó a un sistema de complementariedad productiva, por ejemplo en la industria naval y automovilística, que permitió resultados positivos.

Hubo un diálogo intenso de Presidente a Presidente; acuerdos migratorios automáticos para obtener documentos; avances en el comercio y los trámites; no se trancan camiones en la frontera; y se incorporaron las zonas francas uruguayas al régimen Mercosur, señaló.

Si Dilma es reelecta, dice Soto, habrá posibilidades concretas de mantener “un teléfono directo” y continuar obteniendo buenos réditos.

El otro escenario, con Aécio ganando, su propuesta para el Mercosur es reformarlo y llevarlo a un regionalismo abierto que implicará liberar a Brasil del bloque regional, del que seguirá siendo parte, pero hacia el mundo  “Brasil negociará como Brasil”. Para Soto, en ambos escenarios –con Dilma o Aécio en la Presidencia– Uruguay “tiene para ganar”.

Si gana Dilma se continuará con el diálogo “mano a mano” y se conseguirán cosas por abajo del Mercosur. Si gana Aécio “será una gran oportunidad para Uruguay” por su propuesta de regionalismo abierto, afirmó.

Bordaberry fue el único de los candidatos que planteó “sincerar” el Mercosur e incluso irse del bloque si se impide a Uruguay firma TLC con otros países.

Los liderados por Lacalle no hablan de la dicotomía: Mercosur sí o Mercosur no, pero quieren mantener el bloque y poder negociar afuera.

Los gobiernos del Frente Amplio proponen “más y mejor Mercosur”, reforzar sus instituciones, que se respete lo firmado, e insisten para que se le permita a Uruguay firmar acuerdos comerciales en solitario.

 

 

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