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Hernàn Brienza: La tolerancia al fracaso de Macri

Hernan Brienza

El presidente Mauricio Macri ha demostrado ya en este año y medio de mandato que contra presión actúa peor que cuando los vientos soplan a favor. Obviamente, no es una característica que atañe sólo a él –la mayoría de los seres humanos respondemos de esa manera- pero es cierto que hay unos pocos líderes que ante la adversidad solían “agrandarse”. Carlos Menem y Néstor Kirchner, por ejemplo, formaban parte de este preciado grupo. Macri, no. Ante las adversidades se enoja. Su poca tolerancia al fracaso, me animaría a decir, lo hunde en el desconcierto y la abulia o, como contracara, lo redirige hacia el enojo y la iracundia.

La primera demostración la pudimos sufrir los argentinos con el affaire entrega de atributos, en el que, lejos de tener una acción de grandeza, se empequeñeció en su capricho. Y después de un primer año de gracia, la frustración que le provoca los magros resultados de su gobierno a los ojos de la una mayoría de argentinos, ha cometido errores comunicacionales que muestran su peor rostro: cierto autoritarismo discursivo, ha desnudado su manejo veleidoso del poder judicial, su tendencia a la ejecutividad decretocrática y a resolver los nudos gordianos, no con política, es decir, con la búsqueda de diálogo y consenso, sino a bastonazos de las fuerzas de seguridad.

El próximo fin de semana, las elecciones PASO demostrarán cómo reaccionará el presidente al primer traspié electoral serio durante su presidencia. Si todas las encuestas confirman la tendencia de que Cristina Fernández de Kirchner gana la elecciones de la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas en términos simbólicos, la propuesta política del gobierno nacional se verá en aprietos. Y por ende, la mayoría de los argentinos.

El próximo fin de semana, las elecciones PASO demostrarán cómo reaccionará el presidente al primer traspié electoral serio durante su presidencia

Es cierto que los resultados de las PASO no son definitivos y que en octubre podrá vislumbrarse un reagrupamiento de votos en función de un plebiscito tanto de Macri como de la oposición –si es que se produce la tan deseada por el gobierno polarización entre Macrismo y Kirchnerismo- y que seguramente, al lunes siguiente, los medios de comunicación intentarán una coartada para tapar la derrota provincial aduciendo que el PRO es la primer mayoría con alcance en el ámbito nacional –dato falso, ya que por un lado desagrega a los peronismos provinciales y, por el otro, el PRO no hace otra cosa que montarse a la UCR como espacio orgánico y simbólico. Pero habrá que estar atento a varias cosas en los próximos meses: cómo será el caudal de votos macristas en Córdoba y en Santa Fe, por ejemplo, y la disputa inter-radicalismo en la CABA entre Elisa Carrió y Martín Lousteau.

La buena o mala lectura de esos datos electorales cambia, obviamente, el análisis político de fondo sobre los próximos meses y años de la Argentina. Pero, sobre todo, la respuesta que den Macri y su tropilla a su propio fracaso político. Por ejemplo: ¿Seguirán adelante con su plan de castigos sobre las clases medias y los sectores del trabajo? ¿acelerarán los ataques judiciales contra los trabajadores y sus asociaciones gremiales? ¿ajustarán con mayor brutalidad a los jubilados y a los pensionados? ¿seguirán destruyendo el mercado interno? ¿O morigerarán su plan de concentración de riquezas en virtud de un apaciguamiento social?

La buena o mala lectura de esos datos electorales cambia, obviamente, el análisis político de fondo sobre los próximos meses y años de la Argentina. Pero, sobre todo, la respuesta que den Macri y su tropilla a su propio fracaso político

Y si no apaciguan el castigo sobre las clases trabajadoras ¿cómo será la acción del gobierno frente a las oleadas de respuestas que generarán los sectores medios y bajos de la sociedad cuando vean que sus derechos sean conculcados por dentro y por fuera del Estado de Derecho?, ¿usará lisa y llanamente la represión?, ¿echará más leña al fuego? ,¿tendrá Macri la templanza como para sofrenar su instinto primario de romper todo aquello que no puede resolver?

Obviamente, esta nota no plantea un escenario inmediatísimo. Pero si a mediano plazo. El hostigamiento mediático y judicial contra el Kirchnerismo no ha surgido todo el efecto que sus funestos ejecutores hubieran deseado. Hasta el propio Amado Boudou, estigmatizado hasta el cansancio por el diario Clarín, ha sido sobreseído en la mayoría de las causas judiciales armadas en su contra. Y para peor, Cristina se encamina a una victoria en la provincia de Buenos Aires por un mayor margen de lo que el gobierno desea. Si el Macrismo –como entidad que agrupa al PRO, a la UCR residual, a un sector de la familia judicial y a los grupos mediáticos concentrados- ya probó casi todo contra le Kirchnerismo y no le terminó de dar un buen resultado, ¿de qué será capaz en los próximos días y en los próximos meses?.

 

 

 

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