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Alejandro Tarruella: Bonadio y el duro final del Estado de Derecho

Alejandro C. Tarruella

Claudio Bonadío, el “juez de la servilleta”, decidió por mandato de Macri, su gabinete y Cambiemos, pedir desafuero y prisión para la ex presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner y lanzar un show de detenciones viciadas de ilegalidad a Carlos Zannini, ex secretario general de la presidencia de Cristina, Héctor Timerman, ex canciller de Cristina, Luis D’Elía, dirigente social, Fernando Esteche, dirigente político, Andrés Larroque procesado y Jorge Khalil, a quien se vincula al memorándum con Irán. Al mismo tiempo, en otra línea del show.

El manotazo de ahogado del gobierno los llevó a lanzar el golpe contra el Estado de Derecho, sumiendo al poder político y al judicial en una misma argamasa para intentar acallar al pueblo y a la oposición que lo representa, en el silencio. No bastaron la desaparición forzada y muerte de Santiago Maldonado, el crimen de Rafael Nahuel, los miles de despidos que en estos días se ensañan con trabajadores fabriles y empleados del Estado, faltaba que el servidor Bonadío saliese al ruedo. Había que tapar la crisis del ARA San Juan, con presumibles 44 muertos en servicio, la ruleta rusa de la economía que entrega al país a través de la deuda externa a la familia Macri, sus amigos y las financias corporativas mundiales. Había que tapar la destrucción de la cultura (Avelutto cierra el año con nuevos despidos) y la educación, el jolgorio de la venta del patrimonio de la ciudad de Buenos Aires para generar divisas (los funcionarios del gobierno CABA serán bien recompensados), la construcción de cientos de narcotorres en los barrios porteños, los nuevos puerto Madero. Había que tapar la destrucción de las economías provinciales y el hecho de que esas provincias se tornan cada día, en administradoras delegadas del poder central porque no van a tener ni capacidad para cobrar impuestos. Buenos Aires en tanto, se abroquela en una derecha unitaria y parece ser la cabeza de ese imperio que nunca existió pero que discrimina a las provincias. Había que tapar episodios como el sucedido en Santa Fe, donde la Corte Suprema declaró inconstitucional el descanso dominical, cuya ley nacional data del 6 de septiembre de 1905.

No en vano, Nicolás Massot, jefe PRO de diputados, salió oficialmente a afirmar lo dispuesto por Macri y Bonadío señalado “Celebro que después de años la Justicia esté tomando el toro por las astas y asumiendo su rol” de ser una extensión del Poder Ejecutivo. “el juez está obligado a hacer lo que hizo”, reafirmó para que quedara claro a quien respondían sus sentencias.

Con el correr de las horas, en el propio gobierno, observaron que el efecto de las medidas no prendía en el ánimo social una vez que pretendían “ganar el fervor del público”. Un vocero del gobierno decía a los medios que “traición a la patria” y “prisión preventiva” le resultaba un exceso. Es muy sencillo, en una causa sin hecho no es posible dictar sentencia. Al menos del derecho romano. Puede que en el derecho de la familia Macri, sí, pero no es parte del mismo. Sucede que el Memorándum con Irán no se firmó y por lo tanto, desde el derecho romano para acá, no es posible juzgar, procesar, detener o condenar por hecho no consumados.

Nicolás Massot, jefe PRO de diputados, salió oficialmente a afirmar lo dispuesto por Macri y Bonadío señalado “Celebro que después de años la Justicia esté tomando el toro por las astas y asumiendo su rol” de ser una extensión del Poder Ejecutivo

Un regreso a las sombras

Ahí Bonadío retrotrae con Macri las cosas a los usos totalitarios y violentos de la dictadura militar. Entonces se invertía la carga de la prueba, las bandas paramilitares, la justicia y el gobierno, decidían que una persona tenía una idea política determinada, peronista, comunista, y lo convertían en acusación. Luego, no había pruebas ni acusaciones y el detenido era quien debía demostrar que no estaba incurso en las acusaciones de un poder sin división de poderes. Así fueron asesinados y desaparecidas miles de personas. Macri no tiene condiciones políticas para imponer un sistema de ese tipo, pero al menos lo intenta al hacer de la justicia una herramienta de su voracidad.

Acaba de surgir ahora una información inquietante: Bonadío no estaba en capacidad de hacer las persecuciones que inició  porque ya está jubilado. De ser así, el macrismo le agrega un capítulo de bufa carnavalesca a una decisión que le está costando imponer. Es sabido que a Macri no lo conmueven ni la ley ley, ni la Constitución ni el Estado de Derecho, y eso podría explicar porque se lanzó a tontas y a locas sin medir las consecuencias

Digamos que la puesta en escena, más con la contundente marcha del jueves a Plaza de Mayo, donde no aparecieron los policías del 1° de septiembre cuyos detenidos fueron ya liberados de cargos, el gobierno no sacó buenos réditos cuando va a tener una oposición cerrada a la reforma previsional en el Parlamento. Lo que se explica porque el macrismo no midió que en este fin de semana, había una reunión de la OMC en Buenos Aires, y los invitados, tuvieron que ver la movilización popular. En Jujuy, la justicia tuvo que sobreseer a Milagro Sala en la absurda acusación de las presuntas llamadas telefónicas amenazantes, otra puesta en escena, y deberá llevarla a su casa por disposición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Cristina estuvo clara en su exposición en el Congreso, y dijo que la jugada Macri-Bonadío “Es una cortina de humo para intimidar y asustar”. Advirtió que hay una campaña que encara la persecución de la oposición” y señaló que la responsabilidad es del presidente Macri. El gobierno no midió que se iba a generar un amplio repudio al manotazo del gobierno, y que un amplio arco político que alcanzó a la izquierda iba a unirse al rechazó. Tanto que en la marcha estuvieron juntos el peronismo, el kirchnerismo, la izquierda del MAS y otros colectivos.

Al mismo tiempo, Felipe Solá, Randazzo, el Chino Navarro (referenciado con la ministra Stanley), Alberto Fernández, y otros dirigentes, repudiaron las medidas judiciales.

Acaba de surgir ahora una información inquietante: Bonadío no estaba en capacidad de hacer las persecuciones que inició  porque ya está jubilado. De ser así, el macrismo le agrega un capítulo de bufa carnavalesca a una decisión que le está costando imponer. Es sabido que a Macri no lo conmueven ni la ley ley, ni la Constitución ni el Estado de Derecho, y eso podría explicar porque se lanzó a tontas y a locas sin medir las consecuencias. Qué es lo que vendrá, con un trasfondo de reivindicación nacional si acaso, como sugieren algunos especialistas, el ARA San Juan, tuvo una suerte diferente y el drama tiene otros componentes como lo sería, una potencia extranjera en acción. No sería el único error del gobierno con la persecución porque además, puso a Cristina y al movimiento nacional en el centro de escena. Y como se sabe, al peronismo no le cuesta asumir ese rol histórico una vez más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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