CÓRDOBA: SENTENCIADO A 4 DÉCADAS EN LA CÁRCEL POR EL SECUESTRO EXTORSIVO DE UN ANCIANO
Fallo inédito para la Justicia. Unificaron las condenas en una pena única para una persona alojada en el Establecimiento Penitenciario de Bouwer tras cometer otros dos delitos de la misma índole.
En un fallo inédito, el Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba sentenció a cuarenta años de prisión a un hombre por el secuestro extorsivo de un hombre mayor, luego de unificar penas preexistentes.
Al momento de ser condenado, Aldo Ramón Villafañe se encontraba alojado en el Establecimiento Penitenciario de Bouwer por otros dos delitos de esta misma índole. En el juicio intervino la Fiscalía General Nº 1 ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal, a cargo de Maximiliano Hairabedian.
Los jueces Julián Falcucci y Jaime Díaz Gavier y la jueza Carolina Prado hicieron lugar al pedido de penas realizado por el Ministerio Público Fiscal. Villafañe fue condenado como coautor del delito de secuestro extorsivo doblemente agravado por ser la víctima mayor de setenta años, y por haber intervenido cuatro o más personas, que aún no fueron identificadas.
El crimen por el que Villafañe recibió su tercera condena ocurrió el 13 de febrero de 2015, cuando cuatro personas sustrajeron por la fuerza a Basilio Jesús Lobos mientras se encontraba junto a su hijo Gustavo en el predio donde éste guardaba herramientas y máquinas, en el Barrio Vipro de la ciudad de Córdoba.
Los cuatro sujetos llegaron al lugar a bordo de un Volkswagen Bora negro, del que descendieron tres de ellos con chalecos antibalas y armas.
Tras identificarse como policías, manifestaron que iban a realizar un allanamiento, ante lo que Gustavo Lobos solicitó le mostraran una orden judicial. Los hombres se negaron e intentaron llevarlo por la fuerza, poniéndole una capucha en la cabeza. Luego de registrar la presencia de Basilio Lobos, lo tomaron por la fuerza y se lo llevaron a bordo de un automóvil perteneciente a la víctima. Ese mismo día, más tarde, una persona que luego fue identificada como Villafañe inició las negociaciones para lograr el pago de su rescate: realizó una llamada al teléfono celular de su hijo y exigió una suma de quinientos mil pesos para liberar a la víctima. A lo largo de varias horas, finalmente se acordó el pago del rescate por ochenta y dos mil pesos.
Al oír las comunicaciones interceptadas, los investigadores advirtieron que la persona que mantuvo las conversaciones con Lobos no solo poseía un timbre de voz similar, sino que además se pronunciaba con modismos y expresiones similares. Esa sospecha fue confirmada por dos peritajes de voz.
Al mediodía siguiente, Villafañe realizó varias llamadas a Gustavo Lobos para brindar las últimas instrucciones a seguir. Lobos llegó al punto indicado, en donde dejó una bolsa con dinero y joyas. Tras ser obligado a descender de su auto, se le indicó que cambiase su teléfono celular por otro dejado en el lugar por los captores, quienes le manifestaron que su padre sería trasladado en un remis a su domicilio. Finalmente, Basilio Lobos fue liberado en el barrio Santa Isabel.
De acuerdo a la acusación del Ministerio Público Fiscal, la participación de Villafañe quedó acreditada por el resultado obtenido de las medidas de prueba ordenadas y solicitadas por la fiscalía. Entre ellas se encuentran las averiguaciones realizadas por el personal del Departamento Antisecuestros de la Policía de la provincia de Córdoba, que intervino también en el secuestro extorsivo de otro adulto mayor de nombre Carlos Córdoba, por el que fue condenado Villafañe. Al oír las comunicaciones interceptadas, los investigadores advirtieron que la persona que mantuvo las conversaciones con Lobos no solo poseía un timbre de voz similar, sino que además se pronunciaba con modismos y expresiones similares. Esa sospecha fue confirmada por dos peritajes de voz realizados por los gabinetes de la Gendarmería Nacional y la Policía Federal. El primer estudio arrojó que la voz del secuestrador era de la misma persona en ambos hechos. El segundo estudio pericial concluyó que la voz correspondía a Aldo Villafañe.
La estrategia del defensor oficial Rodrigo Altamira consistió en sembrar dudas sobre la fiabilidad y seguridad de los resultados de los peritajes. En la audiencia, Hairabedian reprodujo audios de las escuchas atribuidas al acusado en distintas circunstancias (llamadas extorsivas al hijo de la víctima durante el secuestro, conversaciones con familiares, estafas desde la cárcel) para que los jueces directamente por sus sentidos apreciaran las coincidencias.
También se destacaron las similitudes entre los modus operandi desplegados en ambos secuestros y la cantidad de personas que participaron en cada ocasión. En ambas circunstancias, los delincuentes se presentaron en el domicilio de las víctimas simulando ser policías, e ingresaron con su automóvil a la vivienda para no ser descubiertos por los vecinos. Hairabedian también enfatizó en la edad de las víctimas, ya que en ambos casos se trató de personas mayores de setenta años. “Denota una idea de conveniencia por parte de los captores al encontrarse ante personas con mayor grado de vulnerabilidad”, se puso de resalto en el requerimiento de elevación a juicio.
Dado que Villafañe contaba ya con dos condenas unificadas en una pena de treinta años de prisión también por secuestros extorsivos en San Juan y robo doblemente agravado por el uso de armas en poblado y en banda en San Luis, en concurso real con resistencia a la autoridad y lesiones graves en concurso ideal, el Ministerio Público Fiscal solicitó una condena de quince años de prisión, convertidos en cuarenta años de prisión en una pena única, un pedido que fue receptado por el tribunal.
La fiscalía también solicitó que se remitan al fuero ordinario los audios de las intervenciones telefónicas realizadas a Aldo Villafañe para que se investiguen delitos que habría cometido desde la cárcel. En la instrucción por el último secuestro extorsivo, lograron intervenirle el teléfono celular que usaba clandestinamente en la cárcel. En la ejecución de la medida se descubrieron numerosas llamadas cometiendo maniobras defraudatorias.