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«CUANDO LA MATEN YO VOY A ESTAR RUMBO A LA COSTA»

Gerardo Millman, quien nunca dio explicaciones acerca de lo hecho y dicho en presencia de testigos.

Ivy Cangaro La trama se abre y aparecen los primeros personajes del poder político.

Gerardo Millman, quien nunca dio explicaciones acerca de lo hecho y dicho en presencia de testigos los días previos al atentado. Su cohorte absurda de asesoras, las dos mujeres envueltas en la causa, un testigo en peligro, y la complicidad de un sector de la justicia que nada pregunta.

Gerardo Millman, el hombre que nunca trabajó fuera del Estado, y su talón de Aquiles que lo hizo caer: la vanidad, la codicia y las mujeres; parte fundamental del caso que minó las bases de la democracia: el atentado contra la vida de Cristina Kirchner.

Jorge Abello había venido desde Santa Fe para trabajar como asesor del diputado Marcos Cleri, quien representa a esa provincia en el Congreso. El 30 de agosto de 2022 y en compañía de su cuñado, luego de pasar por las oficinas de Cleri, fueron a almorzar a la Confitería Casablanca, un tradicional bar frente al Congreso. El mediodía había quedado atrás pero el ir y venir de gente era incesante: en cada mesa y como es tradición, roscas políticas, alianzas, secretos y chismes.

El bar es escenario del movimiento político cotidiano desde los setenta, y Humprey Bogart, cuya estampa engalana las paredes, es testigo involuntario de anécdotas del lugar. En los 90, Chacho Álvarez dejó por un tiempo el «Varela Varelita» y tuvo una mesa preferencial. También allí y en ese tiempo, Eduardo Bauzá y Alberto Pierri rosqueaban envueltos en un humo de cigarrillo cuando sin querer uno de ellos tocó con su rodilla la pata de la mesa y cayó un micrófono en sus pies.

Entrado el nuevo siglo, el bar se pobló de cámaras por lo que algunos popes de la política dejaron de ir, no así toda la segunda y tercera línea de lobbystas y empleados del Congreso. Ajeno a todo este devenir, e ignorante de algunos códigos porteños, Abello y su cuñado miraban distraídos el partido de fútbol que reproducía una gran pantalla del local.

En eso, vio entrar a un hombre fornido y rubicundo con rostro aniñado que pasaba ampliamente los 50 pero vestido displicentemente como si tuviera treinta menos, y la actitud de quien recorre la pista de Mau Mau con un vaso de wisky. Pero más que él, llamó la atención de Abello la bellísima mujer que lo acompañaba, con un tapado amarillo imposible de ignorar. Se sentaron en una mesa a pocos metros, pidieron café, reían relajados y cómplices. Se sumó a ellos, a los pocos minutos, otra bella muchacha, un tanto más joven que la anterior. Abello volvió a concentrarse en el final de su almuerzo y en el partido, cuando las constantes risas de la mesa contigua hicieron que depositara nuevamente la atención en el trío diverso.

Y entonces lo reconoció: El hombre era Gerardo Milman, el diputado del PRO. Si no hubiera sido por la vestimenta y los modos, hubiera pasado inadvertido para Abello como para la mayoría de los argentinos hasta entonces, para quienes Milman era solo una sombra difusa detrás de Patricia Bullrich, un segundo del que se ignoraba casi todo, casi un ladero descartable. ¿Era Milman diputado? Ni siquiera se tenía esa certeza, puesto que no era de las figuras descollantes del Congreso.

El hombre era Gerardo Milman

El hombre, nacido en Avellaneda en el ’66, estudió una tecnicatura en Seguridad en la Universidad Nacional de La Matanza, cuando promediaba los cuarenta años. Antes, de eso, no se le conoce otro estudio ni tampoco actividad laboral fuera de la política, a la que ingresó en su adolescencia de la mano de la Juventud Radical de Avellaneda. Diferentes candidaturas locales de menor cuantía a las que ni siquiera podía acceder, hizo que se fuera del espacio tras los pasos de Margarita Stolbizer, quien le abrió las puertas y lo puso como candidato a intendente de Avellaneda primero y ante los votos remisos (solo en 11% de los votantes lo eligió), como integrante de la lista de diputados después. Llegó a la tan ansiada banca en el Congreso en 2009 y desde entonces se sucedieron los cargos públicos: representante ante el AFSCA por la oposición, hasta que arribado Macri al gobierno, dejó a Margarita para irse con Patricia y los nuevos vientos del poder.

En enero de 2016 fue designado Secretario de Gestión Federal de la Seguridad de la Nación, y entró al Ministerio como un chacarero que llega a la estancia para tomar el control de la peonada. Los viejos empleados de la repartición aún lo recuerdan en su doble apariencia: como patrón bravo con los empleados de menor jerarquía, como servil ladero ante Patricia Bullrich, su superior, de quien desde entonces no se separó ni a sol ni a sombra. En 2021 y ya lejos del Ministerio que lo vio irse en diciembre de 2019, volvió a tener una banca en Diputados. En los dos años intermedios entre los cargos públicos, acompañó a Bullrich en la Fundacion IEES, que integra actualmente.

Su vida privada no interesó a nadie hasta que en octubre de 2022 esta cronista, junto al periodista Mauro Federico, encontraron una punta de un ovillo que desató un escándalo de proporciones y fue tapa de todos los medios nacionales, al que ya volveremos. Pero para entonces, solo algunos pocos sabían que había estado casado y tenía una hija adolescente, se había separado y vuelto a casar con Florencia Retamoso, una diputada provincial del PRO con quien tiene una pequeña hija.

Abello, ajeno a todo esto, volvió a distraerse con la belleza de las mujeres que acompañaban a Milman esa temprana tarde del 30 de agosto en el bar Casablanca, hasta que por sobre las risas y las miraditas escuchó claramente una frase que dijo el hombre, y que en ese momento no pudo descifrar: «Cuando la maten yo voy a estar rumbo a la costa». Una frase poco frecuente, rara, que por eso quedó guardada en algún rincón del palacio de la memoria del asesor, hasta que unas pocas horas después pudo darle sentido y rescatarla del olvido.

Las dos mujeres, por entonces ignotas, luego supimos quienes eran: Carolina Gómez Mónaco, la mayor y más avasallante, vestida con un tapado amarillo; e Ivana Bohdziewicz una muchacha de 27 años y que parecía tener menos confianza con el diputado que la que mostraba Carolina.

Ivana, luego supimos, entró al Congreso como asesora de Gerardo Milman en marzo de 2022, y el diputado rescindió su contrato en noviembre de ese mismo año, justo en el momento en que Ivana, sin haberlo propiciado, tenía que transitar los farragosos pasillos de los Juzgados para testimoniar a favor de él. Según el perfil de la red social LinkedIn, por entonces Ivana describía su trabajo así: «recibía y filtraba todas las llamadas y correos entrantes y salientes, manejaba la caja chica, gestionaba reuniones, organizaba eventos, archivaba documentos, me encargaba de los suministros de oficina y organizaba los viajes del funcionario.»

Por esa función cobraba mensualmente 326.564,46. según un recibo de agosto de 2022.

Precisamente con la finalidad de organizar un viaje a Pinamar que Milman haría el último día  de agosto, Ivana Bohdziewicz se reunió con Gerardo Milman y con Carolina Gomez Mónaco en el Bar Casablanca, la tarde del 30 de agosto. Viaje que el funcionario regordete efectivamente hizo entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre, quedó documentado, y coincide con la frase «Cuando la maten voy a estar rumbo a la costa».

Bar Casablanca

La historia de Carolina y su vínculo con Milman es un tanto más complejo:  su primera aparición en los medios nada tuvo que ver con su rol ejecutivo, político o incluso relacionandola con un posible delito, sino como ganadora del certamen de belleza  «Miss Argentina» en 2012. Se recibió de abogada un par de años después mientras laboraba como modelo, y fundó por entonces una agencia llamada «Luxa Models», en sociedad con el promotor de modelos Paul Ferreyra, la modelo Micaela Mattaloni, y Felipe Petinatto, el hijo del músico y conductor que años después estuvo involucrado en el crimen de su terapeuta.

Nunca quedó claro como fue que esta modelo pase a ser, en 2016, la mano derecha de Gerardo Millman, que la llevó a trabajar con él al Ministerio de Seguridad para que la muchacha diriga la Escuela de Inteligencia del Delito, una suerte de academia formativa de espionaje y defensa internacional. Junto a ella recaló también en el ministerio su hermana Daniela, también modelo y a quien se la puede ver en toda su belleza en el video de un cantante, para que dirija la administración de los gastos reservados de la repartición de inteligencia del ministerio. Por las manos de Daniela, a diario, pasaron entonces millones de pesos que no requerían registro alguno.

Para entonces Carolina ya estaba en pareja con Fernando Daga, un agente inmobiliario que inició su actividad en Lomas de Zamora y que luego mudó oficinas a Puerto Madero. Daga  y su hermano, personal de las fuerzas de seguridad, volverán a estas páginas del mismo modo que Carolina e Ivana, en futuras crónicas, pero hoy solo vamos a reconocerlo fugazmente como marido y parte de la nueva sociedad comercial de Carolina y Daniela: «Luxa Estética».

El crecimiento económico de las hermanas fue meteórico y coincidente: ni bien entraron a fungir en el Ministerio liderado por Patricia Bullrich, tuvieron una capacidad de ahorro descollante, de tal modo que en solo meses, pudieron alquilar tres pisos de un edificio de la Avenida Corrientes 1135, a metros del Obelisco, que poblaron de máquinas de tratamientos estéticos cada una con un costo millonario. En otro de los pisos, una agencia de modelos que incluye un gimnasio, pasó a estar a cargo de otra socia: Alejandra Mroue quien, además, trabajaba en Crónica TV.

Cuando Milman deja el Ministerio junto a Patricia Bullrich, las hermanas también cesan sus funciones en el área de Seguridad e Inteligencia, y se abocan al centro de estética y a la militancia política, en la que acompañan a Pato y a Gerardo quien, cuando asume como diputado, recompensa a Carolina con un cargo de asesora y un sueldo superior a los 400mil pesos a mediados de 2022.

Esa tarde en Casablanca, el diputado y sus asesoras tomaron el café, y se fueron alrededor de las 16:38, puesto que las cámaras de la calle registran su salida, y la robótica del ingreso del edificio anexo de Diputados marca que son las 16:40 cuando el trío espera el ascensor que los llevará al piso del despacho.

La noche del 1 de septiembre Jorge Abello estaba mirando televisión, cuando vio la imagen que muchos argentinos no olvidarán jamás: un hombre apuntaba con un arma a la cabeza de la vicepresidenta, y quedaba registrado por las cámaras de los canales informativos. No tardó en unir cabos y con enorme nerviosismo, a las 22:36 del 1 de septiembre le mandó un mensaje a Cleri por whatsapp:

«Marcos ayer cuando salí de tu oficina fui con mi cuñado a comer a Casablanca. Al lado mío estaba Milmann (sic) con dos pibas y graciosamente decía cuando la maten yo estoy camino a la costa. Y se mataban de risa«. Luego agregaba: «Están las cámaras que no me dejan mentir». «Creeme estoy temblando», le insistía.

Cleri contó a Página 12 que vio el mensaje recién a la madrugada, en medio de la conmoción por el atentado.  «Cuando lo vi quedé impactado. Estábamos todos y todas organizando la marcha del día siguiente, que fue multitudinaria. En defensa de Cristina, que se haga la investigación y que no continúe la violencia política. Intentaron matar a Cristina«, subrayó. También dijo que le generó «dolor» conocer «la crudeza que se manifestaban estas personas (Milman y sus colaboradoras), la impunidad y la sobreactuación. Estar en un bar diciendo esas cosas, manejándose así, esperando que eso suceda«.

A posteriori del intento de crimen y ya con la investigación en manos de la jueza Capuchetti, Cleri quiso aportar el dato: «Cuando fui a llevar el mensaje que había recibido (de Abello) la jueza Capuchetti no me atendió. Fui con un escrito, con copia certificada del mensaje y puse el celular a disposición, si querían tener mi teléfono para comprobar la certificación. Esperé 45 minutos», relató en diálogo con la AM990. «Pasaron como veinte días hasta que declaré. Ellos decían que estaban ocupados tomando testimonios. »

Abello tuvo aprietes, amenazas y hostigamientos. Fue procesado por falso testimonio a raíz de una denuncia de Gerardo Millman, quien nunca fue citado a declarar en esos primeros meses de instrucción. Casi un año después y cuando Abello se recuperaba de un ACV, la justicia allanó su casa en busca de pruebas que justifiquen que el testigo mentía. El nombre de Abello jamás tendría que haberse hecho público pero la jueza, totalmente esquiva a cualquier interpelación de la prensa, no dudó en sí hacer público lo único que debía callar.

Pero volvamos a Milman, y a los días previos a la fatídica noche del 1 de septiembre; de los posteriores contaremos en las próximas crónicas. Millman, dijimos, fungía como diputado. Su labor parlamentaria era paupérrima, pocos proyectos propios que no pasaron ni a comisiones para su debate; la mayoría de los proyectos que firmó eran colectivos de su bancada, y casi ninguno tratado en tablas. Por el despacho se lo veía poco, no más de dos o tres días a la semana. Ivana y Carolina incluso llegaron a falsear su firma para cuestiones urgentes en las que el hombre estaba ausente.

Millman vivía en Adrogué en un chalet de un barrio cerrado de Adrogué, que compartía con Florencia Retamoso y su hija menor. Compraron esa casa en 2017, el mismo año en que las hermanas Gómez Mónaco pegaron su salto financiero y fundaron «Luxa Estética», luego de vivir por años en un departamento muy modesto con paredes mal pintadas. La casa, hoy, está valuada en unos 700mil dólares. Paralelamente, a su hija mayor le rentaba un departamento de casi 100 metros cuadrados en el barrio de Belgrano, y para no ir y venir de Adrogué a Capital, él mismo rentó un departamento en Recoleta, perteneciente a un reconocido matrimonio de la alta sociedad que se dedica a la cría de caballos de polo. Por el departamento pagó por mes varios cientos de dólares. Una camioneta de alta gama se sumó a los autos oficiales que los vecinos de Adrogué veían entrar y salir, incluso para llevar a la niña al colegio.

Millman tiene un talón de Aquiles: las mujeres exuberantes. Durante horas, se dedicaba a mirar perfiles de Instagram de modelos e influencers, reconocidas e ignotas, a las que públicamente piropeaba y hasta les dejaba, a la vista de todos, su número telefónico. Lo que no hacía en público lo hacía por mensaje. Muchas no respondían, otras sí, al fin y al cabo era un diputado de la Nación. Algunas de esas muchachas, luego, fueron asesoras del Congreso.

Porque Gerardo Millman no escatimó generosidad y promesas, sobre todo cuando se sustentaban con fondos públicos. Mientras el tope de asesores para un legislador es de cinco personas, el hombre que era mano derecha de Patricia Bullrich y defensor acérrimo de la austeridad republicana, en 2022 llegó a tener treinta y ocho personas asesorándolo. Nunca se supo en qué, ni que carga horaria cumplían, ni donde, pues ni siquiera podrían haber entrado en las escuetas oficinas del edificio anexo del Congreso.

El nombre sobresaliente del listado es el de la ex titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso. Es parte de la nómina de empleados del diputado del PRO y no solo eso: es el sueldo más alto de toda la lista. También figuran las asesoras citadas en la reunión del bar Casablanca, Carolina Gómez Mónaco y Nadia Bohdziewicz, ambas con salarios superiores a los 300.000 pesos. También reaparece en funciones la hermana de Gomez Mónaco, Daniela. Está también en la nómina de sueldos que pagamos Maria del Socorro Lanusse Peralta Ramos, hermana de Maria Luz Lanusse Peralta Ramos, la amante de Milman que compartía con él el departamento de Recoleta, y que fue interceptada en un control rutinario de la policía mientras conducía un coche por Avenida del Libertador.

Acá permitanmé una digresión acerca de un asunto al que volveremos: Los agentes le pidieron, como es rutina, su carnet de conducir y los papeles del auto. María Luz, entonces, muestra unos papeles de titularidad a nombre de una metalúrgica, y un carnet de conducir a todas luces apócrifo. Ante lo irregular de la situación, la policía decide incautar el coche y abrir una investigación, para espanto de la mujer quien, sin pretender bajarse del coche, empezó a llamar por telefono a alguien. Era madrugada, pero así y todo a los diez minutos llegó al lugar un señor rubicundo y regordete, que dijo ser el diputado Gerardo Millman, que la mujer era su esposa, y el auto suyo. Pero los papeles del coche figuraban a nombre de una metalúrgica, por lo que el diputado luego de muchos gritos y amenazas de hacer hechar a todos, mostró una cédula azul que lo autorizaba a manejarlo.

El escándalo fue tal que un fiscal actuó de oficio, y elevó un pedido de informes a la Cámara de Diputados, que aún debe dormir en algún cajón. El coche en cuestión era propiedad de «Metalurgica Oliva», cuyo propietario, Carlos Alberto Salinas, había concurrido al Ministerio de Seguridad en noviembre de 2018 y se había reunido con el segundo de Gerardo Millman, Martín Siracusa (hoy en el gobierno nacional) para mostrarle a los funcionarios el equipamiento antibalas que desde su empresa instalaban en diferentes coches. A partir de esa reunión, la Metalúrgica tuvo contratos para acondicionar los coches de la repartición pero también con diferentes entidades del Estado. Esa noche, se supo que quizá en gratitud, Gerardo Millman conducía un auto prestado por la metalúrgica.

Pero volvamos a los asesores: Entre los contratos figura el nombre de Fernando Agustín Daga, con un sueldo de 100.000 pesos. Daga es el marido, como dijimos, de Carolina Gómez Mónaco en «Luxa Estética»,  empresa registrada como «Salvatore Group», y sobre la que volveremos.

Erika Denisse Menéndez

También está incluida Erika Denisse Menéndez, una ex agente de la Policía Metropolitana de 29 años que recibe un salario como asesora de 327.567 pesos. Tampoco pasa desapercibida la presencia de integrantes con vínculos cercanos a comunicadores difusores de mensajes de odio. Es el caso de Constanza Mehler, con un contrato por 120.000 pesos en la lista de empleados de Milman: la mujer también es redactora del portal DATA 24, el sitio del youtuber “El Presto” Eduardo Prestofelippo, condenado a 30 días de prisión por hostigar a Fabiola Yañez y que mantuvo una relación con Brenda Uliarte.

Carolina Gómez Mónaco

Hay otras perlitas entre los asesores: la señora que hace la limpieza en su departamento de Recoleta cobra sus honorarios como asesora del Congreso, por lo que le pagamos nosotros la higiene personal al diputado. Lo mismo su personal trainer, un entrenador que también «asesora» a la diputada provincial Florencia Retamoso, por lo que cobra del estado nacional y del estado provincial para mantener en forma al matrimonio. Las hermanas santafesinas Battle Casas, a quienes Milman contactó por instagram admirado por la belleza, y les prometió carrera artística en la capital, también aparecen como asesoras del Congreso, aunque una de ellas trabaja como «asafata» del programa televisivo «Los ocho escalones». Rocío Fiorenza, una figura del sitio Only Fans, donde los usuarios pagan por ver videos cuasi pornográficos, también es asesora de Millman, aunque no se sabe en qué. Rocío, que se hace llamar «Tremenda Pony», muestra videos con lencería hoy de una reconocida marca.

Rocío, que se hace llamar «Tremenda Pony»

Es curioso que, cuando esta cronista tuvo acceso a las planillas de gastos de la tarjeta de crédito de Gerardo Millman, aparecieron gastos cuasi millonarios de esa empresa de lencería femenina. Queda claro que ese tren de vida, que incluye el alquiler por doce mil dólares mensuales de una casa de veraneo en Pinamar, y la erogación de otros treinta mil por la renta de una quinta de fin se semana en PIlar, tal como quedó documentado, más los viajes recurrentes al exterior o por el país, con estadías, por ejemplo, en el barilochense hotel «Llao-Llao» serían imposibles de sostener con el sueldo de un diputado, que hoy asciende a 2.200.000 pesos.

Daniela Gómez Mónaco

Gerardo Millman, el hombre que conocía mujeres por Instagram y Only Fans, fue tangencialmente mencionado por una ya encarcelada Brenda Uliarte como quien habría contactado a Fernando Sabag Montiel a través de una mujer llamada Carolina. Posiblemente la de Brenda sea una estrategia para despegarse ella, y reclamar que el hombre que dijo «Cuando la maten voy a estar en la costa» se haga cargo de algo. La pregunta que se desprende de los dichos de Brenda, conociendo la pulsión del diputado: ¿No es más probable que en una noche de desvelo, haya sido a ella, a través de su perfil de Only Fans donde se hacía llamar «Ambar», a quien mensajeó con un fin erótico que luego devino en algo más y no a Sabag Montiel, cuya vinculación resultaría inverosímil?

En la próxima crónica, los dias previos al intento de asesinato, el curioso pedido de informes acerca de la custodia de Cristina Fernandez que presentó Millman en el Congreso, los negocios turbios del diputado, las alianzas politicas y económicas con Patricia Bullrich, el rol de Carolina Gomez Mónaco y el Instituto de Estudios Estratégicos que preside la hoy ministra, y su imbricación con el intento de magnicidio, ese crimen que la ministra jamás condenó.

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