¡ATROZ! Femicidio cometido por la mafia italiana

María Chindamo era empresaria, madre de tres hijos y además propietaria de una casa a la que se negó venderla. La mujer empoderada fue el objetivo de la mafia italiana para enviar un mensaje a la sociedad a través de uno de los crímenes más macabros, cometidos en los últimos tiempos.

La secuestraron, torturaron, asesinaron y trituraron su cuerpo para luego alimentar a una piara en una poblado italiano. El odio que les despertó Chindamo es de una brutalidad tal que se suman a los cometidos por los femicidas en cualquier parte del mundo.

Maria Chindamo, de 44 años, fue secuestrada, le quitaron la vida y por último fue triturada por una segadora por no querer vender su finca agrícola en Laureana di Borrello, municipio de 5.700 habitantes, en la provincia de Reggio Calabria, al sur del país, según recoge ‘Daily Star’.

La mujer permanecía desaparecida desde el pasado 6 de mayo de 2016, fecha en la que su familia denunció su «misteriosa desaparición» en su finca de Calabria, territorio de la mafia ‘Ndrangheta’. Más adelante las autoridades hallaron su automóvil con restos de sangre y mechones de cabello en el asiento delantero. La primera hipótesis de la Policía fue la de un asesinato por venganza supuestamente llevado a cabo por la familia de su exmarido, propietario de los terrenos agrícolas, el cual se había suicidado tras su separación.

Después de cuatro años de su extraña desaparición, un miembro de la mafia calabresa Antonio Cossidente decidió “cantar” y confesar que el asesino de Chindamo fue el narcotraficante Salvatore Ascano, 54 años, quien vive frente a la finca de la víctima. Tras la confesión de Cossidente, Ascano fue detenido el pasado mes de julio y puesto en libertad posteriormente porque según los fiscales había manipulado el día anterior de la desaparición de Chindamo el sistema de videovigilancia instalado en su domicilio para evitar la grabación de las imágenes que estaba orientada precisamente hacia la entrada de la propiedad de la mujer asesinada.

Sin embargo, Cossidente dio detalles aterradores a los investigadores sobre cómo habría sido asesinada la mujer, indicando que le quitaron la vida como castigo por no querer vender sus terrenos.  Para los investigadores del crimen, María Chindamo era una de las muchas víctimas de la «lupara bianca»(escopeta blanca), «los desaparecidos», asesinados y enterrados en tumbas sin nombre (con la expresión «lupara bianca», en referencia al uso de ese tipo de arma utilizado por organizaciones mafiosas o delincuentes, se señalan las circunstancias de la desaparición y del probable homicidio de una persona, sobre todo por una venganza de carácter mafioso).

Antonio Cossidente, ha revelado que el asesino de Maria Chindamo habría sido el narcotraficante Salvatore Ascano, 54 años -del clan Mancuso- quien vive frente a la finca de María Chindamo. Ascano fue detenido el pasado mes de julio y luego puesto en libertad, porque según los fiscales había alterado, justo el día anterior de la desaparición de la victima, el sistema de videovigilancia instalado en su domicilio para evitar la grabación de las imágenes de la telecámara que estaba orientada precisamente hacia la entrada de la propiedad de la empresaria agrícola. El arrepentido de mafia Cossidente ha ofrecido a los investigadores detalles espeluznantes y macabros del final de Maria Chindamo, explicando que habría sido asesinada como castigo por no querer vender sus terrenos.

La desaparición de Maria se produjo en coincidencia con el primer aniversario del suicidio de su esposo Ferdinando Punturiero, quien se ahorcó pocos días después de que la pareja hubiera decidido separarse. Según Vicenzo Chindamo, el hermano de la víctima, no se debería descartar la «pista familiar»sobre el motivo del homicidio. Después del suicidio de Ferdinando Punturiero, la familia de éste responsabilizó a Maria de esa tragedia: «Descargaron su rencor contra ella y la responsabilizaron de esa muerte por haberlo dejado. Y no digirieron el hecho de que ella gestionara la finca que había heredado de él. Maria ha sido asesinada por intereses convergentes».

El hermano de la víctima, Vincenzo Chindamo, explicó el drama que ha vivido la familia y los hijos tras saber por televisión cómo fue muerte de Maria: «Ha sido devastador. Ya no duermo. Mi madre, la pobre, se enteró por la televisión. Ha supuesto un impacto emocional terrible. No es posible describir su reacción de desesperación, gritó, tiró sus gafas… Los tres hijos de Maria también han conocido la noticia por la televisión. Imagínense lo que debe ser escuchar que tu madre fue triturada para alimentar a cerdos», relató Vincenzo.

LOS ARREPENTIDOS DE LA MAFIA DECIDEN CANTAR

Cossidente pudo contar todo lo sucedido no por su participación en tal hecho, sino porque un miembro del clan Mancusso era apretado por la mafia para que desistiera de ser informante de la policía, mientras cumple condena por numerosos delitos vinculados al narcotráfico. La debilidad de Emanuele Mancuso es una hija a la que el clan, le restó toda posibilidad de acceso.

Investigaciones del diario Reppublica de Italia, con acceso a los expedientes judiciales, publican: «Todos los detalles que el arrepentido ha aprendido de Emanuele Mancuso, primer colaborador de la justicia de la poderosa familia mafiosa de Limbadi, que se había familiarizado con él en uno de los momentos más delicados de su carrera. Durante meses los familiares lo habían estado presionando para que diera un paso atrás, “lo amenazaron con la niña -explica Cossidente- diciéndole que tenía que retractarse o no volverían a mostrarla nunca más”. Los tentáculos del clan, que en esos meses trató de resguardarse de las revelaciones de su primera «garganta profunda», se habían extendido hasta el interior de la prisión, donde incluso algunos reclusos se habían acercado a Mancuso para persuadirlo de que retrocediera.

Encuentros – dice Cossidente – que lo dejaron sumamente molesto. «Recuerdo que le hice café, fumaba como un turco porque no quería colaborar más, porque decía:» No me muestran a la chica, me amenazan, me ponen en el medio a la chica que no tiene nada que ver, para mí es la lo más hermoso de mi vida «. Y le tocó a él, arrepentido desde hace más de diez años, convencerle de resistir esas presiones, armas entre las más habituales que utilizan los clanes para socavar los caminos de colaboración de quienes deciden dar el paso. Y fue durante una de estas largas charlas que Mancuso reveló nuevos detalles sobre la muerte del emprendedor.

“Me dijo que por la desaparición de la mujer, que se produjo hace unos años, estaba involucrada esta Pinnolaro que quería comprar la tierra de la mujer, ya que colindaban con las tierras que ella poseía”. Para Ascone fue un obstáculo y habría tramado un plan real para eliminarlo, haciendo que las sospechas cayeran sobre los demás. «Emanuele – leemos en los informes de interrogatorio de Cossidente – me dijo que en virtud de esto la hizo desaparecer, sabiendo muy bien que si algo le pasaba, la responsabilidad ciertamente recaería en la familia del esposo de la mujer, ya que el ‘hombre después de que se separaron, se suicidó ”. El objetivo era uno: «tomar posesión de esa tierra». Los métodos de destruir todo rastro, bárbaros. «Me dijo que a la mujer la hicieron triturar con un tractor o alimentar a los cerdos», informa el arrepentido.

Declaraciones que coinciden en parte con las de Mancuso, que habló largamente con los magistrados sobre la codicia de Ascone. “Él -dijo- tenía interés en adquirir los terrenos de propiedad de los vecinos y, por temor a posibles medidas preventivas en su contra, solía pagarles primero en efectivo, para evitar la trazabilidad de los pagos, dejarlos formalmente a nombre de los dueños originales, para adquirirlos posteriormente a través de usucapione «. Si en esas declaraciones hubo referencias al trágico final de María Chindamo, no se sabe. Los minutos de los arrepentidos todavía están cubiertos por grandes omisiones. Pero lo que Cossidente anticipó ciertamente abre nuevas pistas, quizás útiles para arrojar luz sobre el final del emprendedor y permitir que los miembros de la familia encuentren la paz y por qué»