Hoy, 3 de mayo, se conmemora el Día de la Libertad de Prensa. Estoy en Santiago de Chile participando de un congreso mundial sobre libertad de prensa, convocado por UNESCO. Fuimos convocados como representantes de la Radio de las Madres AM 530 para hacer una cobertura.
Estuve en una actividad que organizó un colegio de periodistas de Chile, alineado con una perspectiva de defensa de los Derechos Humanos, al punto tal de echar a uno de los representantes del diario El Mercurio por haber apañado los crímenes de la dictadura. En otras palabras, organizaron la expulsión de aquellos que falsificaron u ocultaron la realidad en medio de una dictadura como la de Pinochet.
Han lanzado una campaña de Verdad, Justicia y Reparación, basada en la tapa de los diarios de aquellos primeros días del golpe de Pinochet contra Allende.
Creo que la guerra que está en Gaza, es más un genocidio. Debemos y podemos decir que lo que hizo Hamas es un atentado terrorista. Pero también debemos y podemos decir que lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza con el pueblo palestino es una verdadera masacre. Un genocidio.
Se trata de un conflicto que está siendo abordado de manera muy sesgada, con un gobierno como el de Javier Gerardo Milei, que está totalmente alineado con el país que hoy está cometiendo el genocidio. Y los abordajes de la temática son timoratos, o realmente están dominados por la ignorancia. Una ignorancia de la que nadie escapa, incluso quien les habla.
Pero hoy tuve la posibilidad de escuchar al presidente del colegio de periodistas de Palestina. Quedé totalmente impactado: en la Franja de Gaza, en estos siete meses, han muerto más de 100 periodistas, casi la misma cantidad de periodistas que la dictadura de Videla mató o desapareció. Fíjense la magnitud de esta tragedia. Matar periodistas es atentado contra la libertad de presión; matar periodistas es violar el derecho humano a la comunicación; matar periodistas es atentar contra una profesión en la que -con su más y menos- creemos.
También se destruyeron todos los medios de comunicación de Gaza… Creo que hay que honrar la verdad, exponiendo esto que ocurre.
Netanyahu ha tenido una postura muy elitista, antipalestina, histórica. Esa postura viola todos los días la posibilidad de la resolución de las Naciones Unidas, donde se indica que allí deberían convivir dos estados: el estado palestino y el estado israelí, en paz. Este personaje siniestro va a pasar, pero lo que indudablemente no va a pasar es que ambos pueblos sigan radicados allí. No hay posibilidad de resolver esta situación de la mano de la guerra.
En la zona de conflicto están los cuerpos y cadáveres de compañeros y compañeras, trabajadores de prensa, periodistas y corresponsales. Quería dedicarme a ellos.
Gracias al Colegio de Periodistas de Chile, que me invitó. Ustedes saben que en Argentina soy uno de los tantos trabajadores de prensa segregados, que alguna vez osamos apoyar al kirchnerismo y la Ley de Medios. Siempre tengo -por lo tanto- un impulso de solidaridad con aquellos que son perseguidos de ejercer el periodismo en cualquier lugar. Al convocarnos aquí, el Colegio de Periodistas de Chile nos reconoce como no lo hacen algunos en nuestro país. No es una queja, es un estado de situación, producto de la concentración.
Argentina pasó de ser un faro en materia de democratización de medios y el acceso al sagrado derecho humano a la comunicación, a un lamento colectivo. Hoy se habla de la Argentina con estupor, porque nos tomaban como modelos por la comunicación alternativa, popular y democrática. Hoy ven como tenemos un Presidente negacionista del terrorismo de estado; un Presidente que atenta contra la libertad de expresión destruyendo el empleo de trabajadores de prensa y periodistas; un Presidente que cierra radios públicas en la Argentina para concentrar el discurso. Eso lo ven con más estupor del que nosotros tenemos al abordar esas temáticas.
En la Argentina se está violando el derecho humano a la comunicación; atentando contra la libertad de expresión; vulnerando el trabajo profesional de los periodistas, persiguiendo a los periodistas por como piensan, destruyendo su reputación a través del bullying en las redes sociales. Todo por el hecho de no estar alineados con el pensamiento del Presidente.
Me impactó el nivel de referencialidad que tenía la República Argentina, hasta la llegada de Javier Ricardo Milei, en materia de comunicación. Nos veían como un modelo a imitar. Hoy, como un dato peligroso de la realidad.
Aquí en Chile se están empezando a archivar y cuidar materiales que han sido producto del trabajo incansable de organismos de derechos humanos y, también, de periodistas que enfrentaron a la dictadura. Hay más de 1200 metros de material continuo que forma parte del archivo nacional en Chile sobre las violaciones a los derechos humanos en el periodo de la dictadura.
Desgraciadamente, se nos pregunta ‘qué pasa allá en Argentina’, y no sabemos qué responder. Es difícil responder por qué tenemos a Milei de presidente. No es que en Chile estén fenomenales. Al contrario. El 1° de mayo, Día del Trabajador, el presidente Boric empezó hablando de la seguridad debido a un triple crimen en el sur del país: tres gendarmes fueron asesinados y calcinados. La derecha se lo atribuyó a los mapuches, que desmintieron esa acusación. La mayoría de la gente en la calle comenta que la policía militarizada chilena está en ‘negocios sucios’, vinculados al contrabando. Hay muchos negocios vinculados a la seguridad, como empieza a pasar en la Argentina.
Hay algo del futuro de la Argentina que se ve aquí en Chile, desgraciadamente: las AFP -que son una especie de AFJP- acá funcionan mal; la educación pública es muy escasa y la privada es muy cara de pagar. Hay algo del futuro, de un estado que no le hace la gamba a la gente. Vivir en Chile se ha vuelto muy complejo, porque es el mercado quien define muy buena parte de la vida de la gente.
Lo que está pasando en Chile tiene un poco de carácter global, no solo ocurre en Buenos Aires. Es la marca de la exclusión. Se trata de exclusión de todo tipo: casa, comida, educación… El capitalismo a causado estragos. Por un lado a triunfado en materia de sistemas. La producción de bienes y servicios -como siempre dice Cristina-. El capitalismo ha logrado una gran producción de bienes y servicios que abastecen a millones y millones de personas. Es tan cierto como que se hace en base a la exclusión de millones de personas, que dejan de recibir esos beneficios o derechos. Eso también se ve en Chile. Es como un sello de la globalización.
Uno está en cualquier capital del mundo y pareciera que es la capital de todos. Esa marca de miseria, expoliación y pueblos tristes, porque son saqueados. Eso se ve en todos los lugares.
En líneas generales, la política argentina está dominada por una endogamia fatal, con un grado de internismo muy complejo de asumir. Se habla poco de lo que sucede en el mundo. En Chile, que tiene un gobierno progresista al que le cuesta horrores avanzar un milímetro cada día. Quizá le cuesta avanzar por no confrontar con poderes que en Chile son muy poderosos. Teniendo a Milei de presidente, podemos entender cabalmente lo que significa el poder. En algún momento la democracia argentina pulseó con los Roca, los Bulgheroni, los Magnetto… Y fue durante los gobiernos kirchneristas. Con Milei, ellos triunfaron. Aquí en Chile, creo, ni siquiera se ha llegado a pulsear.
La gente en Chile vive mal. No en el circuito de trabajadores de prensa, donde las actividades de UNESCO son destinadas a profesionales de la comunicación, con lo cual nos manejamos en circuitos de museos y centros culturales. Pero, cuando uno se aleja de eso, vemos el Santiago de Chile real.
Es necesario que retomemos la agenda latinoamericana y volvamos a saber en detalle de lo que ocurre en los países que nos rodean.
Extracto de editorial de Roberto Caballero en Caballero de Día, programa emitido por AM530, la Radio de las Madres.
