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En el Fondo Chispita se cae, porque toda fuga es solo un final

Alejandro C. Tarruella

Periodistas de servicio dicen, no sin cierto susto, que la gira de despedida de Macri tiene un motivo central no expuesto. Sostener el liderazgo de su fuerza en fuga porque hoy su primer temor sería estar detrás de las rejas. Eso explica, deslizan, que Germán Moldes partió a la jubilación.

Escribe Alejandro C. Tarruella

Servisperiodistas en acción. Allí Macri teme a una segunda cuestión. Lo decían los periodistas de servicio, teme a una “operación panqueque” de los que jugaron a favor y eliminaron a la justicia en operaciones a pedir del jefe. Ahí lo tienen a Marijuán, el fiscal travestido de arqueólogo en la Patagonia, que ahora lo tiene en la mira. El hijo de Franco, entre bambalinas, no hace referencias felices sobre Pichetto. El senador que vota en Sierra Grande (alusión que remite a que Sierra Chica suene como contracara), fue a ser candidato a vice no para ganar votos, y a “préstamo”, de la mano de Carlos Corach para que trabara a la justicia. “Tarde piáste”, dicen en los mentideros de Comodoro Py.

A todo esto, hace algo más de una semana en los pasillos del FMI en el norte, además de Wall Street, las cosas no van nada bien. En Wall Street no le creen nada a Chispita. Hace más de una semana que los buitres, llamados fondos de inversión, tratan de compaginar con la nueva jefa del fondo, Georgina Kristalina de Ucrania, quién le mete una quita al desastre que dejó Mauricio auspiciado por la gestión Lagarde.

El FMI teme una pérdida cuantiosa debido al desmanejo intencional de Christine, que por poco se afilió a Cambiemos y fue candidata

A los buitres algunos voceros intencionados los denominan “lobos” para reducir el efecto del término original. A su vez, los grandes bancos la señalan a Lagarde y la acusan de haber aventurado el apoyo a Chispita para sostener la candidatura de Macri en alianza con Donald Trump. Ellos saben que eso no es así. Donald montó el circo en otra dirección: la que lleva al final del FMI. ¿Cómo se explica que se hayan prestado miles de millones de dólares sin haber pedido que los “pagarés” fueran refrendados por el Congreso, no por Chispita? Donald dejó que Christine jugara con Dujovne (que se derrumba día a día), que le pusiera el dinero que quisiera sin pedir que, a cada descarga de dólares, le presenten los papeles. La cuenta del final, se sabe,  no va a salir.

¿Quién paga las cajas rotas?  

Los bancos más enojados, JP Morgan, America, Barclays y el Citi, más los buitres alistados allí, exigen a Kristalina de Ucrania que su “orga” se haga cargo de los costos de reordenamiento de la deuda que armó Mauricio, en favor de sus amigos – o sea, de él mismo-, como señaló Alberto Fernández. Kristalina les pidió que suene Paganini en la orquesta de bancos y buitres. La prioridad de la cuestión la tiene el acreedor principal, que es el FMI. Exigen saber quién hace la quita para encubrir el hecho de los pagarés sin valor constitucional en Argentina. Donald los dejó encerrarse en su propia trampa.

El “hijo bobo”

Hace algo más de una semana, en conversación con el embajador de Alemania en nuestro país, un argentino que almorzaba con él le pidió una opinión sobre Macri. El avezado pensador teutón pensó, bebió un trago para acompañarse y respondió con sabiduría:

“Es el hijo bobo de un hombre sagaz”

Donald sabía también con quién se las veía. Lo otea hace décadas y conoce los impulsos bobos de quien se mueve de la avaricia al temor sin escalas. Además de exigir que Kristalina pague los platos rotos, banqueros y buitres quieren una cabeza pero Robespierre no puede asistirlos. Van por un argentino, Alejandro Werner, que en el último tramo de las peripecias de las dádivas a Mauricio, tuvo una actuación principal.

Los periodistas de servicio no abundan demasiado en estos avatares del destino trágico. Les interesa repetir en estos días, lo tuvo que decir Romina Manguel –cuya inteligencia supera en varios kilómetros al conjunto de muchachos con quienes sale a escena- que ahora hasta cree que Chispita puede dar vuelta las cosas el veintisiete. Lo repite Silvia Mercado.

Werner salió al cruce del pedido de su cabeza. Con Roberto Caldarelli, otro que anduvo por estos pagos, subrayaron que actuaron bajo órdenes de Christine. Otra vez los machirulos como si fueran plateístas del Fondo, le cargan el desastre a una mujer. Se cuenta que el jueves 17 Werner no pudo celebrar el “Día de la Lealtad” porque volvió a acusar a su socia, en una reunión con banqueros, y lo señaló como responsable al Chispa.

Todo sucedía cuando el titular del Central, Guido Sandleris (a quien lobbistas macristas pretenden vender a los Fernández para que siga en el Central) y el ministro de Economía de Peña u Horacio Rodríguez Larreta, nadie sabe a ciencia cierta, quien gobierna en estos días, Hernán Lacunza, siguieron en Washington esa dura puja. Cerca de ellos, con otro espíritu, Guillermo Nielsen, que llega cómodo a las altas esferas de la banca y los fondos, trata a mano del próximo gobierno, el nuevo escenario argentino. Junto a Daniel Marx, van por un logro que algunos emplazan en torno al veinte en la quita posible que daría margen político al nuevo gobierno. Ahora la pelota está en el campo de los acreedores. Con inteligencia, Alberto no pidió nada, dejó que el partido se jugara en territorio adversario sin decir que falta establecer cuál es el monto de lo adeudado. Por eso subraya que la fuga y el festín es de Macri y sus amigos.

Alberto, avezado hombre de negociaciones políticas, no muestra el juego

Esa es su táctica principal por estos días. Los amigos de Chispita, los de servicio y los otros, se empeñan en asegurar los nombres del futuro gabinete de gobierno que desconocen. Kristalina quiere ver las caras de cercanías de Alberto y su principal problema elevado a condiciones de tragedia, consiste en acordar con bancos y buitres. Debe definir también, qué hacen con el hijo de la pavota.

Ella muestra sus uñas a Sandleris y a Lacunza porque no va a poner ni un mango para que esos muchachos en desbandada carguen las valijas que llevaron con un nuevo desembolso. Mauricio no va a ganar, de manera que no tienen motivo para hacerlo. Claro que por lo demás, este proceder deja en claro que el FMI, no Donald que se les ríe en la cara, dio la plata para la campaña electoral en favor de Chispita, que los dejó de araca. Lacunza volverá a profundizar el control de cambios para que las cosas no se vayan de caja.

A una semana de las elecciones, Chispita no tiene casi diálogo con “el mundo”, y aquí los empresarios ya no quieren saber nada con él. Si hasta invitan a gremialistas al coloquio de IDEA. En el futuro, los grandes ricos desecharán a los hijos bobos de hombres sagaces sin clase.

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